2 de febrero de 2015

SIEMPRE ATENTOS.


¿QUÉ ES FELICIDAD? 1


Por Michael James  

¿Cuál es la única cosa que desean todos los seres? ¿No es la felicidad? En el análisis final, ¿no son todos nuestros deseos solo distintas formas de nuestro único deseo fundamental de ser felices? ¿No es nuestro deseo fundamental de felicidad, la esencia de cada forma de deseo que podamos tener nunca?
Nuestro deseo de felicidad es la fuerza impulsora detrás de todas las formas incontables de esfuerzo que estamos haciendo siempre. Nosotros no hacemos nada -bien sea con la mente, el habla o el cuerpo- que no esté impulsado por nuestro deseo fundamental de ser felices. Todas y cada una de nuestras acciones está motivada por nuestro deseo de ser perfectamente felices.
¿Para quién deseamos felicidad? ¿No desea cada uno de nosotros felicidad para nosotros mismos? Lo primero y más importante, cada uno de nosotros queremos ser felices. Aunque también podamos querer que otras gentes sean felices, queremos que sean felices debido a que ver su felicidad nos hace sentir felices.
¿Por qué es nuestro deseo de nuestra propia felicidad la causa fundamental y última de nuestro deseo de felicidad de otras gentes? ¿Por qué deseamos su felicidad?, ante todo porque contribuye a nuestra propia felicidad. ¿Por qué, en otras palabras, deseamos finalmente nuestra propia felicidad más de lo que deseamos la felicidad de otros?
Ante todo nosotros estamos interesados en nuestra propia felicidad debido a que nos amamos a nosotros mismos más de lo que amamos a ninguna otra persona o cosa. Amamos a otras gentes y cosas debido a que creemos que pueden contribuir a nuestra propia felicidad. Amamos a cada uno de ellos solo hasta el punto en que creemos que son capaces de hacernos felices, y si pensáramos que no contribuyen o no pueden contribuir de una manera u otra a nuestra felicidad, no sentiríamos ningún amor particular por ellos.
Nuestro amor más grande es solo por nosotros mismos, y es por nuestro propio bien que amamos a otras personas y cosas. Amamos a nuestra familia, nuestros amigos y nuestras posesiones debido a que sentimos que son nuestros, y debido a que amarlos nos hace sentir felices. Nuestro amor por nuestra propia felicidad es inseparable de nuestro amor por nuestro propio sí mismo.
Amamos y deseamos todo lo que nos hace felices, y aborrecemos y tenemos miedo de todo lo que nos hace infelices. Todas nuestras preferencias y aversiones, todos nuestros deseos y miedos, están arraigados en nuestro amor por nuestra propia felicidad, que a su vez está arraigado en nuestro amor por nuestro propio sí mismo.
De hecho, nosotros somos la única fuente verdadera de toda nuestra felicidad, debido a que cualquiera que sea la felicidad que parezcamos obtener de otras gentes o cosas, surge solo de dentro de nosotros. Puesto que toda nuestra felicidad finalmente viene solo de dentro de nosotros, ¿no está claro que la felicidad es algo inherente en nosotros? De hecho, la felicidad es nuestra propia naturaleza verdadera y esencial. Por lo tanto, la razón por la que nosotros amamos nuestro sí mismo más que a cualquier otra persona o cosa, es simplemente que nosotros mismos somos felicidad -la plenitud de felicidad perfecta, y la única fuente final de todas las diversas formas de felicidad que obtenemos aparentemente de otras gentes y cosas.
Nuestro amor por nuestro propio sí mismo y por nuestra propia felicidad no es malo. Es perfectamente natural, y por lo tanto inevitable. Deviene malo solo cuando, debido a nuestra falta de comprensión correcta sobre dónde está la verdadera felicidad, nos impele a realizar acciones que causan daño a otras gentes. Por lo tanto, para evitar hacer daño a alguien -para evitar hacer a algún otro infeliz- es esencial que comprendamos qué es la verdadera felicidad y dónde está nuestra verdadera felicidad.
Para comprender esto, primero debemos comprender más sobre nosotros mismos. Puesto que el amor y la felicidad son sentimientos subjetivos que son experimentados por nosotros, no podemos comprender la naturaleza verdadera de ninguno de ellos sin comprender primero la naturaleza verdadera de nosotros mismos. Solo si comprendemos nuestra propia naturaleza verdadera seremos capaces de comprender cómo surge dentro de nosotros el deseo de felicidad, y por qué amamos nuestro propio sí mismo y nuestra propia felicidad sobre todas las otras cosas.
La cara opuesta de nuestro deseo de ser felices es nuestro deseo de estar libres de dolor, sufrimiento, miseria o cualquier otra forma de infelicidad. Lo que todos nosotros deseamos es ser perfectamente felices, libres de la más mínima forma de infelicidad. De hecho, lo que llamamos felicidad es solo el estado en el que estamos libres de infelicidad.
Nuestro estado natural es ser felices. Nuestro deseo de felicidad es nuestro deseo de nuestro estado natural. Consciente o inconscientemente, todos estamos buscando lo que es natural para nosotros.
Nosotros no podemos sentirnos completamente cómodos o felices con algo que no es verdaderamente natural a nosotros. Por eso es por lo que nunca nos sentimos totalmente felices, a pesar de todos los placeres materiales, mentales y emocionales que podamos estar gozando. Todos esos placeres vienen y se van, y, por consiguiente, no son naturales a nosotros.
Todo lo que es verdaderamente natural a nosotros -todo lo que es inherente a nuestra naturaleza esencial -debe estar con nosotros siempre.

Marcelo Dos Santos




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