10 de junio de 2013

SOBRE EROTISMO.

En la década de los 40, Anaïs Nin y Henry Miller sobrevivieron un tiempo escribiendo cuentos eróticos para un hombre que les pagaba por página. Este cliente, que se hacía llamar el coleccionista, permaneció siempre anónimo, llenando de indignada curiosidad a los dos grandes autores que prestaron su talento y su pluma para satisfacer sus caprichos. Este coleccionista de pornografía no apreciaba el estilo y en repetidas ocasiones les exigió que “se saltaran la poesía” y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le interesaba. Anaiis Nin le escribió una carta en la que describe magistralmente la esencia del erotismo:

“Querido coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo el poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. Se convierte en un fastidio. Usted nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasías, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.
No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra.
Si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sensualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo su llamita extinguirse asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama. El sexo debe mezclarse con lágrimas, risa, palabras, promesas, escenas, celos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historias, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino.
¿Sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto usted chilla. ¡Sáltense la poesía! No hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡Qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madures y la inocencia, perversión y arte…!”
Nos hemos sentado durante horas preguntándonos como es usted. Si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. Hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndolo. Sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos puede crear éxtasis.

“Sobre Erotismo” -  Isabel Allende



6 de junio de 2013

PREDESTINADOS.

Te miré y sucedió;
sucedió que volvemos a encontramos otra vez,
como en una nueva primera vez;
y sentí que sentíamos lo mismo.
Las miradas en sus extrañezas nos delatan.
Pareciera como si tu destino y el mío,
hubieran estado dormidos en algún rincón de nuestras mentes
por muchos siglos en un sueño muy profundo,
y que ahora despiertan en el alba de otra época
por la coincidencia de un mirar tan divino, como extraño.
Es como si nos hubiéramos amado inconclusamente en otros tiempos,
y que ahora, en la intercepción de nuestros caminos,
súbitas remembranzas vienen a nuestras miradas
con la aparente intención en que cerremos un ciclo.
Las miradas dentro de un halo de misticismo,
develan y hablan de nuestro destino,
al mismo tiempo que sentencian su veredicto condenatorio en amarnos aquí,
o en otro tiempo más allá de esta existencia.

Rourke Boada

2 de junio de 2013

JESÚS Y EL CAMINO.

"Nadie viene al Padre sino por Mí". Así habló Jesús. Aunque muchos escucharon, pocos entendieron, así que buscaron al Padre a través de creer en un hombre que vivió por un corto tiempo en esta tierra. Pero ningún hombre es "Yo" [Mí], porque el hombre es un objeto, mientras YO SOY siempre es el sujeto. Por tanto, traduciendo la cita anterior en el sentido de, "nadie viene al Padre sino por Jesús", cambia completamente el significado. El Padre es la Divinidad, Dios, Brahman, la Realidad Trascendente final. Ahora bien, esta Realidad es la Consciencia en la que sujeto y objeto ya no están divididos sino que juntos forman un Mar de Consciencia unido. La tendencia general de la humanidad es buscar a Dios como un objeto, es decir, Dios es adorado como un objeto que se representa como algo aparte del adorador. Lo que Jesús quería decir es que el éxito no se puede alcanzar por esta vía. Es sólo a través del "Yo" que el Padre puede ser alcanzado.

Mientras que tanto los factores subjetivos como los objetivos se mezclan en la Conciencia Absoluta, sin embargo la cualidad se realiza en el momento subjetivo. No hay más que un solo "Yo" o sujeto. Una vez más, este es la más inmediato e íntimo de todos los hechos. Por lo tanto, sólo a través del "Yo" se realiza la identidad. Abordado de cualquier otra manera, Dios es siempre algo aparte del buscador y, por lo tanto, se encuentra en la distancia. Venir al Padre es ser uno con el Padre, y esto sólo puede lograrse a través del Sujeto puro o el YO [el Ser o Sí mismo].

Con la interpretación más común de la cita anterior hay un claro enfrentamiento entre la enseñanza de Jesús y el de las otras luces espirituales más importantes del mundo. Pero con la interpretación presentada aquí se da una casi, si no total, completa reconciliación, no solo con las enseñanzas de los otros grandes fundadores de religiones, sino también con los aforismos espontáneos de casi todas las almas espiritualmente iluminadas. Se ajusta perfectamente con el "YO SOY el que SOY" del Antiguo Testamento. Es idéntico en significado a la doctrina central del budismo y el brahmanismo, donde encontramos la formulación más clara y más completa de todas. 

El "Cristo" de San Pablo es un Cristo místico y no una persona distinta. Es un nivel de Consciencia del que Jesús el Cristo era el símbolo para él. Este nivel de Consciencia es idéntico con aquel desde el que Jesús habló. Esta concordancia además se puede observar leyendo las obras de una serie de Hombres Realizados en Dios, como Jacob Boehme, Spinoza, Whitman, Hegel, Rama Tirtha y Inayat Khan. No es necesario elaborar más aquí.

Franklin Merrell Wolff

Fuente: Advaita info

26 de mayo de 2013

ACERCA DEL JUICIO Y DE JUZGAR LOS JUICIOS.

No podemos conocer la experiencia de nadie más. Nunca. Aquello que creemos o sentimos o "sabemos" que el otro está experimentando es nuestra propia suposición, nuestra propia opinión, nada más —nuestro propio sueño acerca de su sueño, un sueño dentro de otro sueño. Un sueño recurrente. Podemos ser testigos de su comportamiento, podemos ver cómo habla y actúa, podemos "leer" su lenguaje corporal, podemos escuchar sus historias, podemos sacar conclusiones inteligentes y tener reacciones viscerales; pero definitivamente debemos tener la humildad de admitir que jamás podremos saber por aquello que está pasando, lo que está sintiendo, y siempre nos terminaremos quedando sólo con nuestra propia experiencia, con nuestra propia intuición y suposición, con nuestro propio sueño acerca de su sueño, con nuestro propio criterio y juicio. No podemos conocer la experiencia de los demás. Nadie tiene autoridad sobre la experiencia de nadie, y cuando nos despertemos de este espejismo, podremos entrar en comunión con los demás tal y como están en ese momento, no como los estamos juzgando o como deseamos que estén. Se trata de "mantenerse al margen de cualquier conclusión" y descansar profundamente en la intimidad de nuestra propia experiencia.

