"En la sala de
espera sin nombre ni rostro, libre de los pasos violentos que destrozan el
camino, de la memoria que destruye como un ácido el alma, cráneo vacío de
esperanzas, ilusiones convertidas en humildes piedras y el corazón
latiendo para siempre en el mismo punto. Yo había atravesado la vida como
un balazo durante 43 años hasta que naciste tú, saltamos la barrera del
tiempo, nuestras almas milenarias pudieron encontrarse. Tú sabías que
algún día tendrías que asistir a mi muerte, dejarme disolver en tu
memoria, yo sabía que debería impedir tu suicidio, convencerte que
continuaría invisible junto a ti. El presente se convirtió en joya, a la
que transformamos en esfera danzando con los astros alrededor del ojo de
Dios. Con euforia mezclada de tenebrosa angustia vimos la eternidad en
cada segundo y al infinito acurrucado como un gato junto a nuestros pies,
nuestros corazones aprendieron a latir al mismo ritmo, conversamos sin
cesar con las bocas pegadas una junto a la otra, le dimos a nuestros cuerpos
cadáveres el orgasmo que los vistió de ángeles, los ruidos invasores se
convirtieron en música y la manzana que ambos mordimos adquirió el sabor
del elixir de la vida sin fin. ¿Qué más se puede pedir? Ahí vamos felices hacia
el exterminio como el sol y sus planetas, como las miniadas de universos,
exterminio que es pantano dando origen a la sublime flor de la consciencia cuyo
aroma es el AMOR."
PD: Si dos personas están destinadas a estar juntas, se encontrarán al final del camino, aún tras mil tropiezos.