24 de marzo de 2012

LA RADIÓNICA EN LA PRÁCTICA.

La radiónica es una terapia puramente acuariana, no invasiva, capaz de lograr resultados espectaculares tanto en los seres humanos como en los animales y las plantas.
En sus orígenes, el diagnóstico se realizaba en el paciente que debía estar presente físicamente, pero ya el mismo Abrams había descubierto que su presencia no era necesaria y que bastaba una gota de su sangre para el efecto.
Esta es una de las grandes y exclusivas ventajas de la radiónica : la posibilidad de un análisis y una terapia a distancia. Esto la hace única y valiosa en muchos casos. Por ejemplo, en el caso de un accidente, puede intervenir incluso cuando nadie ha podido hacerlo, o en situaciones donde nadie puede ayudar físicamente. Piense en los exploradores, solos en los confines de la tierra, o en medio del mar, en los astronautas encerrados en las naves espaciales, inmersos en el espacio, a miles de kilómetros de distancia de cualquier tipo de ayuda.
Con la radiónica es posible intervenir, y no sólo sobre problemas físicos, sino también en los psicológicos.
Piense en una competición, o un examen, en la posibilidad de dar energía, calma, concentración, y cuando sea necesario para afrontar la prueba en perfecta forma.
Piense en los niños, que todavía no saben expresarse y decir lo que les molesta, en los animales o en las plantas, o en las personas que se encuentran inmersas en el profundo sueño del coma. ¿Cómo podemos saber cómo están?. La radiónica, de manera completamente no invasiva, puede dar respuesta y ayudarlos, sin obligarlos a moverse, aunque se encuentren al otro lado del mundo.
Sin llegar a casos extremos, conviene para todos poder curarse permaneciendo en la propia casa, trabajando o viajando. En pocas palabras, sin cambiar los hábitos de vida o nuestras rutinas.
Sin embargo, esta posibilidad a veces se ve de manera negativa, y se asocia la radiónica con la magia y la brujería. Es verdad que la acción a distancia es típica de la magia, pero en la radiónica no hay invocaciones ni peticiones de ayuda o evocaciones, de entes más o menos espirituales, o de elementales fuerzas de la naturaleza, como ocurre generalmente en los rituales mágicos. Sería más correcto ver al operador radiónico no como un mago, sino como un sanador del futuro, que utiliza conocimientos particulares para ayudar a sus semejantes, como lo hace actualmente el médico cuando nos prescribe medicamentos. Más difícil es entender, con nuestros medios actuales, cómo ocurre esto, pero para el operador radiónico, que a diario realiza análisis y tratamientos, es una realidad corriente, como para sus pacientes.
Simplemente para evitar que la radiónica se mezcle con otros campos que no le pertenecen, y para salvaguardar a los pacientes de las acciones de personas inexpertas o amorales, la Escuela de Radiónica de la Sociedad Italiana de Radiónica se preocupa por seleccionar y formar operadores profesionalmente competentes y éticos. Por ejemplo, no es necesario que el paciente sepa cuando el terapeuta está tratándolo para que la radiónica funcione, como prueban los tratamientos en animales, en niños pequeños o en plantas. No obstante, en la ética profesional de los operadores radiónicos se prohíbe tratar o analizar radiónicamente a una persona sin su consentimiento explícito.


Alessandra Previdi
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