En realidad nunca podemos juzgar a los demás, nunca podemos asegurar realmente que alguien está "iluminado" o no, o hacer el juicio de "qué tan lejos" ha llegado dentro de su propia evolución, o decir "qué tan libre está del sufrimiento", o "qué tan claramente" percibe las cosas, ya que este sería nuestro propio sueño, nuestra propia opinión, nuestros propios "asuntos" inconscientes proyectados. Qué tan rápido sacamos conclusiones acerca de los "demás", y después nos aferramos a esas conclusiones como si fueran La Verdad. A la mente le fascina comparar, juzgar "qué tan despierto" está alguien en comparación a algo llamado "yo", proclamarse iluminado y ver a los demás como menos iluminados. El juicio, o mejor dicho, tomar un juicio como un hecho, es el mecanismo de la no-aceptación, simple y llanamente. La mente es un mecanismo de comparación, y sólo porque nos percibimos a nosotros mismos como "despiertos" espiritualmente, no quiere decir que este mecanismo se haya desactivado. El mecanismo del juicio y la comparación es inmensamente creativo y siempre encontrará maneras discretas para seguir operando.  Ay de aquel que se proclame y juzgue a sí mismo como "espiritualmente completo", y libre de sufrimiento, y libre de un "yo", y después juzgue a los demás como todo lo contrario. ¡Oh, la ironía! 
Y, sin embargo, aquello que somos, observa todo esto, observa el mecanismo de comparación y juicio, pero jamás juzgándolo, esto que somos es incapaz de juzgarlo e incapaz de juzgar el juicio como "malo" (¡qué juicio!), descansando silenciosamente en el fondo, con sus pies en alto en el sofá cósmico, sonriendo en secreto mientras todo el juicio y el no-juicio humano y toda la habladuría acerca de los juicios se despliega, mientras se establecen y se disuelven todas las conclusiones, mientras juzgamos a otros como más o menos que nosotros, como superiores e inferiores, y olvidamos que sólo estamos juzgando humanamente y que no estamos recibiendo privilegios secretos por parte del universo a través de nuestras antenas del despertar. Somos humanos, demasiado humanos, independientemente de lo divinos que seamos. 

Aquello que en verdad somos siempre está en profunda paz, más allá de las conclusiones, y siempre gozando el juego de la humanidad en su propia pantalla de televisión cósmica, incluyendo todos los anuncios publicitarios. Relativamente, podríamos encontrarnos a nosotros mismos juzgando a otros, comparándonos con otros, juzgando que estamos más "despiertos" que los demás, juzgando a nuestro Dios o a nuestras Enseñanzas, o incluso a nosotros mismos, como lo Sólo y lo Único y, relativamente hablando, esto podría ser algo para tomarse en cuenta, para generarnos la curiosidad, para explorar, para hacernos conscientes de, sin importar qué tan "despiertos" creamos estar. ¿Cómo es que nos estamos separando de los "demás", aunque no haya "otros"? Sin embargo, en última instancia, aquello que somos permite todo esto, acoge todo este drama abrumador en la palma de su mano, envuelve todo en su abrazo de perdón, lo ama hasta la muerte, literalmente, así como esta maravillosa paradoja de la existencia, lo que siempre cambia y lo que nunca cambia para nada, toda esa danza del Amado. E incluso el instante cuando ese juicio se disuelve...

Jeff Foster



24 de mayo de 2013

SER, COMPRENDER, AMAR.


Cuando seas consciente de algo, creerás al principio que ese algo existe y que tú eres consciente del objeto en cuestión. Pensarás que existe lo observado y el observador y que la interacción entre ambos da lugar a la observación. Con el tiempo, tendrás que darte cuenta de que sólo existe la Conciencia impersonal sin ningún 'tú' (o 'yo', o cualquier otro pronombre personal). La dualidad del contemplador y lo contemplado se disuelve. La triada original se ha reducido a una sola cosa, la propia contemplación sin contemplador. Lo que llamas 'tú' es realmente la Conciencia transitoriamente personalizada en tu cuerpo, sufriendo el espejismo de su separación del resto de la realidad. Si te haces consciente del espejismo, la ilusión del 'yo' separado se desvanece y sólo queda la vivencia (o experiencia) de la pura Conciencia impersonal. Sólo queda el ser consciente, el ser la Conciencia de lo que es, y esa Conciencia es, en esencia, algo dichoso. Por eso, lo podríamos expresar así:

Si comprendes, te rindes.
Si te rindes, comprendes.
Y rendido, comprendiendo, no puedes dejar de amar.
Eres la conciencia dichosa que ama y comprende.
Cuando lo descubres nada más te atreves a decir.
Has llegado a la frontera que no puede cruzarse.
Has comprendido, más allá de toda duda,
que todo está más que bien, perfecto.
Has dejado atrás el tiempo y sus cachorros:
El miedo, la desesperación y la esperanza.
La experiencia humana que atraviesas
es un insignificante detalle,
de ese todo que ya sabes que eres o mejor, que es.
Porque aquel que creía tener la experiencia
se esfumó para siempre,
en el momento irrepetible de la comprensión.
Ahora ya nadie vive, ni sufre ni goza,
sólo hay vida, gozo y sufrimiento,
que contribuyen a la música inefable de la sinfonía universal.
Entonces, si ya estás ahí lo único que resta es:
Ser comprensión dichosa para siempre jamás.

Vicente Simón

17 de mayo de 2013

LA TOTALIDAD DE LA VIDA.


Solía trabajar como voluntario en un asilo y pasé algún tiempo con personas que se encontraban en la fase final de sus vidas. Muy a menudo, los pacientes me confesaban que sólo hasta ese momento, cuando el telón había estado a punto de caer, habían abierto realmente sus ojos a esta representación teatral. Sólo entonces, habían empezado a apreciar la hermosura de la vida y a darse cuenta de que siempre había sido así. Muchos de ellos hablaban de sus remordimientos. Remordimiento por no haber vivido la vida al máximo. Remordimiento por no haber amado lo suficiente, por haber reprimido sus sentimientos por miedo al rechazo. Lamentaban no haber sido más honestos y abiertos en sus relaciones con los demás. Se arrepentían de haberse esforzado demasiado hasta que enfermaron, persiguiendo un futuro que nunca llegó y que nunca iba a llegar. Si tan sólo hubieran sabido que la vida tenía otros planes reservados para ellos, hubieran podido abrir sus ojos mucho antes.

Algunos de ellos empezaron a explorar realmente la vida cuando sintieron que se les arrebataba el tiempo. Ya no tenían tiempo de vivir de esperanzas y sueños, sólo tenían tiempo para vivir. Algunos adoptaron el arte, otros aprendieron a tocar un instrumento o a cantar o a bailar por primera vez. Una mujer que conocí tuvo el valor para grabar su primer álbum. Toda su vida se había estado escondiendo, cantando en la ducha cuando estaba sola, protegiéndose del ridículo y del rechazo. Pero ahora, en sus últimas semanas de vida, cuando ya no tenía nada que perder, cantaba con todo su corazón, como si nadie pudiera escucharla, como si ya hubiera muerto y no tuviera nada que temer. El ridículo y el rechazo ya no eran más sus enemigos.

