18 de noviembre de 2016

UNA CARTA PARA VINCENT VAN GOGH

Me hubiera encantado conocerte, Vincent. Haber estado allí contigo, en ese umbral donde lo sin forma se convierte en forma, haber estado allí en ese precipicio vertiginoso en el que penetramos la vida y somos penetrados a cambio, sin protección, sin respuestas. El campo que todo verdadero artista conoce, teme y al que se siente atraído; del que huye, y al que termina regresando porque no tiene otra opción más que formar parte de él. El campo en el que el yo y el mundo y los otros se disuelven y donde sólo hay girasoles de amarillo brillante y campos de trigo bailando y cielos relucientes estallando con estrellas y estruendosos océanos pintados de añil y blanco y cada sombra teñida de verde y sin un sitio para llamar a casa, excepto allí, en el ver mismo. Un mundo al borde de las lágrimas, al borde de las estrellas, sin alguien que pueda entender, excepto el que deja de intentarlo.
El ver. ¡El ver! ¡A un pelo de la locura, a un pelo del éxtasis! Me hubiera gustado abrazarte ahí, amigo mío. Recordarte que estabas a salvo. Que tu soledad era sagrada y que tu desesperación no era vergonzosa y que incluso tus fantasías e impulsos secretos más oscuros no eran un error, no eran una maldita equivocación o un signo de tu fracaso o prueba de tu enfermedad o el testimonio de que no estabas destinado para este mundo. No, tus defectos humanos no eran nada menos que arte, el arte futuro, como lo llamaste, donde el campesino es rey y el momento más ordinario contiene toda la inmensidad. El arte futuro de ver cada maldita sombra de nuestra imperfecta humanidad como una expresión de la divinidad, la misma divinidad que infundió esos campos de trigo en los que desapareciste por días enteros, pintando, pintando siempre, pintando para siempre. Tus sentimientos eran girasoles también, tu alegría y tu dolor eran tan inmensos y llenos de vida como esos cielos estrellados y océanos, todos estallando con color y luz y un movimiento estremecedor, y todas las sensaciones extrañas surgiendo a través de tu cuerpo, todos los traumas que jamás te atreviste a tocar, fueron hermosos, también, Vincent, y no una amenaza. Para mí, de todos modos. Y para muchos otros que recorren este extraño camino del despertar. Tuviste una familia que nunca conociste. Ojalá nos hubiéramos conocidoEn un campo de trigo en Auvers, una fresca tarde de verano perdiste toda esperanza, o tal vez intuiste una esperanza tan vasta e inalcanzable que finalmente rompió tu espíritu y te disparaste en el pecho con un revólver y dos días más tarde, en una pequeña habitación en el ático, tu corazón se detuvo y te volviste infinito. O el infinito te llevó de vuelta a tus amados campos de trigo, pero ahora inseparable de ellos: de regreso a la luz, de regreso a la madre, de regreso a Casa, y encontraste el más profundo tipo de descanso que jamás conociste en tu corta vida. En esa pequeña habitación te rodearon de girasoles y dalias amarillas y tus últimas pinturas, y lloraron y recordaron, y ninguna iglesia habría podido contenerte de todos modos.Tenías entonces 37 años. 
Oh, no creo que hayas estado loco. Me parece que estabas demasiado vivo para este mundo. Te sentiste conmovido hasta las lágrimas por los pajares y los comedores de patatas, por las prostitutas y las raíces de los árboles. Creo que viste tan profundo y tan vívidamente y no encontraste ningún hogar aquí porque te sentías constantemente desgarrado por esa doble atracción del cielo y la tierra y tal vez nadie te enseñó cómo aceptarte a ti mismo en la misma forma en que tú aceptabas la luz siempre cambiante sobre esos pajares.
Oh. Me hubiera gustado conocerte, amigo. Eso es todo.
Gracias por tu coraje. Gracias por ayudarnos a ver. Gracias por los girasoles, los lirios, los campos de trigo, el almendro, las noches estrelladas.
Jeff Foster 

Fuente: Jeff Foster en español (Facebook)

8 de noviembre de 2016

LOS HOMBRES NO SON SIMPLES, SON CONCRETOS.

