31 de diciembre de 2012

LA VIDA DE UN JIVANMUKTA.


Los grandes maestros, como los budhas o jivanmuktas, logran que la mente finalmente se mantenga en un estado no-dual que jamás cambia. Al igual que cualquier otra persona común, son capaces de observar el mundo y reaccionar ante él; logran detectar los objetos de manera individual y tener la destreza que cualquier ser humano posee para destacar uno respecto de otro. Sin embargo, cuando perciben los objetos, y debido a la ausencia de ahamkara, yoidad,  los distinguen uno de otro carentes de sentido individual. El fluir no-dual que otorga su rango de percepción nunca ofrece un sesgo de individualidad; sus mentes, sin el más mínimo esfuerzo, “conocen sin quien conozca”, “hacen sin quien haga”. En ese fluir perceptivo viven de manera comparativamente similar a quien ha tomado alguna copa y relaja su psique, permitiéndole un fluir en la comunicación que antes no poseía.
En ese estado continuo de no-dualidad, la “alegría de Ser”, o la “alegría de Saber” fluyen también por doquier. Ver el mundo integrado en una unidad no-diferenciada se parece a observar un collar cuyas cuentas están unidas por un hilo. A la vez se observan el collar y las cuentas, tal como el jivanmukta observa a la vez las partes y el todo. La conciencia, como elemento integrador del conocimiento, fluye por doquier sin centro alguno activo, sin yoidad que se apresure a definir como propio lo conocido. Así, situados en ningun lugar de sí mismos o de las cosas percibidas, viven como agua en agua, espacio en espacio, saber en saber.
¿Dónde está el jivanmukta? Le vemos caminar, comer y realizar actos comunes que cualquier otra persona también hace. Sin embargo, cuando él observa el mundo, la conciencia sabe que Eso está pasando, las cosas ocurren sin que exista por su parte localización alguna en la que se experimente a sí mismo. No está ni dentro ni fuera de la cabeza, su identidad no se sitúa ni delante ni detrás de los ojos, ni a un lado ni al otro del cuerpo; su cognición se impregna de una ausencia total de esfuerzo, por el simple hecho de existir y saber que se existe. Ese modo de percepción prodiga tal excelencia en el cuerpo que no hay tensión mientras conoce. El sistema nervioso se mantiene absolutamente reposado, transfigurado, quieto. Es, en definitiva, la percepción no-dual quien provee el hecho de ser experimentador no-localizado del mundo y propietario de una realidad sin fronteras.

Sesha en Comentarios al Atmabodha. Sloka 50

29 de diciembre de 2012

SRI RAMANA MAHARSHI 2


Discípulo: ¡Maestro!, ¿Cuál es el medio de obtener el estado de felicidad eterna, siempre vacío de miseria?
Maestro: Aparte de la afirmación del Veda de que dondequiera que hay cuerpo hay miseria, ésta es también la experiencia directa de todas las gentes; por consiguiente, uno debe indagar en la verdadera naturaleza de uno, que es siempre sin cuerpo, y debe permanecer como tal. Éste es el medio de obtener ese estado.
2
D: ¿Qué se entiende al decir que uno debe indagar en la verdadera naturaleza de uno y comprenderla?
M: Experiencias tales como «Yo fui; yo vine; yo era; yo hice» vienen naturalmente a todos. ¿No es evidente, por estas experiencias, que la consciencia «yo» es el sujeto de esos diferentes actos? Indagar en la verdadera naturaleza de esa consciencia, y permanecer como uno mismo, es la manera de comprender, a través de la indagación, la verdadera naturaleza de uno.
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D: ¿Cómo ha de indagar uno «¿Quién soy yo?»?
M: Las acciones tales como «ir» y «venir» pertenecen solo al cuerpo. Y así, cuando uno dice «Yo fui, yo vine», eso equivale a decir que el cuerpo es «yo». ¿Pero, puede decirse que el cuerpo es la consciencia «yo», puesto que el cuerpo no era antes de nacer, está hecho de los cinco elementos, es no existente en el estado de sueño profundo, y deviene un cadáver cuando muere? ¿Puede decirse que este cuerpo que es inerte como un tronco de madera brilla como «yo—yo»? Por consiguiente, a la consciencia «yo» que surge primero respecto al cuerpo, se la llama diversamente como auto-orgullo (tarbodham), egoidad (ahankara), nesciencia (avidya), maya, impureza (mala) y alma individual (jiva). ¿Podemos nosotros permanecer sin indagar sobre esto? ¿No es para nuestra redención a través de la indagación por lo que todas las escrituras declaran que la destrucción del «auto-orgullo» es la liberación (mukti)? Por consiguiente, haciendo que el cuerpo-cadáver permanezca como un cadáver, y sin pronunciar siquiera la palabra «yo», uno debe indagar agudamente así: «¿Qué es lo que surge como “yo”?».
Entonces, brillará en el Corazón una suerte de iluminación sin palabras, en la forma «yo—yo». Es decir, brillará por sí misma la consciencia pura, que es ilimitada y una, una vez desaparecidos los pensamientos limitados y múltiples. Si uno permanece quiescente sin abandonar esa (experiencia), serán totalmente destruidos la egoidad, el sentido individual en la forma «yo soy el cuerpo», y finalmente, el pensamiento final, es decir, la forma «yo», también será extinguida como el fuego que quema el alcanfor (sin dejar ningún sedimento).
Los grandes sabios y las escrituras declaran que sólo esto es la liberación.
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D: Cuando uno indaga en la raíz del «auto-orgullo», que es en la forma de «yo», parecen surgir toda suerte de innumerables pensamientos diferentes; y ningún pensamiento «yo» separado.
M: Aparezca o no el caso nominativo, que es el primer caso, las frases en las que aparecen los otros casos tienen como su base el primer caso. Similarmente, todos los pensamientos que aparecen en el corazón tienen como su base la egoidad, que es el primer modo mental «yo», la cognición de la forma «yo soy el cuerpo»; así pues, el surgimiento de la egoidad es la causa y la fuente del surgimiento de todos los demás pensamientos; por consiguiente, si se destruye el auto-orgullo en la forma de la egoidad, que es la raíz del árbol ilusorio del samsara (esclavitud que consiste en la transmigración), todos los demás pensamientos perecerán completamente como un árbol arrancado. Surjan los pensamientos que surjan como obstáculos a la sadhana (disciplina espiritual) de uno, no debe permitirse que la mente vaya en su dirección, sino que debe hacerse que permanezca en el propio sí mismo de uno, que es el Atman; uno debe permanecer como presenciador de todo lo que acontece, adoptando la actitud: «¡Cualesquiera cosas extrañas que acontezcan, qué acontezcan; veamos!» Ésta debe ser la práctica de uno. En otras palabras, uno no debe identificarse con las apariencias; uno no debe abandonar el propio sí mismo de uno. Éste es el medio adecuado para la destrucción de la mente (manonasa), que es de la naturaleza de ver el cuerpo como el sí mismo, y que es la causa de todos los obstáculos ya mencionados. Este método, que destruye fácilmente la egoidad, merece ser llamado devoción (bhakti), meditación (dhyana), concentración (yoga) y conocimiento (jnana). Debido a que Dios permanece de la naturaleza del Sí mismo, brillando como «yo» en el corazón, y debido a que las escrituras declaran que el pensamiento mismo es esclavitud, debido a esto, la mejor disciplina es permanecer quiescente sin olvidar-Le nunca a Él (Dios, el Sí mismo), después de disolver en Él la mente, que es de la forma del pensamiento «yo», sin importar a través de qué medios. Ésta es la enseñanza concluyente de las escrituras.