Un día estaba jugando ajedrez con una paciente. Apenas nos dirigíamos la palabra mientras jugábamos. Su cabeza estaba rasurada, obviamente se encontraba muy débil después de meses de haber recibido quimioterapia. Estuvo tan presente conmigo por una hora o más, que nos sentimos realmente juntos. Ella simplemente estaba en el aquí y el ahora, maravillada por la vida, tan fascinada con todo, como un bebé recién nacido. "Jaque mate," me dijo con una sonrisa, mientras arrinconaba a mi rey. Ella murió esa noche, pero durante ese juego había estado más viva que nunca, más abierta a la experiencia, más enamorada del momento presente, que mucha gente que aún tenía otros cincuenta años por vivir. El estar presente no tiene nada que ver con el tiempo. ¿Por qué a menudo necesitamos de situaciones extremas para hacernos conscientes de la magia y del misterio de la vida? ¿Por qué esperar hasta nuestros últimos días para descubrir la profunda gratitud por la vida misma? ¿Por qué nos agotamos a nosotros mismos en la búsqueda del amor, la aceptación, la fama, el éxito, o la iluminación espiritual en un futuro? ¿Por qué trabajamos o meditamos al borde de la tumba? ¿Por qué posponemos nuestra vida? ¿Por qué nos ocultamos de ella? ¿Qué es lo que exactamente estamos buscando? ¿Qué es lo que estamos esperando? ¿A qué le tememos? ¿Esa vida que tanto anhelamos, llegará en el futuro? ¿O es que siempre ha estado más cerca de lo que creemos?

Los seres humanos parecen ser los únicos dentro de todos los organismos del planeta que dañan y matan a otros seres humanos no sólo para protegerse físicamente, no sólo para conseguir alimento y territorio, sino que también por defender sus imágenes. Matamos en nombre de cualquier tipo de imagen —ideología, filosofía, sistema de creencias, caminos espirituales, visiones del mundo. Matamos en nuestros intentos de crear nuestra imagen del cielo sobre la tierra, para imponer nuestra imagen del mundo sobre otros seres humanos que no son como nosotros. Matamos en nombre de imágenes de la realidad, imágenes sobre la verdad y la falsedad, imágenes de quienes somos y quienes son los demás en relación con nosotros —imágenes que rara vez, o nunca, corresponden a la realidad. ¿En dónde puede terminar esta violencia?

Hoy en día está de moda hablar del cambio de consciencia humana que se está dando en el planeta —la idea de que los seres humanos están en el proceso de encontrar algún estado más elevado de consciencia. Pero en su lugar, creo que lo que realmente estamos haciendo es desarrollar una nueva y mayor consciencia acerca de la locura humana. Estamos más conscientes que nunca de que nuestras formas antiguas de hacer las cosas ya no funcionan. Nuestras viejas suposiciones acerca de lo que somos, nuestra forma dual de pensar, nuestra mentalidad de nosotros-ellos no nos ha conducido a la paz, ni a la paz en el mundo, ni a la paz en general y tampoco a la paz dentro de nosotros mismos. Todo lo contrario. Las guerras, el genocidio, la opresión y la violencia siguen ocurriendo en este mismo momento en el que el sistema financiero mundial se encuentra al borde del colapso (y algunos dirían que ya ha colapsado), y cuando las más grandes potencias están enfrentando una deuda terrible. El desastre ecológico se cierne en el horizonte. Y los humanos están experimentando niveles record de depresión, ansiedad y estrés.

El mundo siempre ha estado loco, pero hoy en día, somos más conscientes de esa locura. Por primera vez en la historia de la humanidad, la información acerca del estado del mundo está disponible casi en todos los lugares que tienen acceso a una computadora. También es probablemente cierto decir que estamos más desesperados que nunca por encontrar una salida.

Si en cierta medida, cada uno de nosotros no se enfrenta a su propio presente y sana la locura y la violencia y la separación ahí mismo, no tendremos esperanzas de encontrar una manera de salir de la locura colectiva humana. Si podemos encontrar dentro de nuestra propia experiencia, en dónde empieza la violencia, el sufrimiento, la separación de la vida y la separación para con los demás, y si podemos ver con claridad y entender el sufrimiento que creamos para nosotros mismos, entonces también seremos capaces de ver cómo es que generamos sufrimiento a los demás, a nuestros seres queridos, a nuestras ciudades, a nuestros países, a nuestros continentes, a nuestro planeta. La violencia comienza y termina en ti. Reconocer esta verdad nos lleva a una completa responsabilidad, en el verdadero sentido de la palabra.
No estoy ofreciendo una salida de la locura de la mente humana, sino una manera de entrar. No estoy realmente ofreciendo ninguna solución al sufrimiento, sino otra forma de ver el sufrimiento —una forma radicalmente nueva de relacionarnos con ello. No tenemos ninguna esperanza de terminar con el sufrimiento —personal o mundial— hasta que entendamos lo que es realmente el sufrimiento en su nivel más fundamental. Y cuando realmente entendamos el sufrimiento, podremos descubrir que la verdadera libertad no se encuentra escapando de la experiencia presente, sino sumergiéndonos sin miedo en sus profundidades ocultas. Allí, tal vez, descubramos toda la paz, el amor y la aceptación profunda que siempre estuvimos buscando "allá afuera".

Ahora, podría sonar egoísta o narcisista enfocarme en mi propio sufrimiento. "¿Quién soy yo como para sentarme aquí y observar mi propio sufrimiento? ¿No debería olvidarme de mí mismo, salir y ayudar a terminar con el sufrimiento del mundo?" Recuerda, cualquier sufrimiento dentro de ti inevitablemente se proyectará hacia afuera. Tú y el mundo son uno, como podremos descubrir. Cualquier cosa con la que estés en guerra dentro de ti, es muy probable que se convierta en una guerra con el mundo. Si hay violencia y separación viviendo en ti, lo llevarás hacia tus relaciones más cercanas, hacia tu familia, hacia tu trabajo, hacia el mundo en general.

El mundo no es sino tu proyección de él, como los maestros espirituales, santos, sabios y místicos a través de las eras nos han estado recordado.
El maestro espiritual Osho habló de la paradoja de mirar profundamente dentro de nuestra propia experiencia en lugar de tratar de terminar con todos los problemas del mundo: "Sí, podría sonar como egoísmo. Pero ¿acaso la flor de loto es egoísta cuando florece? ¿Es el sol egoísta cuando brilla?" De una manera muy extraña, con el fin de ser totalmente altruista, se debe ser totalmente egoísta, se debe estar completamente obsesionado consigo mismo, pero no en la forma que solemos pensar acerca de la obsesión o del egoísmo. Debes sentirte fascinado, curioso, dispuesto a ver a través de la separación, en todas las formas, en medio de tu experiencia presente. Debes estar abierto a explorar el sufrimiento —cómo y por qué se manifiesta en ti, en dónde se origina. Debes estar dispuesto a echar una mirada a tus peores miedos, a tu dolor, a tu tristeza y a tus más profundos anhelos no realizados. Debes estar dispuesto a verlos de frente y encontrar el lugar en el que incluso los aspectos aparentemente más inaceptables de ti mismo puedan ser profundamente aceptados.

La verdadera libertad reside en enfrentar sin temor la oscuridad y finalmente llegar a reconocer que esa oscuridad es inseparable de la luz. Reside en reconocer que aquello que estabas buscando, siempre estuvo oculto incluso dentro de tu peor miedo. Parafraseando a Thomas Hardy, si existe algún camino hacia algo mejor, éste reside en mirar abiertamente hacia lo peor —y encontrar ahí la profunda aceptación. Cuando entiendes cómo se manifiesta en ti el sufrimiento, inmediatamente entiendes cómo se manifiesta en los demás.

