"Ojo
con ellas…andan por ahí, con su atrevido miedo, lindas, leídas, viajadas,
sensibles. Ojo con ellas. Vienen
de cerrar una puerta con decisión, pero sin olvido. Amaron, construyeron,
parieron, cumplieron.
Amaron
a su hombre, dieron alas a sus crías y ahora, desentumecieron las suyas: ¡ahí
estaban! intactas, brillantes, soberbias, majestuosas, listas para el vuelo: no
ya las de un hornero, sí las de una gaviota, soberana y curiosa. Saben de la
vida y de tu hambre porque con su cuerpo han sabido saciarlas. Expertas en
estupidez y sus matices: se reconocieron inmersas en ella hasta el estupor y
soportaron mucho hasta el dolor; sabrán distinguirlas, no lo dudes. Versadas en
economía, la aplican en el gesto, en el andar y en su exacta sensualidad. Ojo
con sus caderas sabias: ya se estiraron y contrajeron, se estremecieron y
agitaron.
Saben
del Amor, en todos sus colores, desde el rojo resplandor al mustio gris. Sus
piernas fuertes arrastran raíces todavía. Prontas a sentir, van con una vieja
canción en los labios, profunda intensidad en la mirada y delicada seguridad en
la sonrisa. Pero, si esta advertencia es tardía, y descubres que ya no puedes
dejar de pensar en ellas, entonces, ten cuidado de ahora en más, no te
equivoques, no lo arruines: no les envíes un mensaje de texto, mejor invítalas un café con tiempo; no recurras al email, preferirán sin duda un poema en servilleta.
No les hagas promesas, no les vendas imágenes, mejor exhibe tu autenticidad más
despojada. No caigas, por rellenar, en aturdido ruido vacuo, deja que respire
un silencio en común. Vienen de quemar las naves y cambiar comodidad indolente
por riesgo vital. Avanzan por un camino incierto, pero elegido. En sus
carteras, fotos, un perfume y algunas lágrimas. En sus miradas, una
decisión...Ojo con ellas… tal vez, si tienes suerte, haya una en tu
camino"
Jorge Eduardo Cinto