Siempre juntos. Siempre Positivos                     
Marcelo Dos Santos



16 de diciembre de 2012


Se dieron las risas nerviosas
después de tanta espera.
Entre las notas de un piano
y una conversación que no importa.
Una mirada que beso mi boca como ninguna otra
y el tiempo me regalo tu estrofa.
Aquel imán que unió los sentimientos y el deseo......
Revolotea por mis pensamientos.
Al Chakra de mi corazón le has abierto de beso en beso.
Derretido mi hielo,
no tengo miedo de que te vayas lejos.
Te amare cuando te pienso, y
vendrás a amarme en los recuerdos.

Adriana Veliz

2 de diciembre de 2012

FIN DEL MUNDO.


Pregunta: Tengo una hermana que cree que el fin del mundo está por llegar producto de un holocausto nuclear. Muchas otras personas piensan lo mismo. Tiene el Swami (amo de sí mismo) alguna opinión sobre esto?

Annamalai Swami: No creo que el mundo vaya a ser destruido en un futuro cercano. Pero aún si eso ocurriese no es algo en lo que deberías pensar o preocuparte. Mantén tu atención en el presente, mantente en la consciencia del Ser. Si te estableces en la consciencia del Ser no vas a necesitar preocuparte por el futuro del mundo. Si te realizas en el Ser, nada podrá tocarte. Puedes destruir el cuerpo de un Jnani (el que alcanzó el conocimiento, sabio, iluminado), puedes destruir el mundo donde él vive, pero nunca podrás toca o cambiar su auto-realización, su consciencia del Ser.
La desaparición del universo entero no afectará al Jnani porque el Jnana (el conocimiento del Sí mismo) es indestructible. La consciencia, que es el sustrato del universo, no puede ser alterada de modo alguno. Cuando el mundo aparece en la consciencia, la consciencia no sufre ni se somete a cambio alguno. Es así entonces, que incluso cuando desaparezca este universo, la consciencia permanecerá intacta, sin que nada le afecte.
Todo lo que aparece algún día desaparece. No existe la permanencia en el mundo de las formas. Pero esa consciencia inalterable en la que las formas aparecen nunca podrá disminuirse, destruirse o alterarse de modo alguno. Si aprendes a realizar, a convertirte en esa consciencia llegarás a entender que nada puede tocarte, nada puede destruirte.
La ignorancia nos causa esa preocupación acerca de una posible destrucción del cuerpo físico (muerte). Si atas y haces dependiente tu estado de bienestar al estado de bienestar del cuerpo físico, estarás siempre preocupándote y sufriendo por todo. Cuando sabes, por experiencia directa, de que tu eres el Ser, te darás cuenta que no existen esas cosas llamadas nacimiento o muerte. Te darás cuenta de que eres inmortal. La auto-realización del Sí mismo, del Ser, a veces es llamada “el estado inmortal” porque nunca termina, porque no puede alterarse o destruirse. Si mantienes la atención en tu Ser puedes obtener esta inmortalidad. Si logras obtenerla, en ese último estado del Ser encontrarás además que no existe el nacimiento, ni la muerte, ni existen los deseos, lo miedos ni las preocupaciones, no existe la mente y en última instancia tampoco existe el mundo.

Extracto de una sesión de Preguntas y Respuestas con Annamalai Swami, discípulo de Sri Ramana Maharshi. Del Libro “Living by the Words of Bhagavan”, página 294.

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