A menudo nos enfocamos tanto en nuestras diferencias individuales que no somos capaces de ver que, básicamente, todos somos iguales. Todos sufrimos, y todos buscamos una salida a ese sufrimiento, como el Buda enseñó, cuando observas y entiendes la mecánica del sufrimiento en ti mismo, ganas una profunda compasión para con el sufrimiento de los demás —en el verdadero sentido de la palabra compasión (de com-passio; literalmente, "Yo sufro con").

Cuando veo el dolor como mío, me pierdo en mi burbuja personal de sufrimiento y me siento desconectado de la vida, alejado y solo en mi propia miseria. Pero más allá de mi historia personal de sufrimiento, descubro que el dolor no es realmente mi dolor. Es el dolor del mundo. Es el dolor de la humanidad. Cuando pierdo a mi padre, el dolor que experimento no es mi dolor, sino el dolor de cada hijo. Siento dolor y lo siento junto con cada hijo que algún día perdió un padre. Cuando mi pareja me deja, me convierto en cualquiera que haya perdido a un ser querido. En los rincones más íntimos de la experiencia presente, descubro que yo soy el universo que tanto estoy tratando de salvar, descubro que soy esa compasión que tanto quiero practicar en el mundo. Descubro que soy los demás, con los que tanto deseo conectarme. En las profundidades de lo personal, en medio de las experiencias personales más íntimas y dolorosas, descubro esa verdad impersonal de la existencia, y ahí, soy libre.

Jeff Foster

15 de mayo de 2013

¿QUÉ ES EL AMOR?


La palabra "amor" se refiere a una experiencia vivida. Es una experiencia paradójica porque a pesar de que todos hemos experimentado su realidad, parece escapar a todo intento de comprenderla, de describirla o de repetirla. El tierno deleite que teníamos en nuestra infancia, cuando mirábamos una hermosa ilustración en color, la dulce emoción cuando pensamos en un ser querido, el impulso que nos mueve a consolar a un extraño en un profundo dolor y ayudarle cuando está en peligro, la repulsión que nos invade cuando se comete crueldad contra la inocencia oprimida. Todas estas circunstancias entre muchas otras apuntan a una experiencia común que no puede ser descrita o definida. Si queremos profundizar en el descubrimiento de esta experiencia central parece que nuestra investigación se evapora debido a la falta de apoyo objetivo. Si no tengo palabras para expresarla y no hay imágenes para describirla, es porque no hay percepciones o sensaciones para experimentarla objetivamente. Sin embargo, sí que tenemos esta experiencia. Esa es la paradoja: está sin lugar a dudas presente. Tiene el mismo carácter innegable y etéreo como la presencia consciente. Conocemos esta experiencia de la misma manera que sabemos que somos conscientes.
Si tratamos de describir la trayectoria hasta el último momento en el que se cruza con lo inexpresable, parece como si el sentimiento del "yo" se disolviera, quizás sólo temporalmente, en una realidad más amplia, infinita, una bendita paz que pone fin a toda agitación emocional o intelectual. No somos ajenos a esta nueva dimensión. No es el descubrimiento de una América espiritual. Es reconocida de inmediato como absoluta intimidad y ternura. Es el centro de nuestro ser y del mundo, al mismo tiempo. Esta presencia es amor.

¿Hay alguna condición especial antes de que esta cualidad de auténtico amor y compasión sea revelada?

La condición es la desaparición temporal o permanente de la idea de un "yo" separado. Esta desaparición no puede ser nunca el resultado de una acción realizada por este "yo". El amor vuela con sus propias alas y no conoce leyes. Es la aparición de la gracia lo que nos arranca de la hipnosis de la separación. La liberación surge de la propia libertad.
Pero no se debe concluir que todo acto y práctica destinada a establecernos como amor sea inútil. Tal decisión nos limitaría a un embotamiento intelectual. El anhelo de amor viene del amor mismo, no desde el ego separado. Por el contrario, tenemos que rendirnos a todo lo que nos lleve al amor. En esta entrega descubrimos la verdadera vida, la paz interior que siempre hemos buscado.

¿Puede el amor existir sin un objeto?

El amor sólo existe sin un objeto. El amor es el amor de lo sin-objeto por lo sin-objeto. Un objeto pone vestidos al amor, y lo viste con velos. Lo que amamos en una persona no es ni el cuerpo físico ni los pensamientos. Es la presencia consciente lo que tenemos en común con él o ella, el ser, lo sin-objeto. El velo puede ejercer un poder temporal de atracción, pero sólo el verdadero yo que permanece en el trasfondo puede darnos lo que buscamos. No amamos a los demás, amamos el amor en los demás. Esto no significa que tenemos que alejarnos de los demás para dirigirnos a Dios, lo sin-objeto, sino que vemos a los demás como una expresión de amor. Las relaciones con nuestra pareja, hijo o hija, un extraño, un extranjero cobran entonces otra dimensión. La vida cotidiana se convierte en un campo de experiencia que es siempre nuevo. Si nos acercamos a los demás como consciencia divina potencial, obligamos a Dios a que se quite la máscara, lo que hace con un milagro; y el milagro es la sonrisa de Dios.

Francis Lucille 

1 de mayo de 2013

EL SECRETO.


¿Cómo le ayudó su maestro?
Yo no he tenido nunca un maestro ni he visto a nadie como un maestro. Yo sabía, cuando aún era un muchacho, que la vida debe ser el maestro. Prefiero la palabra invitación. Esto fue confirmado cuando caminaba por el parque.

Seguramente, usted necesitó comprender algo por los escritos de otras gentes.
¡Oh sí! Mi primera comprensión realmente profunda, que vino de la lectura, fue una interpretación de las palabras de Cristo en el libro El hombre nuevo, de Maurice Nicholl. Explicaba que la palabra "arrepentimiento" no significaba "apesadumbrarse por los pecados y proponerse no pecar nunca de nuevo". La palabra, en la lengua nativa de Cristo, significa "girar 180 grados y ver de una manera nueva". Esto fue para mí una revelación que llegó más profundamente que la comprensión intelectual. A una edad temprana, yo sabía que había un secreto, y sentía que Cristo sabía y vivía este secreto, y que mucho de lo que dijo se refería a él. Después de caminar por el parque, los escritos de otras gentes sobre este tema fueron para mí como una confirmación, y también aprendí de estas gentes cómo comunicar de una manera más clara.

¿Qué más aprendió usted con sus lecturas sobre Cristo?
En aquella época, llegué a comprender también el significado del simbolismo de la cruz cristiana. La vida es aparentemente un viaje horizontal a través de algo que nosotros llamamos tiempo. Parece oscilar entre experiencias negativas y positivas, y mientras creemos que somos individuos separados, tratamos de hacer nuestras vidas tan positivas como sea posible. Sin embargo, como veo ahora, todo el mundo tiene exactamente las experiencias que necesita de una y otra polaridad, independientemente de sus esfuerzos para influenciar ese equilibrio. El aparente viaje horizontal sólo tiene un propósito, que es invitarnos a ver otra posibilidad. Esa otra posibilidad es la realización de la verticalidad. Nosotros somos la línea vertical que intersecta la línea horizontal. Nosotros somos la luz que vive dentro de la experiencia de la vida ordinaria. Y esto es lo que significa el crucifijo.