Con frecuencia, las mujeres son injustas en la apreciación general que hacen de los hombres. En muchos sentidos se sienten «por encima» del varón, piensan que son más intuitivas, más sensibles, que analizan los hechos con mayor objetividad, que están acostumbradas a esforzarse más, a tener que luchar para conseguir las cosas, que son más responsables y, en cierta medida, más inteligentes. 
Es verdad que el hombre es menos intuitivo, pero no es menos sensible, lo que ocurre es que su sensibilidad es diferente; tampoco es cierto que analice los hechos con menor objetividad, lo hace de otra forma, incluso más estructurada y más racional; lo de esforzarse más o menos depende de cada persona. A veces confundimos conceptos, y lo decimos porque las chicas suelen tener mejor expediente académico —salvo en asignaturas donde la organización espacial sea clave—, pero eso no quiere decir que sean más inteligentes, simplemente, tal y como está ahora especializado su cerebro, tienen un poco más fácil el acceso y comprensión de muchos aprendizajes, pues el área clave para entender la mayoría de las materias es el lenguaje (tanto oral como escrito), y esa área la tienen más desarrollada las mujeres. Sobre el tema de la responsabilidad, de nuevo tendríamos mucho que analizar.
Las mujeres, por su naturaleza, son las que se quedaban y se quedan embarazadas; las que se encargaban, y en su inmensa mayoría se siguen encargando, del cuidado de los hijos, y este cuidado exige mucha especialización, mucha atención, determinada sensibilidad y, por supuesto, mucha responsabilidad. Cuando tienes en tus manos la vida de un ser tan indefenso como es un niño cuando nace, no te puedes permitir irresponsabilidades, porque pueden terminar en muerte.
Los hombres, por su parte, hasta hace poco tiempo se encargaban de otros menesteres —considérese que cien o doscientos años en la vida de la humanidad es como un segundo, un pequeño instante—. En sus tareas debían desarrollar mucha fuerza, gran resistencia física, buena organización espacial (especialmente en el tema de las guerras y en la caza) y un sentido práctico muy arraigado.
Ellos no podían entretenerse, tenían que actuar, y lo debían hacer con extrema rapidez, pues de lo contrario otros podían terminar con su vida.
Su sensibilidad también debía ser distinta a la de la mujer, pues sus cometidos eran diferentes. Si en cierta medida no se hubieran hecho más duros, no habrían soportado la crueldad de sus misiones, incluso la injusticia de las mismas; les habría vencido el tiempo que debían permanecer fuera de sus hogares, el desgarro de sus seres queridos. Ya hemos comentado que, al igual que el choque de una ola contra la roca termina produciendo en ésta una huella indeleble, también los miles de años haciendo una determinada actividad marcan una especialización en el cerebro de las personas. Los hombres están acostumbrados a analizar a partir de la realidad, o de hechos que evidencian una realidad. No les pidamos que sean intuitivos, es ir contra su base biológica. Podemos pedirles que intenten ser más flexibles, más abiertos, que piensen que hay otras realidades al margen de las que ellos ven, pero no les pidamos imposibles. Estos hechos, por ejemplo, nos explican por qué un hombre no se da cuenta de una emoción hasta que ésta es visible; cuando ven que una mujer llora, se percatan de que está triste, antes podían pensar que estaba rara. Algo parecido les ocurre con los niños, casi nunca se adelantan a sus crisis, éstas les estallan, y les cuesta comprender qué les ocurre, qué está pasando dentro de ellos. Por el contrario, aquí la mujer tiene más ventaja, pero repetimos, no porque sea más sensible, sino porque está preparada para ello después de miles de años observando a la prole y ocupándose de su cuidado. Una de las cosas que las mujeres más critican en los hombres es que éstos son incapaces de hacer dos cosas a la vez, y es verdad, sucede así porque el cerebro del hombre está especializado, está dividido en secciones y configurado para centrarse en una tarea específica. Por eso a ellos les da tanta rabia cuando les interrumpimos; si están leyendo no nos pueden escuchar o ver simultáneamente la televisión. Lo mismo les pasa cuando están en medio de la relación sexual, la mujer necesita hablar y quiere que le hablen mientras hace el amor; al hombre le resulta muy difícil hablar mientras tiene relaciones. El cerebro de la mujer tiene una configuración diferente; de tal forma que es capaz de hacer a la vez cosas que no tienen nada que ver entre sí, y su cabeza siempre está activa. Puede estar manteniendo una conversación, cocinando y viendo la tele. De nuevo esta circunstancia no significa que el hombre sea limitado y la mujer tenga más recursos; de la misma forma que tampoco significa que la mujer sea muy dispersa y no consiga centrarse en una cosa, que es el argumento que a veces utilizan algunas mentes que podríamos denominar «machistas».
Lo mismo ocurre con el tema de los problemas. El hombre debía ir resolviéndolos sobre la marcha, lo contrario podría resultar muy peligroso para él; por el contrario, la mujer podía analizarlos, y debía hacerlo, para atender perfectamente las distintas necesidades que iban surgiendo en sus hijos, a medida que éstos crecían.
Al ser distinta la naturaleza de los problemas que tenían hombres y mujeres, también debían ser diferentes sus mecanismos de respuesta y afrontamiento.
Como ya hemos señalado, los problemas que les surgían a los hombres podían ser vitales para su vida, por lo que requerían toda su atención; por eso se concentraban al máximo, desconectándose de todo aquello que les pueda distraer y perjudicar. El vestigio que aún tienen los hombres de esas costumbres es que ellos siguen concentrándose y aislándose cuando intentan solucionar algo, por eso cuando están estresados, lo primero que necesitan es desconectarse del mundo.
De ahí que les resulte tan difícil entender cómo las mujeres se empeñan en distraerles en esos momentos, y como ellas, en lugar de aislarse cuando están en una situación parecida, expresan lo que les preocupa.
Para ellos las mujeres hablan demasiado y no van al grano; además «te cuentan los problemas, y cuando quieres ofrecerles soluciones, se enfadan contigo». Hoy en día, las mujeres siguen analizando y necesitan hablar de lo que les preocupa, y además pueden hablar y escuchar simultáneamente; los hombres no, ellos necesitan intentar resolver y pasar página, por eso se dice que «el hombre archiva los problemas al final de la jornada».
En consecuencia: Ni el hombre es simple ni la mujer complicada, son diferentes y complementarios. Gracias a esas diferencias la humanidad ha seguido su curso. Lo que ocurre ahora es que en pocos años, apenas en dos siglos, ha tenido lugar una evolución increíble, que se ha realizado a un ritmo vertiginoso. No sólo nos estamos refiriendo a la evolución de los conocimientos, sino también al cambio tan profundo en las costumbres.
Algunos podrían pensar que los hombres se han quedado un poco descolgados en esta evolución, y que, por el contrario, las mujeres han sabido adaptarse con más rapidez. Hombres y mujeres evolucionan, y lo hacen en la medida en que pueden hacerlo. A veces parecerá que uno ha tomado la delantera, pero ese análisis es parcial; una visión global nos llevaría a una conclusión más razonable: la evolución y el desarrollo son imposibles sin la participación de hombres y mujeres. En ocasiones puede parecer que unos tienen más protagonismo que otros, la realidad es que nunca podría hacerse sin la intervención de los dos. Recordemos que no siempre lo que resulta más visible es lo más importante. Si los hombres no fueran más concretos, las mujeres no podrían ser más abstractas.
En el fondo, cuando una mujer conoce la psicología masculina encuentra fácilmente la explicación a la mayoría de las conductas de su pareja; aunque ya hemos dicho que la comprensión no debe significar, forzosamente, aceptación.
Las conductas del varón, ésas que tanto pueden desconcertar a las mujeres cuando desconocen los mecanismos que las impulsan, en realidad tienden a repetirse una y otra vez, de tal forma que no resulta complicado adelantarse a ellas. 
Los hombres no son simples, son concretos, y las mujeres no son pesadas y se entretienen dando vueltas a las cosas, son más abstractas, tienen más intuición y observan mejor.
Fuente: Formarse.com

27 de octubre de 2016

AMOR MÁS ALLÁ DEL AMOR.

