Ella
es silenciosa pero aprendió a viajar con su sonrisa. No teme a la mirada ajena
como antes, porque vivió en la piel de todos cada vez un poco más y sabe bien
lo que se siente dentro de cada cual. Ya no carga a su niña eterna espantada
en sus entrañas, no duda de si misma como solía, faltaba la pizca de locura y
ya la tiene en su pecho desde enero con diploma y título de loca. Navegó
sus aguas más profundas y resultó ser fondo del Océano y lo sabe nadar. La
magia oscura no la aterra, la de las palabras que se dicen sin medir y sin
pensar, no necesita fingir ya no más que no le duele que no la sientan parte. No baja la mirada salvo que no le
interese mirar. No hay más desolación salvo cuando su corazón busca y no
está quien lo hace incendiar.
Alejandra
Baldrich
Fuente:
Facebook - Mujer Árbol