¿Algo más?
Sí, el perdón de los pecados. Siento que Cristo hablaba directamente a sus discípulos sobre estas cosas, pero lo que decía a las gentes a menudo estaba oculto en parábolas. Cuando decía a las gentes que sus pecados estaban perdonados, estaba diciéndoles realmente que nunca habían tenido un pasado del que pudieran ser tenidos por responsables. Simplemente habían sido personajes vividos por lo infinito, sin haber tenido nunca ninguna elección ni libre albedrío.

¿Siente usted que cualquier tentativa de organizar cualquiera de estos conceptos inmediatamente los devalúa?
El secreto que está disponible, y que usted de todos modos ya es, no puede ser devaluado nunca. La palabra escrita no puede revelar el secreto porque un secreto es un tesoro vivo, vital y atemporal. Pero la mente se protegerá a sí misma aparentando apoyar la comunicación que se está produciendo. La evitación de lo que más se teme, se crea convirtiendo en un método o un sistema lo que está siendo comunicado; método o sistema que puede ser formulado, empaquetado y distribuido a grupos de gentes. Esto ha acontecido a través de la historia y está aconteciendo hoy con maestros que desean controlar a grupos de gentes.
Por ejemplo, algunos maestros dan a las gentes nombres nuevos; y, por supuesto, esto refuerza más el sentido de individualidad ligado a una identidad nueva, pero todavía separada. Se forman grupos, y o bien las gentes viven juntas en ashrams o pertenecen vagamente a una organización. Como resultado de esto, se crea una sensación de singularidad y de exclusión del resto del mundo. Esto atrae mucho a la mente guruísta. Es también una manera muy efectiva de que el secreto permanezca oculto hasta que pueda emerger, cuando sea apropiado.
A mí me parece que usted tiene algo que yo no tengo, y quiero obtenerlo tan rápidamente como sea posible.
Primeramente, usted no puede ir rápidamente a donde usted ya está [risas]. Pero comprenda esto realmente. Viva con ello y trate de ver profundamente lo que se está diciendo realmente.
El problema es que usted piensa que debe acontecer algo. Usted está esperando que acontezca algo. De hecho, acontece continuamente, y usted simplemente no lo ve. Yo no tengo nada que usted no tenga. La diferencia es que yo ya no espero nada. Esto es ello, y eso es el fin de ello. Abandone la búsqueda de que acontezca algo y enamórese, enamórese íntimamente del don de la presencia en "lo que es".
Aquí, justamente aquí, está la sede de todo lo que usted ha anhelado siempre. Es simple, ordinario y magnífico. Vea, usted ya está en casa.

Tony Parsons (Diálogo extraido de 'Lo que Es')

28 de abril de 2013

CARTA DE SIMONE DE BEAUVOIR A JEAN PAUL SARTRE.


Querido pequeño ser:
Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir. Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: "¿De qué se ríe?". Y le contesté: "Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo". Y replicó: "Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía". Remoloneamos aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba. Le he tomado mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata. Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo.

Te beso tiernamente,

Tu Castor.


19 de abril de 2013

RENDICIÓN AGRESIVA


Normalmente pensamos en la rendición en una manera. Por ejemplo: No sé cuántos de nosotros hemos visto la película “La vida de Pi” (Life of Pi) pero en ella, el personaje principal se encuentra en el medio del océano sin comida, sin agua y sin un lugar al cuál dirigirse. Al final, en su desesperación, llama al Creador y le dice: “¡Está bien! ¡Me entrego a ti! ¡Me rindo!”.

Éste es un tipo de rendición, pero no es a la que me refiero. Existe otra forma de rendirse, la rendición agresiva, la cual ocurre cuando puedo decirme a mí mismo: “estoy preparado y dispuesto a hacer lo que sea necesario en mi trabajo espiritual para aprender cómo llegar a la elevación espiritual, para aplicar las herramientas y para no caer de nuevo en mis viejos hábitos de ser una víctima y decir que las cosas ‘ocurren y ya’”. Porque la verdad es que las cosas no “ocurren y ya”. No existe tal cosa como una coincidencia. El tipo de rendición del cual estoy hablando es tener certeza en que si colocamos los puntos en todas nuestras íes y estamos en un viaje espiritual realizando el trabajo, y repentinamente la vida nos arroja una “bola curva”, necesitamos entender que donde estamos es donde necesitamos estar en este momento en el tiempo, ya sea debido a algo que hicimos cuando éramos más jóvenes o en una vida pasada, o porque está situación específica nos ayudará a volvernos mejores de lo que somos. 
Esta no es la rendición que viene de un punto de fracaso, aunque esa es la rendición que la mayoría de las personas realiza. Después de todo ¿Cuándo se acercan más las personas al Creador? Usualmente es cuando pierden algo, cuando algo les ocurre o cuando algo que no entienden sucede en sus vidas.

El Doctor Larry Dossey, un médico con el que quizás estés familiarizado, es uno de los principales expertos del mundo en la investigación de las oraciones. Ha escrito muchos libros haciendo referencia a varios estudios de las oraciones y la ciencia conductual en los últimos 15 años. El estudio sobre el cual escuché recientemente consistió en observar a un grupo de personas que se reunían en un hospital para orar por la salud de pacientes enfermos en ese hospital. En este estudio, los investigadores encontraron evidencia científica de que las personas que recibieron oración se sanaron más rápido que aquellas por las cuales no se oró. 
Los investigadores dijeron: “Está bien, entendemos el concepto. Las oraciones funcionan. Veamos si funciona si tenemos personas orando por pacientes distantes, sin nada más que la concentración y una fotografía de la persona por la cual oran”. Adivina qué hallaron. ¡Funcionó! Casi el mismo resultado se obtuvo ya sea que la persona que oraba estuviese presente o lejos del paciente por el cual oraban. Así que la distancia no importó. 

Luego, el grupo de investigadores se preguntó qué pasaría si en lugar de orar por sanación, cada uno de los participantes oraba a su manera por “lo que deseara Dios que ocurriera”. Siguieron la línea de investigación e increíblemente encontraron que los pacientes se sanaban incluso más rápido. 

La rendición agresiva significa tener certeza a pesar de la oscuridad. Es la certeza de saber que incluso cuando vemos o experimentamos la dificultad, como una enfermedad, la bancarrota, amargura en las relaciones familiares o cualquier problema, podemos tener la energía y la perseverancia de decir: “Acepto y rindo mi ser a un poder más elevado que me sacará de esto a algo mejor”. Incluso si no conocemos todas las razones de la situación, nos rendimos con certeza.

Karen Berg

14 de abril de 2013

UN MEDIO DE CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO.


