Hace
más de cien años, el pintor Paul Cézanne dijo:
"Vendrá un tiempo cuando
una zanahoria, recién observada,
provocará una revolución".
¿Ha
tenido lugar ya esta revolución? ¿Está ocurriendo lentamente o está a punto de
ocurrir? ¿Y cuál es la revolución a la que se refería Cézanne? ¿Cómo puede algo
tan insignificante, intrascendente y ordinario como observar una zanahoria
provocar una revolución?
Cézanne
quería decir que si pudiéramos ver incluso un objeto tan sencillo y cotidiano
como una zanahoria, como realmente es, nuestra experiencia sería revolucionada.
Pero, ¿qué significa ver un objeto como realmente es? La clave está en la frase
"recién observada", lo que significa ver con claridad, sin los
obstáculos de los conceptos que el pensamiento superpone en nuestra
experiencia. En realidad, la mayoría de nosotros somos completamente
inconscientes de que nuestra experiencia es filtrada a través de una fina malla
de pensamiento conceptual que hace que parezca muy diferente de cómo es en
realidad.
Como
el sabio chino Huang Po dijo, hace unos 1.200 años, "La gente descuida la
realidad del mundo ilusorio". ¿El mundo ilusorio? ¡Esto es incluso más radical
que Cezanne! Una cosa es recién mirar una zanahoria, una azada, una casa o el
mundo, pero otra muy distinta es considerarla una ilusión. ¿Qué quiso decir?
A
menudo escuchamos en la enseñanza no-dual frases como: "El mundo es una
ilusión". Pero estas frases pueden crear una rebelión en nosotros, porque
sabemos que nuestra experiencia es muy real. Entonces, ¿cómo conciliar estas
dos posiciones — una, "el mundo ilusorio" y dos, la innegable
realidad de nuestra experiencia?
Todo
lo que aparece debe aparecer en o sobre algo. Por ejemplo,
aparece una imagen en una pantalla; una silla aparece en el espacio de una
habitación, las palabras de una novela aparecen en una página; aparece una nube
en el cielo.
¿Qué
pasa con la mente, el cuerpo y el mundo? Nuestra única experiencia de ellos es
lo que actualmente aparece para nosotros como pensamientos, imágenes,
sentimientos, sensaciones, visiones, sonidos, texturas, sabores y olores. En
otras palabras, todo lo que conocemos de una mente, un cuerpo o un mundo son apariencias,
y todas estas están apareciendo y desapareciendo continuamente. Es posible que
tengamos un concepto de una mente, cuerpo o mundo existiendo
continuamente, pero nunca realmente experimentamos tal objeto.
Como
Cezanne también dijo: "Todo se desvanece, se desmorona". Todo lo que
conocemos del mundo son percepciones que aparecen y desaparecen continuamente.
Sin embargo, todo lo que aparece y desaparece debe hacerlo en o sobre algo.
¿Qué es ese algo?
Comencemos
con los pensamientos: dondequiera que nuestros pensamientos aparecen lo hacen
obviamente en lo que nos referimos como nuestro "ser". ¡Nuestros
pensamientos no aparecen fuera de nuestro ser! Sin embargo, no podemos ver o
encontrar ese "algo" en el que los pensamientos aparecen porque no
tiene cualidades observables. Como tal, es abierto, vacío, transparente. Pero
eso no significa que no sea conocido. No puede ser conocido como un objeto y,
sin embargo, no es desconocido.
Si
estamos leyendo estas palabras estamos, por definición, viendo la pantalla en
la que se escriben, aunque no seamos conscientes de que la estamos
viendo. Si estamos leyendo una novela estamos, del mismo modo, viendo el papel.
Si estamos viendo una película estamos, nos demos cuenta o no, viendo o
experimentando la pantalla. Si estamos viendo las nubes, estamos experimentando
el cielo. No es posible ver las palabras, la novela, la película o las nubes
sin que, al mismo tiempo, experimentemos eso en o sobre lo que aparecen.
Por
lo tanto, si estamos experimentando pensamientos estamos necesariamente
experimentando eso en lo que aparecen. Del mismo modo, si estamos
experimentando una sensación o una percepción —y la única experiencia que
tenemos de un cuerpo o del mundo son sensaciones y percepciones— entonces
estamos también conociendo o experimentando eso en o sobre lo que éstas
aparecen.
¿En
qué aparecen nuestras percepciones del mundo? ¿En qué aparecen las sensaciones
corporales? Las percepciones del mundo no aparecen en el mundo; las
sensaciones del cuerpo no aparecen en un cuerpo. Las percepciones y
sensaciones aparecen exactamente en el mismo "lugar" que los
pensamientos, es decir, aparecen en la apertura, en el vacío de nuestro ser.
Sin embargo, no sólo aparecen en nuestro ser; sino que son conocidas
simultáneamente por nuestro ser, porque nuestro ser no está sólo presente,
sino que también es consciente; no sólo es, sino que también conoce.
De ahí que a veces se le llame Conciencia —la presencia de lo que es
consciente— o la luz del Conocimiento puro.
Ahora,
después de haber descubierto que todo lo que conocemos de la mente, del cuerpo
o del mundo son pensamientos, sensaciones y percepciones, y habiendo visto que
todos estos surgen dentro de nuestro ser, podemos preguntar de dónde vienen y
de qué están hechos. ¿Cuál es su sustancia, su realidad?
