En
el desarrollo personal y espiritual de todo ser humano existe un proceso al
que se le llama ‘La Noche Oscura del Alma’. Muchas han sido las disciplinas que
han tratado esta ‘fase’ en la que posiblemente cada uno de nosotros nos hemos
encontrado o nos encontraremos, al menos una vez en la vida. Técnicamente la
podríamos definir como ‘una constante cíclica’.
¿Los
motivos? Desde el duelo, guardado y vivido por una pérdida personal, un
ser querido, o un trabajo; pasando por una crisis de valores o existencial,
separaciones, un cambio de vida y dirección, o una rotura de las estructuras
que hasta ese día funcionaban y ahora ya no…
Esas
vivencias dan lugar a una crisis de mayor o menor magnitud, que deriva en un
encontrarse perdido y sin respuesta de la vida, sin mecanismos para generar
nada. Parece que de golpe todo se apagó, nace una sensación de estar solo,
sin guía personal ni trascendente, caen los valores, uno siente que ya nadie
cree en él.
Como
todo en la vida, está puesto ahí por una razón. Y estas crisis, con su magnitud, también tienen su motivo de ser. Lo
importante es conocer que se está en ellas y saber de qué manera uno puede
sostenerse en la tormenta, más allá de pensar en lo que va encontrar cuando
llegue la calma.
En
Psicología Transpersonal definimos ‘El Alma’ como aquél conjunto de
experiencias acumuladas que son personales, intransferibles, y que nos definen
como seres únicos e independientes a nuestro entorno. Diríamos que el alma nos
brinda unas cualidades innatas que sólo nosotros poseemos y son el resultado de
nuestro aprendizaje. Además en ella reside nuestro concepto de la ética, las
normas de funcionamiento de tipo universal (no comprendidas por las leyes humanas),
la empatía, la compasión, la justicia…
¿Entienden
ahora por qué a alguien sin ética -aunque tenga moral-, se le llama un
‘desalmado’? El lenguaje popular es sabio en muchas de sus expresiones.
El
alma nos brinda una conexión a nuestro mundo interior, a nuestra individualidad
como seres. Esa individualidad nos permite conectar hacia adentro con nosotros
mismos, con nuestro propósito en la vida, nuestra dirección, voluntad… quiénes
somos y qué vinimos a hacer reside en el alma de cada hombre y mujer, así es
una cuestión puramente personal pues nadie más puede conocerlo con más
exactitud que uno mismo.
La
fase de ‘noche oscura’ sucede cuando esa conexión ‘aparentemente’ se
pierde. Esta desconexión puede venir por una decisión personal,
consciente, de dar un giro a su vida y con ello entrar en esta fase de oscuridad,
o bien por un suceso que cambia por completo su realidad y le obliga a
redefinirse.
Imaginemos
que por un momento esa estructura sobre la cual usted se sostiene en
su día a día y que está formada por creencias, formas de trabajar, formas de
relacionarse, su propia ética, el lugar de donde usted saca su escala de
valores, su dirección en la vida, su motivo de vivir… desaparece. Y con
ello, toda acción sobre el mundo exterior deja de funcionar como lo hacía. Naturalmente, usted
intenta que vuelva a funcionar… pero no lo hace.
El
proceso de ‘noche oscura’, con esa desconexión, nos está describiendo lo
siguiente: acontece en nosotros un enfrentamiento con nuestra propia sombra.
Lugares de nuestra psique que, por simple evolución, deben ser desechadas por
inservibles.
A
menudo se necesita primero ser consciente, para luego deshacerse de ellas.
Aunque más bien no es un ‘deshacerse’ sino un ‘traer a la luz’. Se iluminan zonas que actuaban sin saberlo y se
sustituyen o remiendan por otras nuevas que serán más útiles para su futuro.
Cuantos
ejemplos tenemos en personajes populares que emergieron en su carrera justo
después de un proceso así… en ese momento, se les pidió afrontar una situación
de su vida y se les cayó toda la estructura en la que estaban sujetados. En el
tránsito hacia la nueva etapa, todo se oscurece. Emerge una sensación de
soledad, de no estar apoyado, ni ser oído, ni ser sustentado. La vida no
ofrece respuestas como antaño. Si usted meditaba, no llega información. Si
usted oraba, nadie le escucha. Lo material no ofrece feedback alguno. Lo
personal, parece desencajado pues sus semejantes no le entienden.
Es
realmente un proceso único y personal, un tránsito por el desierto y nadie
puede imaginar la sed que usted tiene. Le pueden ver como a un loco, como
a un descentrado, ‘nos abandonaste’, ‘lo hiciste mal’, ‘¿qué estás haciendo con
tu vida?’… son frases que usted oirá.