Hay un mundo de diferencia entre las creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios que surgen de la ignorancia de sí mismo y el discernimiento que surge de la facultad de la discriminación. Lo que pensamos y experimentamos que somos nosotros mismos y lo que pensamos y experimentamos que son los objetos se deriva de la ignorancia de sí mismo. El discernimiento es la discriminación que surge cuando nos damos cuenta de la verdad de quién y qué somos realmente. A la luz de esta verdad la naturaleza de los objetos se hace evidente. El discernimiento no viene de nuestras creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios. Viene de conocer claramente la diferencia entre lo que es cambiante y lo que es inmutable, entre lo que va y viene y lo que siempre está presente – eso en lo que aparecen las idas y venidas de la vida.
Debido a que el discernimiento que recomienda el Vedanta como medio de iluminación se articula con palabras, es fácil concluir que el Vedanta no es más que una disciplina intelectual y es, por tanto, inútil como medio de iluminación. Esta confusión se basa en el hecho de que el lenguaje puede expresar tanto la ignorancia de lo que somos como la verdad de lo que somos. El lenguaje se utiliza generalmente para expresar nuestra experiencia desinformada de los objetos. Pero no va a expresar la realidad de los objetos si quien utiliza las palabras no entiende la insustancialidad y transparencia de los objetos. Sin embargo, alguien que conoce la verdad puede expresar con palabras la realidad de los objetos y la naturaleza de la conciencia en la que tiene lugar la experiencia de los objetos.
Porque el lenguaje sirva principalmente a la ignorancia no es una buena razón para confundir la ignorancia con el lenguaje y descartar a ambos. La verdad puede tomar la forma de las palabras. Es cierto que lo que normalmente pensamos y decimos no son fieles a la naturaleza de nuestra experiencia, pero porque un martillo pueda usarse para matar no significa que no tenga otros usos. El pensamiento y el lenguaje no tiene por qué ser un problema en el camino hacia la iluminación a menos que nazcan de la ignorancia de la naturaleza de la realidad. El pensamiento y el lenguaje que surgen a partir del conocimiento de la realidad se convierten en un medio de iluminación.

El Vedanta es único en que la verdad vive en las palabras como comprensión activa del maestro. Su revelación puede discernirse por cualquier persona que escuche con una mente abierta, una mente desprovista de creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios. Cuando la exposición de la verdad ocurre, la comprensión en el maestro se vuelve al mismo tiempo activa en el estudiante. Cuando esto ocurre, el estudiante descubre que él mismo o ella misma es la verdad. El estudiante no hace otra cosa que exponer su mente a la comprensión viva del maestro. Si el maestro está transfiriendo información, repitiendo la doctrina o exhortando al buscador a que se dedique a la práctica espiritual no tendrá lugar ninguna transformación.
La exposición a la verdad de lo que ya es nos hace libres, no el maestro, la enseñanza o el estudiante; estos son simplemente los medios. Cuando la verdad se hace evidente, al mismo tiempo se vuelve activa en nuestra vida diaria como una forma de pensar, sentir y actuar. Se manifiesta como una forma de ser que no es del mundo, sino muy del interior.
No es que tengamos la vida diaria por un lado y la verdad por el otro. Las nociones de una libertad espiritual separada de la vida diaria son ilusorias y se basan en el auto-engaño. Nuestra vida cotidiana revela claramente si estamos viviendo desde la ignorancia o si estamos viviendo desde el Sí mismo. Vivir desde el Sí mismo es cualitativamente diferente de vivir desde la ignorancia. En primer lugar, no está determinado por el miedo, el odio y el deseo. En un examen honesto de nuestra vida cotidiana, se encontrará que estos tres factores normalmente nos motivan. No son unos motivadores adecuados porque son causados por la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza. Son la fuerza dinámica de la que surge la vida humana cotidiana con toda su estupidez, violencia y espejismos de bondad.
Nuestra mente personal, que consiste en todas nuestras creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios, nunca puede convertirse en un medio de conocimiento de la verdad de lo que realmente somos. Este tipo de pensamiento se basa en la interpretación inadecuada de las experiencias generadas por ignorancia del Sí mismo. Lo mismo vale para los sentidos. Los sentidos sólo nos informan de la aparición de las cosas. Al igual que la mente son medios inadecuados de conocimiento de Sí mismo.
Los sentimientos o emociones pueden ser útiles para informarnos de cómo se sienten los demás y nos empujan a hacer lo que sea necesario para enfrentarnos a situaciones existenciales desagradables. Pero cuando están basados en la ignorancia y lo personal y no están relacionados con hechos objetivos, nos impulsan a actuar de manera destructiva y destruyen la claridad mental que necesitamos para vivir felizmente. No dejan lugar al desapasionamiento, un medio necesario para la indagación de Sí mismo. Pero ya sean útiles o inútiles, nunca pueden ser un medio adecuado de conocimiento de Sí mismo. La creencia de "si no puedo sentirlo, no es verdad" no es cierta porque la conciencia, el Sí mismo, nunca es un objeto de sensación.
Nuestra estructura psicológica puede subsistir sin hacer referencia al conocimiento de Sí mismo. Las acciones procedentes de nuestros pensamientos, sentimientos o sentidos no nos van a llevar al conocimiento de Sí mismo. Todos estos esfuerzos son inútiles. Por lo tanto tenemos que exponernos a un medio de conocimiento que trascienda nuestra psicología y sin embargo nos lleve a la comprensión de nuestra identidad como conciencia.
¿Qué conciencia? La conciencia ordinaria que está justo aquí, justo donde estamos. La conciencia simple que registra todas las actividades aparentes sensoriales, emocionales y mentales. El Vedanta como medio de conocimiento de Sí mismo no nos lleva a un distante conocimiento místico, sino que nos lleva a la comprensión de la realidad de lo que realmente somos. Es peculiar en que lo que realmente somos no es un objeto dentro de la conciencia, sino que somos eso en que todos los objetos aparecen y desaparecen.
Este conocimiento no es el conocimiento de las palabras. Es la comprensión de la transformación que se obtiene en la mente después de escuchar, reflexionar y contemplar los significados que provienen de las palabras de las Escrituras. Estos significados, que vienen vivos y activos a través del maestro y la enseñanza, son los medios para revelar quiénes y qué somos en realidad. El Vedanta no aprueba una comprensión que no transforme nuestra vida cotidiana hasta el punto de alinearse con la verdad. No vamos a convertirnos en un hacedor personal viviendo una vida virtuosa, como resultado de nuestro conocimiento de lo que somos, aunque pueda parecerlo. Es más simple que eso: no podemos dejar de expresar lo que somos. Si estoy enojado, tengo una vida enojada. No tengo que esforzarme para vivir de esta manera; sino que se vive por sí mismo. Del mismo modo, cuando estoy siendo yo mismo en el más amplio sentido de la palabra, no puedo dejar de vivirlo. Ningún esfuerzo está implicado.
En la práctica, esto significa que si estoy confundido, hostil, triste o preocupado y actúo de manera destructiva hacia mí o hacia otros, soy ignorante de que yo soy el Sí mismo. Pero todas estas expresiones desagradables de mi ignorancia son útiles si me motivan a indagar en mi naturaleza mientras surgen. Así que no trato de mejorarme o de cambiarme a mi mismo porque esos esfuerzos se basan en la suposición de que soy la persona que experimento ser y no en quien yo soy. Más bien, hago una pausa y empiezo a reflexionar sobre un significado que proviene de la escritura que es relevante para mi sufrimiento presente. ¡Qué extraordinario que mientras la verdad de ese significado se evidencia y activa en mí, me encuentro elevado más allá del sufrimiento presente! Mi situación externa puede seguir siendo la misma, pero el sufrimiento que engendra se disuelve y me pongo a pensar, sentir y hacer las cosas de una forma no personal, desapasionada. Todos mis pensamientos, sentimientos y acciones se convierten en una función de la comprensión que me abraza. Es extraordinariamente ordinario.
Si este cambio existencial no se produce, recuerda una idea que ha sido dilucidada por la enseñanza. Medita sobre ella en silencio. No es tu tarea entenderla, es tu tarea exponer tu mente a ella y dejar que haga su trabajo. La idea "yo soy la conciencia" es el significado más fundamental de las Escrituras. Si no expones tu mente a ella, reflexionando sobre ella y contemplando la realidad de ella tal como existe en tu vida, ningún cambio existencial sucederá. Cuando examinas su significado con todo el corazón, la realidad a la que apunta se hará tan clara como el cambio existencial que provoca.
Sin el uso del lenguaje estos significados transformadores no estarían disponibles para nosotros. No tendríamos una manera de exponer nuestras mentes a la verdad de lo que realmente somos. Nos quedaríamos con las mentes llenas de la basura acumulada de cultura espiritual.
Cuando nos enfrentamos a problemas existenciales, la tendencia a ser anti-intelectuales y "espirituales" a menudo nos hace creer que podemos simplemente sentir nuestro camino a la realidad. Pero esto es como tratar de ver con nuestros oídos. Si no tenemos ningún medio de conocimiento para llegar a la verdad ya existente que nos hace libres, vivimos en un desierto espiritual. Sirviendo a la ignorancia de uno mismo, el intelecto nunca puede conocer el Sí mismo, pero se convierte en sabio cuando sirve a las enseñanzas de un medio válido de conocimiento de Sí mismo como el Vedanta. Una herramienta usada para un propósito equivocado no es una herramienta defectuosa. Demuestra su verdadero valor cuando se utiliza como estaba previsto ser utilizada. El intelecto está diseñado para la indagación de Sí mismo, no para hacer el trabajo de la ignorancia.

