Esta palabra es generalmente una constante en la vida de todos nosotros. Esa crítica posterior a la acción o incluso el temor de hacerlo antes de haber intentado hacer cualquier cosa.
La consecuencia temida es la reprobación interna o externa acompañada de tener que hacer algo otra vez y llevar la carga de ¡lo haré bien ahora!
Desde todos los planos está acechando el error y con el, otra vez, nuestra percepción también errada y subjetiva de aquello que está bien o mal.
Igualmente si nos damos cuenta de algún “error” y que consideremos muy grave o recurrente y que al tiempo esté señalado por otras personas de distintos grupos de conocidos, aprendamos.
Aprender de los errores es ya una frase conocida lo particularmente interesante es que ahora aquellos que están alrededor son parte integrada a una decisión personal de crecimiento.
Suma la mayor cantidad de opiniones respecto a ese gran error, luego las coincidencias y desde allí plantéate honestamente que se está manifestando en esa manera de proceder, pensar, sentir, hablar, etc.
Mientras te ocupes del gran “error” también percibirás que cuando la prevención no está puesta en todas las cosas que haces, tu proceder será más natural en otros aspectos ya que la mente estará entretenida resolviendo el “gran error”.
El error de equivocarse es darle tanta importancia a algo en lo que incurrimos el 99% de los seres humanos en muchas áreas. Todo aprendizaje viene acompañado de distintas fases, todas útiles en el proceso.
El error es presumir de alguna perfección que ya no esté hecha por si misma y que cada uno aporta lo que sabe sin ninguna pretensión adicional.
Por lo tanto es posible equivocarse siempre que sentenciamos algo como un error ya que este luego del aprendizaje dejará de serlo.
Decir, siempre me equivoco, es quedarse y anclarse en el equívoco, es abrir la puerta a todo tipo de bloqueos.
Tarea: Obsérvate en la acción, ten presente la ausencia de un resultado esperado, obvio, o alcanzado por otras personas, ya que los procesos serán siempre diferentes. Busca la honestidad y entrega al proceso. Disuélvete en la acción sin cargas adicionales, solo hazlo y aprende.
Los orientales hablan de la acción en la inacción.
Como cuando te quedas quieta/o, nada realmente estará inactivo y ni se te ocurre que te equivocas cuando respiras, parpadeas, tragas, mueves la lengua o incluso sigues pensando. Ya que todo allí se hace sin juzgarte y sin estar juzgando a nadie.
A lo sumo, lo más relevante, siempre es la intensión, aquello que siempre permanece invisible y muchas veces inconciente.
La práctica, con el estudio, la aceptación y la auto observación nos entregaran la acción correcta.
Marcelo dos Santos.