22 de noviembre de 2010

SER Y HACER.

Todo sucedió prácticamente por sí solo, aunque los procesos profundos se hicieron a sí mismos es decir solos e independientes de la voluntad de las personas. Así como cuando decides desplazarte a pie de un lugar al otro y al llegar admites que nunca fuiste conciente de cuántos pasos hiciste para llegar allí, cuantas veces respiraste o siquiera que te rascaste la cabeza en mitad del camino. Todo se hizo solo.
Así resulta que nacimos. Los días pasaban en vigilia, sueño, recibiendo los cuidados higiénicos de nuestros progenitores y el alimento del seno de mamá. Ninguno de nosotros tuvimos Conciencia de quién hacía todo eso por muchos meses. Incluso podíamos dormir y comer al mismo tiempo. Aunque no tener conciencia de todas esas actividades no nos impedía SER.
Cuando llegamos a los 7 u 8 años las preguntas de padres o parientes reforzaron el mundo del pensamiento, como por ejemplo: ¿Qué vas a Ser cuando seas grande?, ninguno de nosotros pudo contestar : - Solo Grande papá, porque yo, ya SOY-
Uno, nunca duda que uno, ES, aunque siempre responda parcialmente Quién es.
Las actividades en todos los campos ocupan todo el tiempo que estamos en vigilia, incluso el entretenimiento es también una actividad de la mente. Los niños preguntan hoy: ¿qué haremos mañana? Toda actividad es externa e implica el Ser haciendo algo.
Antes de que cualquiera haga algo se necesita Ser. Sin Ser no hay quién haga.
Cuando admites que el Ser ya está hecho, te preguntas entonces porqué nos alejamos tanto haciendo cosas ¿Para qué?
La actividad es periférica y el Ser es central. Por eso hagamos lo que hagamos nunca estamos en el centro, completos, en paz y felices por mucho tiempo.

Práctica : Reconocer cuando estamos en la modalidad de creernos lo que hacemos y olvidar que antes que pensáramos algo por vez primera ya somos (somos, siempre en presente). Para eso podemos en mitad de una actividad secundaria detenernos y apreciar qué sucede. Como caminar y darnos cuenta todo lo que se activa al caminar y luego detenernos en seco.

Allí veremos que lo que somos está más unido aire (prana) respirado inconcientemente que en cualquier otra ocupación conciente, considerada muy importante.
Entregarnos a la fuerza vital que hay en el prana es un camino para realizarnos en este tránsito terreno. Más que en cualquier concepto, mantente aferrado a eso que te mantiene incondicional y gratuitamente con vida. Allí, dicen los maestros están los secretos de las religiones.

Siempre Juntos. Siempre positivos.
Marcelo dos Santos
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