Ama, sabiendo que la persona a la que amas podría no estar aquí mañana, sabiendo que hoy podría ser el último día para encontrarse realmente, sabiendo que no puedes saber cómo termina la historia. Porque, ¿qué es lo que queda en esta vida si no tenemos nada que perder?
Preocúpate, preocúpate profundamente, preocúpate hasta que duela, preocúpate a pesar de lo que diga la gente, a pesar de las burlas y el rechazo y el riesgo de ser mal interpretado, preocúpate tanto, al grado que deje de importante lo que te pueda llegar a suceder.
Sumérgete, sumérgete con toda tu voluntad, en este agridulce misterio del amor, sin saber lo que es el Amor y Amar de todos modos, como un tonto, como un niño fascinado, como un loco, como alguien que ha olvidado cómo ser cínico, o cómo ser discreto. Ama hasta que tu voz se conmueva, y tu corazón se estremezca y tus piernas tiemblen, y tus filosofías se conviertan en polvo, y hasta que tu inteligencia incline su cabeza con vergüenza y reverencia.Y serás llevado hasta los lugares más oscuros, y tu corazón será encendido en llamas por aquellos a quienes nunca fuiste capaz de abrir tu corazón, y serás recordado de lo que siempre, en secreto, supiste: que con el tiempo, olvidarás todo, excepto cómo morir, y cómo Amar.
Jeff Foster

8 de septiembre de 2016

EL PROPÓSITO ESPIRITUAL DE LA MENOPAUSIA.

Durante las primeras etapas de la menopausia, algunas mujeres experimentan un periodo de duelo que parece interminable. Este duelo es una faceta de un poderoso proceso emocional de muerte y renacimiento.
¿Y por qué la mujer debe pasar por un duelo durante esta fase de su vida? Experimenta un duelo porque muere psicológicamente y llora una pérdida porque suelta el dolor del mundo a través de su útero. Si renuncia a identificarse con su fertilidad, con ser madre, amante, esposa, secretaria, artista, recepcionista, mujer menstruante, conectará cada vez más profundamente con el misterio intemporal de su propia fuente interna.

La mujer es un insondable océano de Amor, un eterno manantial de devoción hacia la fuente de su Diosa interior. En el fondo de su corazón desea de forma natural vivir en consonancia con este lugar de amor devoto. Pero demasiado a menudo se ve obligada a abandonar su santuario infinito de oscuridad lunar femenina para entrar en la deslumbradora claridad solar del externo sueño mundano masculino. Su realidad reside en la receptividad interna esencialmente yin. No es la de la existencia, de los relojes, del tiempo y de las estructuras lineales; sino que su realidad es innatamente cíclica, ovular, circular, espiral. Cuando la mujer está demasiado ligada al mundo exterior de las creencias irreales en torno a la menopausia, no puede abrazar conscientemente el gozo y la libertad que hallaría si, en aquel momento, entrase profundamente en su cuerpo.
Aunque el periodo menopáusico significa un final, también ofrece la expansiva libertad de los nuevos comienzos. Si la mujer se cree la tergiversación de la sociedad moderna según la cual la menopausia es el fin de su vida como mujer real, sufrirá. Por eso pasa por un proceso de duelo. Sufre porque el mundo moderno no honra su poder gentil y misterioso, sufre porque sabe, desde el fondo de su corazón, que ser mujer es mucho más que la superficialidad de la sociedad contemporánea.

Durante la transición menopáusica, su universo interno de oscuridad la atrae suavemente, gentilmente, profundamente y a menudo tumultuosamente hacia sí. En la mitología antigua, la mujer era la seductora sirena del mar que cantaba dulcemente a los náufragos para seducirlos y llevárselos hacia las oscuras cavernas de sus profundidades oceánicas. Nuestra civilización actual, la civilización que ignora el poder emergente de las mujeres menopáusicas, no puede captar su profundidad, porque prospera en las aguas superficiales de la irrealidad.
Cuando el dolor del amor insatisfecho entra en su útero, sucede a menudo que la mujer suprime el dulce perfume de su esencia, para poder enfrentarse al mundo exterior. Puesto que eso requiere una fuerza ajena a su ritmo cíclico femenino, crea un caparazón duro y, al mismo tiempo frágil, que esconde su vulnerabilidad y gentil fuerza.

Durante el viaje de la menopausia, la  mujer se desprende de muchos dolores reprimidos, de forma que su sabiduría amorosa puede resplandecer a lo largo de esta fase de la vida que le concede la capacidad de realizar tantas cosas. Mientras, durante esta purificación única, la sabia y amorosa conciencia interna de su útero busca la liberación, la mujer a menudo derramará lágrimas de dolor y pena por la pérdida de todo lo que nunca más podrá ser.
Desde que empezó a menstruar, su profunda relación con el cuerpo ha cabalgado de forma innata y fluida con el ritmo cíclico de las fases de las mareas, las estaciones y la luna. Como su amada madre tierra, la mujer experimenta eternamente un ciclo infinito de nacimiento, muerte y renovación. Cada mes es nutrida y colmada por la sabiduría de su ciclo menstrual, y cada mes potencialmente profundiza más en el misterio de su ser. Lágrimas de amor, de nostalgia y de remordimiento a menudo afloran desde una pena profunda que ha formado parte del espíritu femenino durante siglos. Si se trata de una madre que ha puesto todo el amor en sus hijos, puede que ahora debe enfrentarse a la realidad de un nido y un corazón vacíos, ahora que sus niños han crecido de golpe, han desplegado sus alas y han volado. Ahora bien, en el interior de su vacuidad tiene, esperándola, el tesoro. En el silencio y la calma tiene, esperándola, el poder. En el desahogo de su duelo tiene, esperándola, el gozo y la luz radiante.
¿Por qué se lamenta, pues, la mujer? Se lamenta porque esta pérdida inexplicable parece casi insoportable. Aún no sabe que las bendiciones que recibirá serán abundantísimas, porque antes debe experimentar el vacío. Se lamenta porque no ha sido reconocida, comprendida ni amada. Y cuando la preciosa copa, el cáliz sagrado de su útero, se haya vaciado del duelo, empezará a prepararse para una vida de sabiduría y de paz llena de gracia. Empezará a llenar su copa con la riqueza abundante de nuevas bendiciones.
Si se trata de una mujer que no ha sentido nunca la madurez de su útero a punto de dar a luz, que no ha sentido fluir dulce leche de sus pechos, que no ha sostenido sus criaturas dulcemente cerca del corazón y las ha nutrido hasta la madurez, quizás ahora lamenta que, irrevocablemente, nunca será madre. Nada puede parar este lamento, porque ahora es el momento en que debe desbordarse hasta que haya disuelto todo lo que inhibe el nacimiento de su sabiduría, su poder y su libertad.

