Un caminante, buscador o (Sadhaka) es una persona con aguda percepción, con sentido de discriminación y discernimiento, que indaga agudamente y separa el grano de la paja, separa la sustancia de las superfluas apariencias externas. Él siempre hace esto.
El clásico contenido de este “viveka” es usualmente considerado como discriminación entre lo permanente y lo pasajero, lo eterno y lo no-eterno, el Ser y el no-ser, la Realidad y las apariencias.
Un sadhaka debe discriminar entre un factor favorable para su práctica (sadhana) y lo que constituye algo que no es favorable. Si una cosa es favorable, debe ser aceptada y debe tener su lugar en su práctica. Si es desfavorable, debe ser rechazado, no se le debe dar un lugar.
Pero esto no es todo. Una cosa puede ser amoral, no es ni favorable ni desfavorable. ¿Pero es necesaria? ¿Debemos atiborrar nuestra vida con cosas innecesarias y evitables?
Un sadhaka debe discriminar entre un factor favorable para su práctica (sadhana) y lo que constituye algo que no es favorable. Si una cosa es favorable, debe ser aceptada y debe tener su lugar en su práctica. Si es desfavorable, debe ser rechazado, no se le debe dar un lugar.
Pero esto no es todo. Una cosa puede ser amoral, no es ni favorable ni desfavorable. ¿Pero es necesaria? ¿Debemos atiborrar nuestra vida con cosas innecesarias y evitables?
La persona seria, el buscador genuino, no permitirá algo que es indirectamente adverso a su sadhana. Él preguntará siempre: "¿Es esto necesario?"
¿Maximizar cada segundo de nuestro tiempo? Porque esa es la única cosa que tenemos. Las diversiones y distracciones pueden ser muy placenteras. ¿Pero hemos venido aquí para pasarlo bien? ¿O… hemos venido aquí para acumular riquezas que se encuentran más allá de toda comparación?
Cualquier distracción del camino principal es un retraso para llegar a la Meta. Demasiado gasto de energía, demasiado tiempo consumido. Y si estas diversiones llegan a hacerse un vicioso hábito, un continuo fracaso, una continua locura, entonces jamás alcanzaremos la Meta.
Cualquier distracción del camino principal es un retraso para llegar a la Meta. Demasiado gasto de energía, demasiado tiempo consumido. Y si estas diversiones llegan a hacerse un vicioso hábito, un continuo fracaso, una continua locura, entonces jamás alcanzaremos la Meta.
Con un fracaso habitual, deberemos pagar el precio de morir en estado de atadura, en estado de imperfección, sin haber logrado el propósito de la vida. ¿Es esto lo que queremos?
"Lo que siembres, cosecharás." Si nuestra mente se desvía y se aleja en diez direcciones en canales varios, en cuestiones tontas, ¿donde está el tiempo para sembrar, con seriedad, las semillas valiosas del pensamiento y el sentimiento correcto?
Aquel que haya venido aquí para conocer y experimentar la propia naturaleza perfecta, divina, esencial, que camine activamente sobre el sendero espiritual. Vigilante, alerta no debe permitir que la mente lo engañe y mal guíe, apartándolo de la tarea principal.
Los caminos secundarios son cientos. El camino principal es uno solo y va directo a la Meta, sin desvíos ni a un lado ni a otro. Eso es sabiduría. Ese es el signo de un verdadero buscador. En esto está nuestra ganancia más elevada, nuestro supremo bienestar, nuestro mayor bien.
Marcelo dos Santos