Y
aquí entramos en materia: un proceso de ‘noche oscura’ pide
inevitablemente un ‘Acto de Fe’. Confiar
en que ese proceso es necesario, e debemos irremediablemente rendirse ante sus
circunstancias. ‘Rendición’ en tanto en cuanto uno debe vivir la transición con
sus tiempos y esperar a que el temporal amaine. Entretanto, sobrevivir…
En todos los casos
arquetípicos de ‘noche oscura’ aparece la posibilidad de caer en el otro
lado, la vía fácil, que nos puede solucionar la vida pero alejarnos de
nuestro propósito original y genuino.
Los
Teósofos describieron estos procesos como momentos en que toda conexión con el
mundo espiritual desaparece, y nuestra única guía debe ser nuestra fe en el
proceso. Desaparecen los guías, y
debemos confiar en nuestra propia alma como piloto.
Arquetípicamente, el
personaje de Job en la Biblia personifica un episodio de ‘noche
oscura’. Satanás pacta con Dios para quitarle todo y éste cesa toda
comunicación con él, mientras el primero le infringe multitud de desgracias. Él
nunca deja de confiar en la resolución de sus problemas. También Jesús, en
sus 40 días de travesía por el desierto, personifica esa crisis sin respuesta
ni objetivo aparente ni horizontes, y llena de tentaciones para salir de ella,
que es la ‘noche oscura del alma’.
Literariamente San
Juan De La Cruz escribió su poema ‘Noches Oscuras Del Alma’ contando de
forma poética la experiencia de El Alma purgando sus pasiones y pecados, elevándose
hacia Dios en medio de la noche y recibiendo una Luz que le facilita el camino
hacia la unión de lo que arquetípicamente se llama El Cristo, una energía que
le une al todo.
En El
Señor De Los Anillos (versión cinematográfica), las fuerzas oscuras atacan a
las luminosas en la Batalla De Los Campos De Pelennor. Los oscuros multiplican
por diez las fuerzas de los blancos. No hay alternativa de victoria y en cuanto
todo apunta a que la oscuridad va a adueñarse de la tierra de los hombres, en
un giro inesperado Aragorn, heredero del Reino de los Hombres aparece con un
ejército de espectros ( Los muertos de El sagrario) que abaten a las tropas del mal.
Estos
ejemplos, nos cuentan cómo la persona que vive en esa oscuridad momentánea se
siente abandonado por todos, por la vida y por las circunstancias. Es una
destrucción de su estructura, un viaje hacia una consciencia mayor pasando a
través de un túnel sin luces y sin apariencia de llevar a ningún sitio. La clave está en resistir y permanecer.
No
obstante, puntualicemos el final de cada una de ellas (siempre en contexto
arquetípico, como modelo): Job, después de innumerables desgracias, recibió el
doble de lo que tenía anteriormente. Jesús ascendió a los cielos y se situó a
la derecha del trono de su padre.
Aragorn aprovechó la maldición que su ancestro Isildur lanzó contra los espectros para que lucharan a su lado, y así él los liberó de ella.
Aragorn aprovechó la maldición que su ancestro Isildur lanzó contra los espectros para que lucharan a su lado, y así él los liberó de ella.
Es
decir, del tránsito por la máxima oscuridad se accede a la luz.
Usando lo que en nuestra oscuridad es una traba, accedemos a una mejor fase en nuestra existencia.
Usando lo que en nuestra oscuridad es una traba, accedemos a una mejor fase en nuestra existencia.
En
la naturaleza, me llamó siempre la atención la metamorfosis de la oruga a
mariposa. La oruga precede a la
mariposa. Es un estado previo a ella. En su consciencia de oruga, no es
capaz de imaginar una vida como mariposa y, por ejemplo, como debe ser
abandonar el suelo para desplazarse por el aire o dejar de roer hojas para alimentarse
de néctar. En un momento de su existencia, por trayectoria vital y en
Psicología Transpersonal diríamos que ‘por programa’, se envuelve en una
crisálida y, como un acto de fe, deja
que su propia información interna la transforme. Esa fase es la Noche
Oscura del Alma.
El resultado de esa
crisis, de esa ‘muerte’ temporal, es un renacimiento en unas condiciones
muy diferentes, una nueva consciencia, una nueva vida, un nuevo amanecer.
Si
están transitando por una ‘noche oscura’,
no decaigan. Lloren, sufran, déjense llevar por la tormenta, intenten
gobernar su barco y sobrevivan. ¿Quién
sabe qué paraíso les espera?
Fuente: http://www.elblogalternativo.com/