24 de julio de 2020

LA SANACIÓN ESTÁ MUY ROMANTIZADA


(Sanar es para valientes)
Pareciera que deberían salir halos de luz y chispas y gotas de amor y maravillosos seres de luz que vienen a nuestro rescate, mientras nos elevamos a "otras frecuencias". Hay toda una historieta de luz y amor
que es pura ilusión que la mente se inventa para huir de la propia miseria, la mierda humana acumulada durante siglos, que deviene del trauma escondido bajo la alfombra. Lamentablemente esto no es así. Sanar es agotador, aplastante, no tiene nada de glamoroso, no se escuchan cánticos ni mantras de fondo, ni hay luces de colores que se desplieguen por el espacio en un espectáculo carnavalesco. Sanar es abrir las puertas de par en par a lo que tenemos tapado, a lo que no queremos ver, y ver como todas las resistencias juntas se aglomeran ante la situación incómoda que está ahí para reconocer asumir y procesar. Presenciamos como se manifiestan las actitudes de negación, el "está todo bien",
el "todo es perfecto", el "todos somos uno", que, como slogans se vuelven auto-boicots y sabotajes del genuino proceso. La sanación es ardua, profunda, caótica y fluctuante, no tiene un camino recto ni hay recompensas particulares inmediatas -si es que las hubiere- ya que el propósito no es particular.
Animarse es un gran acto de valentía, es un acto privado, íntimo y muy hondo. No lo llamemos de otro modo, sanar es sanar, es ver la herida para ver los recursos a usar para atravesará y trascenderla.
Estemos presentes en el proceso, para nosotros mismos, armando red, dejándonos sostener y comprendiendo lo misterioso
que puede ser, sin controlar ni esperar nada más de lo que sucederá.
Todo de alguna manera es perfecto como es, aunque muchas veces no se parece a nuestra idea egótica de " lo perfecto".
Fuente: @elamorconciente

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