¿Por qué, querida mujer, sufres tanto? En realidad no has perdido nada, porque no tiene nada que perder. Sin embargo, ahora debes sufrir, porque es una parte necesaria de la sabiduría que ha de nacer en ti. Sufres porque estás soltando todo lo que en ti es irreal. Sufres porque estás soltando todo los apegos a los roles externos y a los éxitos que has tenido. Sufres porque ya no sabes quién eres. Sufres por todas tus amadas hermanas, el amoroso poder de las cuales ha sido reprimido e ignorado durante siglos.
Sufres porque eres una mujer que ha vivido en un mundo dominado por los machos. Sufres porque anhelas que a las profundidades de tu útero llegue, tiernamente, y apasionadamente, un hombre que está demasiado ocupado pensando, haciendo y viajando a otros planetas para parar un momento y amarte a ti y a tu venerada madre tierra.
El proceso de duelo de la mujer durante la menopausia es una purificación que limpia el lastre del pasado que hay en su corazón, cuerpo, espíritu y mente. Las aguas purificadoras de sus lágrimas la obsequian con un sentido profundo de gozo, fuerza y libertad. Su nueva vida no puede emerger plenamente hasta que suelte conscientemente todo aquello que no pueda acarrear en su viaje de poder y sabiduría.
La mujer sufre un duelo porque ha acumulado capas de pensamientos, emociones y creencias que no corresponden a lo que ella es verdaderamente. El duelo consiste en desprenderse de aquello que no es real en su cuerpo, en su corazón y en su psique. El duelo es la puerta de entrada de la sabiduría, el poder y la libertad.

Texto: Roslyne Sophia Breillart
Traducción: Eulàlia Pàmies y Sophia Style
Fuente:http://www.corazondeluna.com/


29 de agosto de 2016

VEDANTA PRÁCTICO.

Debes ser un vedantín práctico. Debes de vivir en el espíritu del Vedanta. El mero teorizar y conferenciar no es más que gimnasia intelectual y combate lingüístico. El sol, el Ganges, las flores, los árboles, el sándalo, las frutas, las vacas, todas las cosas de la naturaleza enseñan Vedanta práctico al mundo. Viven para servir a la humanidad con espíritu desinteresado. El sol irradia su luz con igual fuerza a la chabola del labrador y al palacio del rey. Las flores esparcen su fragancia para todos sin esperar nada a cambio. Las frías y refrescantes aguas del Ganga son bebidas por todos. Todos los árboles frutales obran del mismo modo, complacen al hombre que les alimenta tanto como al que les corta. Las vacas sirven para alimentar a los bebes, a los niños, a los inválidos y a los convalecientes. Aprende la lección de estos Vedantines prácticos y hazte sabio.
El Vedanta, o el conocimiento del Ser, no es propiedad exclusiva de los sannyasins ni de los monjes. El Vedanta no requiere teñir las ropas propias. No te exige retirarte a las cuevas. Puede ser practicado en casa. Puede ser practicado en todas las circunstancias de la vida.
El Vedanta no predica una doctrina de negación del esfuerzo humano. Lo que quiere de ti es un cambio de actitud mental. Requiere un nuevo ángulo de visión. Hasta ahora el mundo lo era todo. A partir de ahora, únicamente la Realidad debe de serlo.
Aprende a discriminar entre lo permanente y lo impermanente. Contempla al Ser en todas las criaturas y en todos los objetos. Los nombres y las formas son ilusorios. Por lo tanto, elimínalos. Sirve al Ser en todos. Funde todas las diferencias ilusorias. Mézclate con todos. Destruye la idea sexual y la idea de un cuerpo pensando constantemente en el Ser. Fija tu mente en el Ser mientras trabajes. Eso es Vedanta práctico. Esa es la esencia de las enseñanzas de los sabios de antaño. Pon en práctica todas estas cosas en la batalla diaria de la vida. Brillarás así como un Yogui dinámico.

Swami Sivananda

24 de agosto de 2016

DEJA QUE UN SENTIMIENTO TE ABRA POR COMPLETO.

He aquí las malas noticias:
No puedes “superar” un sentimiento. No puedes “pasar” de él. No puedes liberarlo. No puedes dejarlo ir. No lo puedes transformar o transmutar. Ni siquiera puedes sanarlo. Todas esas ideas vienen de la mente, no del cuerpo, no del Corazón. Todas ellas son formas sutiles de violencia, sigilosas formas de decirle “no” a un sentimiento, con el fin de hacerlo desaparecer, de llevarlo a la muerte. Aprendemos a dejar ir ese “dejar ir”. Olvidamos el intento de liberar. Ponemos fin al agotador esfuerzo de sanar. En su lugar, estamos presentes. Ofrecemos al sentimiento nuestra simple presencia. Nuestra atención libre de resistencia. Nuestro amor.

He aquí las buenas noticias: 
En este campo de presencia el sentimiento deja de ser un problema, un enemigo, una aberración, una mancha, un obstáculo para la libertad. Ya no es “algo malo”. Ya no es “negativo”. Ya no es una amenaza. Ya no es un hijo no deseado. Ahora eres su guardián, su protector, su amoroso padre, su Hogar. Y es acogido con gran ternura, en un apacible espacio de aceptación, el sentimiento se queda por un rato, o se va, o regresa, o nunca regresa, pero de cualquier manera, estás sanado de la necesidad de encontrar sanación en algún otro lado. No sanas sentimientos, ellos te sanan, cuando les permites guiarte de vuelta a tu Completud original, a tu amorosa naturaleza, a tu respiración, a tu lugar en esta Tierra.
Jeff Foster
Fuente: Facebook: Jeff Foster en español


9 de agosto de 2016

NO TE DEMORES DONDE NO HAY AMOR.

No te demores donde no hay amor. Donde no exista el acto de corresponderte. Donde más que ilusiones, hay heridas. Donde la intención sea solo tuya. No te demores cuando mientan y al final del día solo quede soledad en tu corazón y pensamientos. Donde seas segunda opción. Donde anheles más tiempo, espacios, comprensión. Donde tus sueños se vean hechos añicos por cumplir los de otros. Donde sea más constante la ausencia que la compañía. No puedo decirte que no lo vivas, date la oportunidad de experimentarlo y darte cuenta que eso NO es amor. De valorar lo que siempre has merecido, de vivir la obscuridad para saber apreciar la verdadera luz. No puedo pedirte que te vayas, solo no te demores, que el tiempo en su perfecta sabiduría te dirá cuando ha concluido su enseñanza, mostrándote el camino del AMOR PROPIO. 
Kok - Uhga 
Fuente: Facebook "Cuadernos de Magia

21 de julio de 2016

NINGÚN LUGAR ESTÁ LEJOS...

