24 de febrero de 2011
"MUJERES VESTIDAS DE PAPISAS EN EL VATICANO" - PSICOMAGIA SOCIAL- ALEJANDRO JORODOWSKY...Roma Sábado 7 de Mayo del 2011
Deseamos convocar al mayor número de participantes en este acto de psicomagia social que pretende comenzar a equilibrar el papel de hombres y mujeres en la espiritualidad humana. Le preguntamos a Alejandro Jodorowsky el sentido de este acto.
ALEJANDRO JODOROWSKY: En Corintios 1, San Pablo afirma en (11.3):
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer…”
En otras palabras, el hombre tiene gran posibilidad de contactar a Dios, pero la mujer debe contactarse con el hombre para que este la contacte con Dios… Las palabras de San Pablo han guiado a la Iglesia, que las ha aplicado al pie de la letra: los hombre tienen derecho al sacerdocio, las mujeres no. La vida espiritual de la cristiandad (y también en casi todas las otras religiones con igual desprecio por el espíritu femenino) está dirigida por el vicario de un Dios Padre, un Papa, sin que se le de un representante a la mitad de la humanidad, las mujeres, encarnada en una Papisa. La Diosa-Madre fue expulsada de los credos hace ya milenios. Es hora de que esta situación cambie. No se puede edificar una sana sociedad sobre la base del desprecio a a la espiritualidad femenina y a su sutil inteligencia. Si nuestra civilización se define por la religión -vivimos en un mundo judeo-cristiano, en los tribunales se jura decir la verdad apoyando la palma de la mano sobre una Biblia y la Iglesia actúa en la vida política- las mujeres deben recuperar el sitio que les corresponde: no ser tomadas por el “sexo opuesto”, superficiales, habladoras, portadoras de tentaciones diabólicas, exaltadas sólo por su virginidad o por su calidad de madres. La mujer aporta a la vida espiritual la diferencia complementaria, y esto debe ser reconocido. No se trata de ir contra la religión, sino de enriquecerla, equilibrarla, hacerla justa. Por todo esto, el pacífico acto de Psicomagia Social, que consiste en que el mayor número de mujeres posible, visite en silencio, con religioso respeto el Vaticano, vestidas de Papisa, dará una sanadora lección al mundo y con todo seguridad será bendecido por Dios y por todas las generaciones de niñas que vendrán y podrán crecer sin que la sociedad en la que viven las desvalorice… Si este acto es realizado, debería repetirse en la misma fecha cada año. Lo que es evidente, no necesita palabras: basta la presencia muda de miles de Papisas para que la dignidad religiosa se recupere.
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ALEJANDRO JODOROWSKY: En Corintios 1, San Pablo afirma en (11.3):
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer…”
En otras palabras, el hombre tiene gran posibilidad de contactar a Dios, pero la mujer debe contactarse con el hombre para que este la contacte con Dios… Las palabras de San Pablo han guiado a la Iglesia, que las ha aplicado al pie de la letra: los hombre tienen derecho al sacerdocio, las mujeres no. La vida espiritual de la cristiandad (y también en casi todas las otras religiones con igual desprecio por el espíritu femenino) está dirigida por el vicario de un Dios Padre, un Papa, sin que se le de un representante a la mitad de la humanidad, las mujeres, encarnada en una Papisa. La Diosa-Madre fue expulsada de los credos hace ya milenios. Es hora de que esta situación cambie. No se puede edificar una sana sociedad sobre la base del desprecio a a la espiritualidad femenina y a su sutil inteligencia. Si nuestra civilización se define por la religión -vivimos en un mundo judeo-cristiano, en los tribunales se jura decir la verdad apoyando la palma de la mano sobre una Biblia y la Iglesia actúa en la vida política- las mujeres deben recuperar el sitio que les corresponde: no ser tomadas por el “sexo opuesto”, superficiales, habladoras, portadoras de tentaciones diabólicas, exaltadas sólo por su virginidad o por su calidad de madres. La mujer aporta a la vida espiritual la diferencia complementaria, y esto debe ser reconocido. No se trata de ir contra la religión, sino de enriquecerla, equilibrarla, hacerla justa. Por todo esto, el pacífico acto de Psicomagia Social, que consiste en que el mayor número de mujeres posible, visite en silencio, con religioso respeto el Vaticano, vestidas de Papisa, dará una sanadora lección al mundo y con todo seguridad será bendecido por Dios y por todas las generaciones de niñas que vendrán y podrán crecer sin que la sociedad en la que viven las desvalorice… Si este acto es realizado, debería repetirse en la misma fecha cada año. Lo que es evidente, no necesita palabras: basta la presencia muda de miles de Papisas para que la dignidad religiosa se recupere.
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