31 de enero de 2014

AMOR DE AMANTES Y AMOR DE AMIGOS.

Tenemos que establecer una diferencia entre amor de amigos y amor de amantes. En el amor de amantes, ambos unen estrechamente los centros intelectuales, emocionales, sexuales y corporales. Si uno tiene una idea, el otro aporta otra que la complementa. Si uno desborda cariño, el otro se convierte en cáliz para recogerlo sin perder una partícula. Si uno se inflama en el calor de la pasión, el otro se agrega entero a la hoguera, dejándose consumir. Si uno ofrece sus brazos, su piel, sus latidos, su materia entera, el otro establece su nido en ese cuerpo que le parece abarcar el universo entero. En el amor de amigos, el centro sexual se reserva para otros enlaces y el cuerpo no se ofrece como hogar. Los verdaderos amigos caminan juntos, respetando los límites del otro, sin jamás violar las fronteras. Ahí no hay exclusividad ni celos, hay una total ayuda para que el otro despliegue sus alas y vaya en busca de lo único que en nuestro mundo industrial no puede comprarse ni venderse: el AMOR… El Amor es total, abarca todos los centro y más. Cuando no es así, no es verdadero amor. El verdadero AMOR , como el universo, está en continua expansión, nunca cesa de aumentar. Comienza por una semilla animal, necesidad de la compañía material y sexual, luego abre el corazón y deviene tierno, cariñoso … pero va a más… invade el espíritu, atraviesa el espacio hacia todas las direcciones hasta llenar al cosmos, perfora el tiempo y se hace eterno… En la amistad se asciende por otra escalera: se va del egoísmo a la generosidad hasta llegar al don de sí. Me uno al otro porque es mi igual, en él/ella se sacia mi sed de encontrar un espejo, alguien que es como yo, que me escucha y ve con infinita paciencia. Luego, si progresa mi conciencia, comienzo a compartir, “lo mío es tuyo, lo tuyo es mío, toda la sangre formando un río”… Compartimos los éxitos, los fracasos, las aventuras, los sueños… Por último, cuando conocemos la compasión y domamos a la muerte, ella ya no nos persigue sino que nos acompaña como una perra fiel, vemos lo efímero del otro, sabiendo que nos vamos pronto o tarde a perder. ”Tú caminarás por tu sendero, yo por el mío. La fuerza de tu recuerdo me impulsará, alimentará mi alma cada día, pero tu presencia sólo será una ausencia sagrada”. La rosa se deshace, queda su perfume.

Alejandro Jodorowsky





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