"La pequeña Rae está creciendo y voy a su fiesta de cumpleaños con un regalo", dije al halcón. Tuve una extraña sensación al decir voy y pequeña y cumpleaños después de hablar con el colibrí y el búho y el águila, pero lo dije así para que el halcón comprendiese. Debajo de nosotros, a lo lejos, se derramaba el desierto, y al fin dijo: - "Mira, entiendo muy poco de lo que dices, pero lo que menos entiendo es crecer". - "Por supuesto, crecer", respondí. "Rae está más cerca de ser adulta, un año más lejos de ser una niña. ¿Acaso eso es tan difícil de entender?" El halcón aterrizó por fin en una playa desolada. - "¿Un año más lejos de ser una niña? ¿Eso no suena como crecer?" Y elevándose en el aire, partió. Yo sabía que la gaviota era muy sabia. Mientras volaba con ella pensé con sumo cuidado y elegí las palabras de modo que, cuando hablara, ella supiese que yo estaba aprendiendo. - "Gaviota", dije por fin, "¿por qué vuelas conmigo a ver a Rae, cuando en verdad sabes que ya estoy con ella?" La gaviota descendió sobre el mar, sobre las colinas, sobre las callas y suavemente aterrizó en tu azotea. - "Porque lo importante", dijo, "es que tu sepas esa verdad. Hasta que la sepas, hasta que verdaderamente la comprendas puedes mostrarla sólo de maneras más pequeñas, y con ayuda externa de máquinas y personas y aves. Pero recuerda", agregó, "que el ser desconocida no impide que la verdad sea verdadera". Y partió. Ahora es tiempo de abrir tu regalo. Los obsequios de latón y de vidrio se gastan en un día y desaparecen. Pero yo tengo un regalo mejor para ti. Es un anillo para que lo uses. Centellea con una luz especial y nadie puede quitártelo; no se lo puede destruir. Eres la única en el mundo entero que puede ver el anillo que hoy te entrego, tal como yo fui el único que pude verlo cuando era mío. Tu anillo te otorga un nuevo poder. Usándolo puedes elevarte en las alas de todas las aves que vuelan... Puedes ver a través de sus dorados ojos, puedes tocar el viento que sopla por entre sus aterciopeladas alas, puedes conocer el júbilo de llegar muy alto sobre el mundo y todas sus preocupaciones. Puedes permanecer cuanto quieras en el cielo, después de la noche, durante la salida del sol, y cuando tengas ganas de bajar otra vez tus preguntas tendrán respuestas y tus angustias habrán desaparecido. Como cualquier cosa que no se puede tocar con las manos ni ver con los ojos, tu regalo se torna más poderoso a medida que lo usas. Al principio podrás usarlo solamente cuando estés en el aire libre, observando al pájaro con el que vuelas. Pero más tarde, si lo usas bien, funcionará con aves a las que no puedes ver, y al final comprobarás que no necesitas anillo ni pájaro para volar sola sobre el silencio de las nubes. Y cuando ese día te llegue, debes dar tu regalo a alguien que sepas que lo usará bien, y que pueda aprender que las únicas cosas que importan están hechas de verdad y alegría y no de la latón y vidrio. Rae, esta es la última fiesta que celebraré contigo, después de haber aprendido lo que me enseñaron nuestros amigos, los pájaros. * No puedo ir a estar contigo porque ya estoy allí. * No eres pequeña porque ya has crecido, jugando entre los momentos de tu vida como lo hacemos todos, por la diversión de vivir. * No tienes cumpleaños porque siempre has vivido; jamás naciste y nunca morirás. No eres hija de las personas a quienes llamas madre y padre, sino su compañera de aventuras en una luminosa jornada para comprender las cosas que son. Cada regalo de un amigo es un deseo de felicidad, como este anillo lo es para ti. Vuela libre y dichosa más allá de los cumpleaños y a través de la eternidad, y nos encontraremos alguna que otra vez cuando lo deseemos, en medio de la única celebración que jamás puede terminar.

Richard Bach

10 de junio de 2016

¿LA ESPIRITUALIDAD LLEVA CONSIGO UN ELEMENTO SAGRADO O SÓLO ES FUNCIONAL?

Referirse a un no-saber es sagrado. La espiritualidad que aprendemos, que estudiamos, no tiene ningún carácter sagrado. Es una miserable escenificación para personas que tienen miedo a vivir. La espiritualidad surgida de lo sagrado es no pensada, no organizada, no elaborada, no utilizada. Esta espiritualidad es lo sagrado.
La espiritualidad no es un refugio, un medio, una muleta. No está para compensar el fracaso de la vida. Es un dinamismo, el presentimiento de que los acontecimientos de la vida tienen un sentido más allá del pensamiento. La espiritualidad es este presentimiento de la humildad, de un total no-saber. Cuando me despierto a esta no-comprensión de la vida, cuando dejo de pretender explicar lo que me pasa, necesitar esto o pensar que aquello no debería haberse producido, hay humildad. Se acabó la pretensión de saber lo que es o no es justo para mí y para el mundo. Se produce una escucha. Esta escucha es lo sagrado, la espiritualidad misma.
Todo saber espiritual es una miserable caricatura. Toda enseñanza Y codificación espirituales son actos de ciegos guiando a ciegos. El saber procede del pensamiento, de la memoria. ¿Qué puede haber de sagrado en ello? Lo que es sagrado es el sentir, la disponibilidad para la belleza, para la vida. Ello se actualiza en todos los ámbitos, pero nunca se puede actualizar formalmente. Cuando te enamoras, no lo sabes. Hay una efervescencia. El día que te dices estoy enamorado, se acabó, has abandonado la autenticidad, has creado una situación. Cuando estás realmente enamorado, cuando amas profundamente a alguien, lo ignoras. Cuando te dices amo a alguien, te estás contando una historia. La belleza no es conceptualizable. La alegría no se puede degustar. Cuando estás en la ópera, hay momentos de no-saber, de puro gozo. Pero si intentas degustar la emoción, ello provoca una forma de conflicto. No hay nada que degustar. La espiritualidad que da seguridad sólo tiene valor a nivel psiquiátrico. La espiritualidad que sabe lo que es preciso hacer, o qué no hacer, qué es justo o injusto, moral o no, participa de los parapetos dispuestos por la sociedad. Puede tener un valor a nivel jurídico, pero no conlleva nada sagrado. Es una ideología.
Las ideologías proceden del miedo. Sin miedo no hay necesidad de ser nada, de identificarme con esto o aquello. Es el miedo lo que me inventa. Creerse francés, blanco, negro, judío, rico, pobre, budista, hindú, cristiano, ateo: todo proviene del miedo. En un movimiento de no-miedo, no reivindico nada de nada. Esta no-reivindicación abre a la disponibilidad. Todo lo que se me aparece se convierte en cercano, fácil, profundamente yo mismo. No encuentro más que a mí mismo. No hay nada extraño.
Si algo me resulta extraño, ello significa que estoy en un cuento, una pretensión de ser alguien. ¿Puedo hacer un gesto sin pretender algo? ¿Puedo mirar un árbol sin saber, sin intentar encontrarme en mi saber sobre el árbol? Esta observación, este cuestionamiento es espiritual. ¿Puedo no esperar nada un instante? ¿Estar completamente presente? Entonces no hay ninguna codificación posible; no me puedo poner esta disponibilidad en el bolsillo y pretender: Estoy disponible.
Pero intentar encontrarse en el cristianismo, el budismo, el hinduismo o el islam; tener la necesidad de poseer un marido, hijos, un amante; necesidad de identificarse con un país, una nacionalidad, un color, una raza, un equipo de fútbol, unos gustos literarios, cinematográficos, etc.: esta espiritualidad está relacionada con la patología. Si la gente no defiende estas imágenes piensa que no tiene nada. Está preparada para luchar para conservarlas... Ello está enteramente justificado, pero no nos concierne aquí. Nuestras reuniones están hechas para quienes presienten que, cuando paran de inventar algo, ya no hay pertenencia posible; que todas las religiones, las razas, las etnias, los saberes, las nacionalidades no son más que inventos del miedo; que la cultura, el mundo, la sociedad son otros tantos inventos para no ver en profundidad.
Hasta que no se llega a esta convicción, es justificado creerse francés, budista o casado: sin estas creencias todavía se necesitarían más clínicas psiquiátricas. En un momento dado, ya no necesitas apropiarte de lo que sea; prosigues con tu funcionamiento exterior, pero ya no te adhieres a estos sistemas de defensa codificados en seudo-saberes. La belleza de la vida está en el instante. No puede limitarse a un marco. En el instante estoy libre de todo marco. En apariencia sigues siendo esto o lo otro, pero profundamente ya no te sientes limitado. Esta espiritualidad no tiene forma ni nombre.