Si
dejamos una jarra de agua afuera en una noche helada, se empezará a formar
hielo en ella. El hielo opaco está hecho solamente de agua transparente. Sin
embargo, el hielo parece ser algo separado ydistinto del agua.
Parece tener su propia existencia o realidad independiente.
Asimismo,
el hielo tiene una forma y sin embargo está hecho de algo que no tiene forma.
El hielo da forma a algo que es en sí mismo esencialmente sin forma. ¿Cómo es
posible que algo que no tiene forma propia aparezca como forma, sin que nada se
le añada o se le quite? La no-forma del agua tiene la capacidad dentro de sí
misma de asumir todas las formas posibles. De hecho, es precisamente porque el
agua no tiene forma propia, que es posible que aparezca como esta multiplicidad
y diversidad de formas.
Nuestra
experiencia es muy parecida a esto. La multiplicidad y la diversidad de la
experiencia —pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones— aparecen
en y están hechos de nuestro ser. Este "ser", Conciencia pura, en la
que aparece toda experiencia, con la que se conoce y de la que está hecha, es
en sí misma vacía, transparente; no puede ser nombrada y no tiene forma, y sin
embargo, es la sustancia o realidad de todos los nombres y formas.
Toda
experiencia surge dentro de nuestro ser, este vacío transparente. Y el único
"material" presente en nuestro ser, del que toda experiencia puede
ser hecha, es nuestro propio ser. Es nuestra experiencia directa, íntima, que
todo lo que conocemos de una mente, un cuerpo o el mundo está hecho y es
idéntico a la transparencia de nuestro propio Ser, la luz del Conocimiento
puro.
¿Y
qué es lo que está presente en nuestro propio ser, antes de la experiencia de
un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción? ¡Sólo la Conciencia pura
en sí! Toda experiencia —es decir, todos los pensamientos, sentimientos,
sensaciones y percepciones— es una modulación de la presencia de nuestro propio
Ser, la luz del Conocimiento puro. Toda la multiplicidad y diversidad de
nombres y formas están hechos de una transparente, vacía e indivisible
sustancia.
Al
igual que la pantalla en la que aparecen las imágenes suele pasar inadvertida
debido a nuestro enfoque exclusivo en las imágenes en sí, así también esta
Presencia vacía, abierta y transparente de nuestro propio Ser suele pasar
inadvertida debido a nuestro enfoque exclusivo en los objetos de la mente, el
cuerpo y el mundo — es decir, en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y
percepciones.
Sin
embargo, al igual que no es posible ver una imagen sin ver la pantalla, así
también aunque esta Presencia suele pasar inadvertida, nunca es realmente
desconocida. Del mismo modo que todo lo que realmente vemos cuando estamos
viendo una imagen es la pantalla, así también todo lo que realmente
experimentamos es la transparente, abierta y vacía presencia de nuestro propio
Ser, la luz del Conocimiento puro. Siempre todo lo que Ella conoce o
experimenta es Ella misma.
Amor
es el nombre común que damos a la experiencia cuando el "otro" ya no
se experimenta como "otro"; cuando la relación sujeto/objeto
desaparece. Es ver la apariencia de una imagen, pero sabiendo que
sólo es la pantalla. Es atribuir la realidad de la imagen a la
pantalla. Es conocer todo y a todos como nuestro propio ser.
Es
esta Presencia transparente, vacía, la que, refractada a través de la mente,
aparece como una multiplicidad y diversidad de nombres y formas. Sin embargo,
la mente es en sí misma una modulación de esa misma Presencia. En otras
palabras, es la Conciencia pura en sí que, vibrando dentro de sí misma, toma la
forma de la mente y, desde el punto de vista ilusorio de uno de los seres
contenidos en esa mente, parece ver una multiplicidad y diversidad de
objetos y seres separados, cada uno con su propia realidad y existencia
independiente. En otras palabras, el ser o yo separado es sólo un yo separado
desde el punto de vista ilusorio de un yo separado.
Desde
el verdadero y único punto de vista real de la Conciencia pura sólo hay su
infinito ser, refractado en una aparente multiplicidad y diversidad de formas
finitas, pero sin dejar nunca de ser él mismo. Esto es lo que William Blake
quiso decir cuando dijo: "Si se limpiaran las puertas de la percepción,
todo aparecería ante el hombre tal como es, infinito". Esto es lo que los
sufíes quieren decir cuando dicen: "Dondequiera que el ojo mire, está el
rostro de Dios". Esto es lo que Huang Po quiso decir cuando dijo: "La
gente se olvida de la realidad del mundo ilusorio". Esto es lo que Jesús
quiso decir cuando dijo, "El reino del Padre se extiende sobre
la tierra, y los hombres no lo ven". Esto es lo que quería decir
Parménides, haciéndose eco de las palabras del Bhagavad Gita, cuando dijo:
"Lo que es, nunca deja de ser; lo
que no es, nunca llega a existir". Esto es lo que quería decir cuando
Cézanne dijo que el arte debe "darnos una idea de la eternidad de la
naturaleza".
Todos
los grandes sabios y artistas de todos los tiempos y de todos los lugares han
dicho o expresado esto de una manera u otra. Esta es la verdadera revolución.
En la raíz de todo deseo de cambio está este último deseo: conocer sólo la
realidad de toda experiencia; conocer sólo el amor.
A
menos que y hasta que los problemas que enfrenta la humanidad se remonten hasta
su última fuente —la ignorancia de esta realidad— pueden ser temporalmente
aliviados, pero nunca serán verdaderamente resueltos.
Rupert
Spira
Fuente: Advaitainfo