El anti-intelectualismo que suena tan fuerte en el mundo espiritual es comprensible porque muchos maestros espirituales están auto-engañados y pretenden que la ignorancia que comunican es realmente la verdad. Esto hace que los buscadores recurran a los sentimientos o a la intuición o a la creencia ridícula de la pérdida del ego o a la fantasía de que algún tipo de experiencia increíble les hará libres. Esta postura anti-intelectual les aprisiona dentro de los límites de sus sentidos, emociones y pensamientos y hace que no estén disponibles para la acción transformadora de un medio legítimo de conocimiento.

James Swartz

Fuente: Advaita Vision


12 de abril de 2013

UN ROMANCE SECRETO CON LA VIDA.


Lavando los platos.

Estoy en casa. Se están lavando todos los platos. Todo lo que existe en el universo es el tintineo de los platos, el resplandor de las burbujas, y el shhhhhhhhhh del agua que está saliendo del grifo. El lavado de los platos llena todo el espacio disponible.
Este plato hondo en particular está muy sucio. Está lleno de cereal seco del desayuno y llevará años dejarlo limpio.

El teléfono suena. El plato se deja, los guantes se sacan, la cocina es reemplazada por la sala de estar. El fregadero y los platos sucios de la cocina son reemplazados por el sofá, la mesita y el teléfono. "¿Hola?"
Una voz surge de la nada. "¡Hola Jeff!" Es mi amigo que me llama desde Londres. Pero el sonido de su voz surge aquí, en la habitación con el sofá y el teléfono, no "allá afuera" en el mundo. Mi amigo no está en Londres, está aquí conmigo. Él está aquí conmigo en esta intimidad siempre presente.

Me da una buena noticia – ha encontrado un nuevo empleo. Esta noticia es muy buena, en su mundo. Y debido a que en este momento su mundo es mi mundo, esta noticia también es buena para mí. Compartimos juntos nuestra buena fortuna.
Nadie aquí, nadie allá. Y aún así surge la respuesta: "¡Guau, esa es una gran noticia!" y ni siquiera parece que esté yo actuando. Realmente quise decir lo que dije, cuando lo dije. El amor no rechaza nada, el amor no prepara un acto o monta un espectáculo para agradar a los demás, el amor no tiene posturas ni pretende tampoco ganar la aprobación de otros. No, el amor baila, el amor juega, el amor abraza, por el simple placer de hacerlo, y así es como surgen las palabras: "¡Guau, es una gran noticia!"  Sé que le costó mucho trabajo conseguir ese nuevo empleo y sólo hay celebración.
Nos pusimos de acuerdo para tomar un café la próxima semana y yo garabateé los detalles en una hoja de papel.

La conversación terminó. Colgué el teléfono y regresé a la cocina para continuar quitando el cereal endurecido. Las manos se movían, el agua corría, y la pila de platos sucios fue reemplazada por platos, salseras, cuchillos y cucharas limpias cuidadosamente colocados, brillando bajo la luz del sol que se asomaba por la ventana. Sólo había gratitud por el detergente, por los guantes y la luz del sol que iluminaba todo.
Celebración por las buenas noticias de mi amigo, gratitud por los guantes de goma, ¿cuál es la diferencia? Todo brillando, brillantes apariencias en el juego de la vida.
Ahora tengo que orinar. Más rápido que un relámpago, aparece un inodoro. Es increíble. Surge la necesidad de orinar y aparece un inodoro. Se trata de un juego perfectamente sincronizado. Las necesidades siempre son satisfechas, de una u otra manera. Contracción, expansión. Tensión, liberación. El pulso del universo, y todo es tan ordinario en su apariencia. Asombroso.

Mientras seco mis manos me doy cuenta que el baño necesita una limpieza, urgentemente. Bueno, ¡no hay tiempo como el presente! Ahora todo lo que hay es estar absorto lavando el baño. ¿Despertar espiritual? ¿Unidad? ¿Advaita? ¿No-dualidad? No, no, no. Eso no. "¡El baño necesita limpieza! ¡Esta escoria debe salir de aquí! ¡Es un asunto de vida o muerte!"

Termino con el baño, vuelvo a la cocina y me doy cuenta de que toda la vajilla ha sido lavada. ¡Qué maravillosa sorpresa! Me había olvidado de que ya se había hecho. Tomo un poco de agua y regreso a la sala de estar. Veo que hay unas notas garabateadas en un pedazo de papel con los datos de la cita con mi amigo para la próxima semana. Oh sí, ¡otra maravillosa sorpresa! La vida florece por todas partes, simplemente va estallando entre sus costuras: en la cocina, en el baño, en la sala, e incluso en algún lugar llamado "Londres". Está absolutamente por todas partes. No puede ser contenida.

¡Vaya aventura que he tenido en las últimas horas! Y todo lo que hice fue moverme entre mi cocina, mi baño y la sala. Hay tanto que ver y que hacer aquí. ¿Qué rica es esta vida. Y todavía hay más por explorar...