Éric Baret

Fuente: http://www.advaitainfo.com/

18 de mayo de 2016

LA VIDA.

La vida no es para soportarla, es para disfrutarla y abrazarla. La creencia de que debemos encogernos de hombros y vivir una existencia de escasez y privaciones para tener nuestra “recompensa en el Cielo” es una creencia co-dependiente. Y sin embargo, la mayoría de nosotros todavía tenemos temporadas en que la vida es estresante y reta a nuestra habilidad para soportarla. Pero en la recuperación estamos aprendiendo a vivir nuestra vida, a disfrutarla y a manejar las situaciones como vienen. Nuestras habilidades de supervivencia nos han servido bien. Nos han acarreado en tiempos difíciles, de niños y de adultos. Nuestra capacidad para congelar sentimientos, negar problemas, privarnos a nosotros mismos y lidiar con el estrés nos ha ayudado a llegar a donde estamos hoy. Pero ahora estamos a salvo. Estamos aprendiendo a hacer algo más que sobrevivir. Podemos dejar ir conductas de supervivencia enfermizas. Estamos aprendiendo maneras nuevas, mejores, de protegernos y cuidar de nosotros mismos. Estamos libres para sentir nuestros sentimientos, identificar problemas y resolverlos, y darnos a nosotros mismos lo mejor. Estamos libres para abrirnos y sentirnos vivos. Hoy dejaré ir mis habilidades para soportar y sobrevivir. Escogeré un nuevo modo de vivir, uno que me permita estar vivo y disfrutar de la aventura.
Melody Beattie
“El lenguaje del adiós”


2 de mayo de 2016

¡HUMANOS!

¡HUMANOS!
¿Por qué se vuelven contra ustedes mismos?
Se sienten, tristes, heridos, asustados, lejos del amor. Se sienten indignos, insignificantes, ignorados. Se sienten enfadados a veces. Frustrados a veces. ¡Pero todo lo disimulan! Se ponen una máscara. Pretenden estar bien. Son brillantes a la hora de fingir. Juegan a ser el tipo agradable, la niña feliz, el que sabe, el fuerte, el que confía en sí mismo, esa persona espiritual llena de encanto, el que ya no siente nada.
¿Por qué dividirse en dos?
¿Por qué sumergir la mitad de ustedes mismos en la oscuridad?
¿Por qué la necesidad de sostener una imagen?
¿Para ganar amor?
¿Para agradar a los demás?
¿Para protegerse del dolor que implica el rechazo?
¿Para controlar la opinión que los demás tienen de ustedes?
¿Por qué les interesa tanto caerles bien a los demás?
¿Qué importa que el mundo entero los rechace, cuando ustedes saben que son reales? ¿Por qué se agotan viviendo una mentira?
¿Cuándo fue que el Amor se convirtió en algo que tenían que ganarse?
La máscara ha sido arrancada, la pretensión finalmente llegó a su fin; oh, humanos, ¿acaso no ven que son amados exactamente cómo son?

Jeff Foster 
Fuente: Jeff Foster en español (Facebook)

9 de abril de 2016

PSICOLOGÍA DE LOS MANDALAS.

El psicólogo suizo Carl Gustav Jung consideraba que el comportamiento del hombre se moldea según dos estructuras básicas de conciencia, la individual y la colectiva; la primera se aprende durante cada vida en particular y la segunda se hereda de generación en generación, como si se tratase de un gen, pero en vez de definir el color café, azul o negro de nuestros ojos, esta herencia rige nuestros comportamientos más cotidianos. El Mandala formaría parte de los arquetipos humanos según Jung, razón por la cual dedicó parte de su obra a estudiar específicamente estos símbolos, realizando un profundo estudio sobre la influencia positiva que tendrían sobre la psiquis de los seres humanos, utilizándolos como instrumento conceptual para analizar y sentar las bases sobre las estructuras arquetípicas de la psique humana. De hecho, desde un punto de vista psicológico, el Mandala se definiría como la estructura de un determinado comportamiento-matriz de nuestra conciencia colectiva. Esto se manifiesta muy claramente cuando nuestra conciencia individual permanece en un estado de semivigilia: “son mandalas, por ejemplo, esos dibujos abstractos realizados mientras estamos ensimismados tomando un café o cuando, en una reunión o conferencia que no nos interesa, en vez de tomar notas, hacemos garabatos inconscientemente en la libreta. 

Estos dibujos, de una u otra manera, intentan compensar nuestra dispersión mental y ordenar en ese preciso momento nuestra existencia. Si analizamos dichos dibujos comprobamos que la mayoría de ellos están trazados a partir de figuras geométricas enormemente simples –planas, concéntricas. Vemos que sobre todo son el cuadrado y el círculo las figuras geométricas base para la materialización de estos dibujos tan primarios”.
La palabra “Mandala” viene del sánscrito y quiere decir “círculo y centro”, lo cual hace que en todo Mandala la figura geométrica del círculo esté presente en algún lugar de su estructura, ya que lo esencial para el sinnúmero de posibilidades y modalidades utilizadas para su representación es que se mantiene constante el principio de “centro”. Sin embargo estos diseños circulares contienen también una infinidad de otras formas geométricas, así como diversos colores y contenidos, los cuales son representaciones del mundo sutil, espiritual o mágico de quien los concibe. La función básica que tendrían entonces los Mandalas sería condensar y centralizar las energías positivas, ya sea del cosmos o de las personas, logrando dar así un sentido más armonioso y evolutivo a cualquier situación de caos y confusión. Esto ayudaría en el proceso de autoconocimiento, en torno a la propia sabiduría de nuestro ser espiritual, haciendo más fácil el camino hacia la autorrealización y la felicidad. A pesar de que existen muchos Mandalas propios y naturales del universo, otros muchos pueden ser creados a nivel del inconsciente colectivo, de la sabiduría espiritual o de la propia psiquis individual. “Algunos mandalas naturales son por ejemplo la forma de la Vía láctea, el sol, la luna, la tierra y cada uno de los planetas, satélites y asteroides en el cosmos. También son mandalas los remolinos o vórtices de agua, de viento, etc. Como Mandalas espirituales se pueden mencionar por ejemplo el símbolo chino taoísta del ying y yang y los trigramas del I-ching (el libro de las mutaciones). En la India el símbolo del mantra Om y también el Sri Yantra. En la América precolombina el Calendario Maya y el símbolo en el Kultrún, el tambor ceremonial de las Machis mapuches” 

Fernando Mureira

21 de marzo de 2016

“El incesante optimismo acerca del futuro sólo genera un mayor shock cuando las cosas salen mal; a través de luchar por mantener sólo creencias positivas acerca del futuro, el pensador positivo está menos preparado, y suele angustiarse más cuando aquello que sucede no puede convencerlo de que se trata de algo bueno." Oliver Burkeman
Es hora de que la humanidad despierte del trance de lo positivo-negativo. El pensamiento positivo es sólo la versión psicológica de la cirugía plástica del cuerpo. A largo plazo simplemente no funciona, y sólo crea más sufrimiento. El pensamiento positivo es realmente un pensamiento completamente obsesionado con la negatividad, enfocado en la negatividad, en guerra con la negatividad… lo que resulta bastante negativo, si lo pensamos bien.
El pensamiento positivo es la mejor manera de distraernos y desconectarnos de nosotros mismos, de los defectos, de las imperfecciones, de las peculiaridades, de las singularidades que percibimos en nosotros, y de los oscuros rincones que intentamos ocultar con tanto esfuerzo. Luchamos por esconder los aspectos ‘malos’ de nuestra experiencia sin convivir realmente con ellos, sin enfrentarlos, sin abrazarlos, sin sanarlos, sin amarlos. Dejamos de ver la belleza, y tal vez incluso el increíble potencial que contiene lo 'negativo’. Rechazamos una mitad de la vida, y no es de extrañar que nos sintamos incompletos.
Lo 'negativo’ es sólo un aspecto de nosotros mismos buscando desesperadamente amor, no rechazo ni más sofocación. Podríamos sentirnos mejor momentáneamente a través de distraernos de lo 'negativo’, pero en realidad, no hay ninguna fuente externa de felicidad.
Todo gira en torno a un malentendido primordial. La división positivo/negativo es tan sólo una creación de la mente dual. El pensamiento divide la luz de la oscuridad, la vida de la muerte, el bien del mal, lo santo de lo profano, y después hace el intento de sanar esas heridas auto-impuestas a través de más división, más guerra, más actividad dual. Pero no importa a qué tanta cirugía plástica mental o física te sometas, seguirás sintiéndote incompleto y lejos de Casa. La guerra no puede terminar con la guerra. La oscuridad no puede terminar con la oscuridad. La luz es el único poder.
¿Qué pasaría si tú no fueras la mente? ¿Qué pasaría si el pensamiento no pudiera definirte? ¿Qué pasaría si ambos aspectos de la vida, lo positivo y lo negativo fueran admitidos en la inmensidad que eres, como nubes en el cielo, como olas en el océano? ¿Qué pasaría si ninguna cantidad de cirugía plástica, si ningún “cuerpo perfecto”, si ninguna “mente perfecta”, pudiera conducirte hacia tu verdadera naturaleza, la cual está brillando en medio de toda la aparente imperfección, iluminando de igual manera tanto lo bueno como lo malo?
El pensamiento positivo no sana realmente en el sentido más profundo de la palabra, el pensamiento positivo crea el pensamiento negativo, y después, se opone a él. De esto puedes estar positivamente seguro. 

Jeff Foster

Fuente: presenciaconsciente.tumblr.com


25 de febrero de 2016

EL FLORECIMIENTO DE TU CAMINO.

Hay una razón por la que siempre sentiste que no encajabas. Como si hubieras sido un extraño de un planeta muy lejano. Como si hubieras nacido en la familia equivocada, en el mundo equivocado. Como si tu existencia hubiera sido un error cósmico.
Tu sensación de “no encajar” nunca fue un error, ni estuvo mal. ¡Fue profundamente inteligente! No era un signo de tu patología. Fue un signo de tu originalidad, de lo imposible que te resultaba conceptualizarte.
El hecho de no poder adaptarte a una situación absurda es inteligencia pura, ¡por eso mismo te sentiste inadaptado! No estabas dispuesto a reducir la inmensidad de tu ser, a encajonarte en un molde demasiado pequeño, demasiado limitante, demasiado violento, demasiado deshonesto para ti. Tú deseabas conservar tu singularidad, no perderte a ti mismo en la locura de este mundo. Tu familia no era tu familia; tu hogar no era tu hogar. Tal vez te llamaron loco, enfermo, anormal, ingrato, egoísta, malo; tal vez te trataron como un paria. Y por supuesto, desde su punto de vista, tenían razón. Juzgamos lo que nos hace sentir miedo. Rechazamos lo que no entendemos. Atacamos en los demás lo que en secreto odiamos de nosotros mismos. Tú fuiste el chivo expiatorio de su miseria inconsciente, su propio sentido de prisión psicológica. Un ciclo de violencia tan antiguo como la humanidad misma.
Nunca hubo nada mal en ti, por supuesto; simplemente estabas recorriendo un camino distinto de los demás, eso es todo. Tal vez perdiste la confianza en ti mismo en los últimos años. Pero hoy es un nuevo día. No abandones tu camino por culpa, ahora, porque quieras complacer a tus amigos y familiares, por mantener tu status quo. Deja de intentar adaptarte, mejor aprende a amar tu inadecuación para con los caminos ajenos. ¡Te estás adaptando a tu propio camino original!
Sí, a veces se siente miedo. Sí, a veces te inunda la duda y la incertidumbre y deseas volver a la “comodidad” de lo viejo. Pero esa vieja comodidad no era cómoda en absoluto. Tuviste que pagar un precio: tu espíritu. Tu alegría.
Ya no eres un seguidor. Recorres tu camino sin tener que disculparte. Te regocijas cuando tropiezas y caes. Celebras lo raro que eres, te ríes de tus errores. Los juicios de los demás son flores que caen a tus pies. Has encontrado la valentía, justo donde estás parado. Y eso hace toda la diferencia.
Jeff Foster