Para el mundo, lavar los platos y el baño no es nada. Sin embargo, cuando se ve con claridad, es todo. Cuando me pregunten "¿qué hiciste hoy?" diré "lavé los platos, limpié el baño y charlé con mi amigo de Londres", cuando en realidad lo que pasó, más allá de la historia (¡y cómo me gusta la historia!) es que los platos se lavaron solos, el baño se limpió por sí mismo y que no había nadie al teléfono desde Londres. Lo que realmente pasó fue aventura – lo que realmente pasó fue intimidad con todas las cosas. La historia nunca ocurrió – la vida fue lo que ocurrió.

La historia es sólo una pálida imitación de la celebración.
He estado teniendo un romance secreto con la vida, como puedes ver, y nadie lo sabrá jamás. He tenido relaciones íntimas con los platos, cucharas, con el detergente, con la tina de baño, con los productos de limpieza, con el sonido de la voz de mi amigo y con la luz del sol que entra por la ventana de mi cocina. He tenido relaciones íntimas con la alfombra, las paredes, con el horno, la nevera, con el inodoro y el teléfono y con la simpática araña que me encontré subiendo por el radiador. Nadie puede despojarme de esa intimidad. Nadie. Ningún poder en el mundo puede amenazarla. Es mi pequeño secreto que para nada es realmente secreto. Es la vida misma, y siempre está justo aquí.

Jeff Foster

31 de marzo de 2013

LA MUJER SOLAR.


En las leyendas y cuentos con frecuencia la mujer tiene un carácter solar que ha perdido en las sociedades contemporáneas. Ostenta una irradiación, un poder que le confieren el derecho de elegir a su héroe. Es la mujer la que elige al hombre y no a la inversa. Emprendedora, impúdica pero mágica, brinda una iniciación sexual y guerrera. Con frecuencia benéfica, joven y deseable, guía a su héroe, lo retiene cerca de ella o lo envía a combatir por grandes causas. Prende en él el fuego que le permitirá vencer a los otros hombres y que le otorga asimismo un aura de seducción atractiva para las mujeres. El héroe deberá utilizar todo su discernimiento y a veces su astucia para saber lo que puede aceptar. Porque las sirenas, princesas, hadas, magas, vírgenes, pese a su apariencia seductora, no serán todas bienintencionadas. Si la mujer es una divinidad solar, sus rayos ambivalentes dan la vida o la muerte.
La mujer solar es bella, incluso cuando esta entrada en años, porque irradia, permanece esencial y su rol solar es irreemplazable  Al hombre se le ofrecen dos posibilidades: o bien busca a la mujer divina, la mujer solar a través de todas las mujeres que encuentra y que sólo son figuras parciales, o bien encuentra el rostro ideal que cristaliza sus pulsiones. Por su parte, o bien la mujer solar tiene múltiples amantes, es la Prostituta Sagrada, la Puta Real, la que prodiga "la amistad de sus muslos" o bien encuentra también al amante ideal, el mejor caballero del mundo. A partir del momento en que la mujer solar elige a su sacerdote-amante, su sacerdote único, él ya no debe faltar a su misión, si no ella se retiraría a la sombra y todo serían tinieblas.
La mujer solar comunica un juego sexual al hombre, cálida y lujuriosa, nutre al hombre-luna, al hombre-rayo. El héroe es el prisma en el que convergen todos los rayos emitidos por la mujer sol. Habiendo captado y concentrado todos esos rayos, los restituye con una violencia acrecentada. El hombre-luna alumbra la tierra durante la noche reenviándole un poco de la luz del sol. Es el obligado intermediario entre sol y luna. Es la esperanza que conserva la humanidad sumida en la noche de sobrevivir y encontrar el paraíso perdido.
El poder de decisión sobre una relación pertenece a la mujer. El tierno pretendiente no se atreverá a hablarle a su gran reina de luz a menos que ella lo aliente. Es la mujer quien hace el primer gesto y quien designa a su sacerdote-amante. También le da fuerza y coraje al caballero, con su amor.

La mujer solar. Paule Salomón. 

29 de marzo de 2013

"SOLO UNA NOCHE"


Esta noche es nuestra, es una de esas que un dios querido nos regaló.
No me interesa tu pasado, tu presente, no quiero tu futuro.
No pienses por favor en mañana por que solo tenemos este hoy, esta noche, mañana nos esperan caminos y sueños opuestos.
Esta noche te fundiré en mis brazos,
te haré sentir como de a dos se logra uno solo.
Porque nuestros seres tan desprolijamente diferentes,
nuestras almas tan defectuosas al unirse, al ensamblarse,
forman esta lujuria hermosa que estamos sintiendo.
¿Mañana? ¿O dentro de un rato?
No sé, no me lo hagas pensar, déjame seguir así de erizado.
Te abrazo, te miro y mis instintos se superan asimismo, mi cuerpo se transforma en una pluma que flamea en el viento.
¡Que piel, ¡Que cuerpo!, tus besos, tus manos, tu respiración, detén el tiempo amor mío, que el amanecer nos marcará nuestra realidad.
Esta noche es nuestra, es una de esas que un dios querido nos regaló.
No me interesa tu pasado, tu presente, no quiero tu futuro.
No pienses por favor en mañana porque solo tenemos este hoy,
esta noche, mañana nos esperan caminos y sueños opuestos.
No hables por favor, déjame que interprete el lenguaje de tus ojos.
Este hoy es para toda la vida, esta noche es para nuestras memorias.
Dejemos que nuestras respiraciones pongan
melodías al silencio de esta, nuestra noche.
Que el amanecer nos encuentre fundidos en un abrazo,
sin nada que conversar o planificar, sin mentiras o promesas por decirnos.
¿Mañana? ¡No sé! ¿Tal vez?,
es que no imagino la abstinencia después de este momento,
no me imagino controlar esta adicción.-
Ya pasaron cuatro horas, en las que te miro como duermes,
mis brazos se han cansado de acariciarte, en tu rostro dormido se ven las huellas de una noche de serenidad y en el mío, desvelado, “los miedos”,
los miedos por no poder dejar de preguntarme si nuevamente te veré.
Partiré, en silencio, sin ponerte en el lugar de contestar mis preguntas,
sin que ni siquiera notes mi ausencia.-
No fue por mí que te pedí que no pienses en mañana, que no hables.
No fue por mí que te pedí que te liberes solo disfrutando ese momento.
Es que mi única intención fue compartir contigo
un instante sin prejuicios ni realidades.
Esa noche fue nuestra, una de esas que un dios querido nos regaló.
No me interesó tu pasado, tu presente, ni quise tu futuro.
No pensaste en el mañana porque solo tuvimos esa noche,
al otro día, como siempre nos esperaron caminos y sueños opuestos.
Gracias por no hablar y permitirme
que interprete el lenguaje de tus ojos, el sonido del deseo.
Esa noche te fundí en mis brazos,
y sé que te hice sentir como de a dos se logra uno solo.
Esa noche te amé, como siempre lo hice
y lo sigo haciendo en cada uno de mis días.-

Texto: Martín Adalberto Iseppi,
Derechos Reservados © Copyright

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