Fuente: Facebook “Jeff Foster en español”

3 de febrero de 2016

LA TRAMPA DEL ADVAITA.

“Sólo hay consciencia. Sólo hay el Ser. Sólo hay lo que Yo Soy. Todo lo demás carece de sentido, es desechable, no tiene importancia. El mundo manifiesto no es absolutamente nada, se trata de un juego sin sentido, lleno de ruido y furia, no significa nada.”

La enseñanza Advaita es muy parecida a la depresión, ¿o no?
Hay una línea muy fina, seguro.
He conocido a varias personas en los últimos años que creen que realmente lo han “entendido” cuando se trata de Advaita. En realidad sólo estaban deprimidos y no se daban cuenta. He ayudado a muchos a liberarse de la trampa del Advaita, como yo la llamo.
Veamos, sólo hay consciencia. Sólo hay el Ser. ¡Sí! Sin embargo, el reconocimiento profundo y pleno de este hecho indiscutible no le lleva a uno hacia la depresión, sino a un descanso profundo. Si todo es consciencia, entonces cualquier apariencia de aquello que llamamos el “mundo” es también consciencia. Puede que sólo haya el océano, pero el océano no considera a sus olas como una “mera apariencia” o como algo “que no tiene sentido”. El océano ES cada una de sus olas, este es el entendimiento fundamental en el corazón de todo. No existe ninguna separación. Esto significa que sea lo que sea el “mundo”, éste está hecho de lo mismo que yo estoy hecho, hasta el último ápice del mismo. Cada (sí, “aparente”) árbol, flor, montaña, galaxia, madre, padre, santo, pecador y pedazo de mierda de un perro en la acera. El mundo no es “nada”, tampoco es un “juego sin sentido” (¿quién separa el sentido del sin sentido, en última instancia? ¿quién separa el algo de la nada?). Todos estos son simplemente más conceptos que se suman a la pila de conceptos.
Ahora, nada es ajeno a mí, nada es “otro”, nada se encuentra fuera de lo que soy. ¡Todo es de la misma sustancia! Todo está conformado con mi misma sangre. Todo es familiar, todo ello son mis hijos. Y es por esto que todo es digno de amor y de mi aceptación, no por “mí”, sino por su propia naturaleza. Esto no es un rechazo frío de la existencia relativa, no, sino un abrazo natural, fácil, radical, de este frágil, precioso e impermanente mundo con una compasión desgarradora que constituye la destrucción de toda depresión. La mente podría entender el “Advaita”, pero el corazón se abre completamente a la compasión.
Me pregunto si hacemos pasar el mundo “impermanente” como “irreal” y “sin importancia” e incluso “sin sentido” por nuestro miedo a perderlo. Tal vez decir cosas como “la apariencia del mundo no tiene importancia” sea sólo una manera de protegernos de sentirnos decepcionados por ella.
Recordemos lo que Nisargadatta Maharaj dijo: “La sabiduría dice que soy nada. El amor dice que soy todo. Entre los dos, mi vida fluye.” Es sumamente fácil atascarse en esa parte del “nada”. He estado ahí, lo he vivido, me he puesto la camiseta. Pero de nuevo, tal vez ese malentendido también sea parte de cómo son las cosas. Todos somos tan inocentes, ¿o no?
Jeff Foster
Fuente: http://presenciaconsciente.tumblr.com/


25 de enero de 2016

BUSCAR...

Aunque soy viejo -repuso Govinda-, no he dejado de buscar. Jamás dejaré de hacerlo: ése parece ser mi destino. Y creo que tú también has buscado. ¿Quieres darme un consejo, venerable?
Siddharta declaró:
¿Qué podría decirte, venerable? Quizá que has buscado demasiado. Que de tanto buscar, no tienes ocasión para encontrar.
¿Cómo es eso? -preguntó Govinda.
Cuando alguien busca -continuó Siddharta-, fácilmente puede ocurrir que su ojo sólo se fije en lo que busca; pero como no lo halla, tampoco deja entrar en su ser otra cosa, ya que únicamente piensa en lo que busca, tiene un fin y está obsesionado con esa meta. Buscar significa tener un objetivo. Encontrar, sin embargo, significa estar libre, abierto, no necesitar ningún fin. Tú, venerable, quizás eres realmente uno que busca, pues persiguiendo tu objetivo, no ves muchas cosas que están a la vista.
Todavía no te comprendo muy bien -objetó Govinda-. ¿Qué quieres decir?
Y Siddharta contestó:
Hace tiempo, venerable, hace muchos años, que ya estuviste aquí una vez, junto a este río, y en su ribera hallaste a una persona durmiendo; entonces te sentaste a su lado para velar su sueño. Pero no reconociste a la persona que dormía, Govinda.
Sorprendido, y como hechizado, el monje miró a los ojos del barquero.
¿Eres tú, Siddharta? -preguntó con voz temblorosa-. ¡Tampoco esta vez te habría reconocido! ¡Te saludo de corazón, Siddharta, y me alegra profundamente volverte a ver! Has cambiado mucho, amigo ... ¿Así que te has convertido en barquero?
Siddharta sonrió amablemente.
Pues, sí, en barquero. Hay que cambiar mucho, Govinda. Hay quien debe llevar muchos hábitos, y yo soy uno de ellos, amigo. Sé bien venido, Govinda, y quédate esta noche en mi choza.


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