19 de marzo de 2015

EL ARTE DE ESCUCHAR.

Cuando escuches a otra persona, no te limites a hacerlo con tu mente; escúchale con todo tu cuerpo. Y mientras escuchas, siente el campo energético de tu cuerpo interno. Esto aleja la atención del pensamiento y crea un espacio tranquilo que te permite escuchar sin interferencias mentales. Estás dando espacio a la otra persona, espacio para ser. Es el regalo más precioso que le puedes dar. La mayoría de la gente no sabe escuchar porque casi toda su atención está ocupada por el pensamiento. Suelen prestar más atención a su propio pensamiento que a lo que la otra persona les está diciendo, y ninguna a lo verdaderamente importante: el Ser de la otra persona debajo de las palabras y de la mente. Por supuesto que no puedes sentir el Ser de otra persona si no es a través de tu propio Ser. Estás empezando a tomar conciencia de la unidad, que es amor. En el nivel más profundo del Ser, eres uno con todo lo que es. La mayoría de las relaciones humanas consisten principalmente en la interacción de unas mentes con otras, y no en seres humanos que se comunican, que están en comunión. Así no puede crecer ninguna relación, y por eso suelen ser tan conflictivas. Cuando la mente dirige tu vida, el conflicto, la lucha y los problemas son inevitables. Estar en contacto con el cuerpo interno crea un espacio abierto, de no-mente, en el que pueden florecer las relaciones.  
Eckhart Tolle

HOJAS DE HIERVA.

Ya he dicho que el alma no vale más que el cuerpo.
Y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma.
Que aquél que camina sin amor una legua
camina amortajado a su propio funeral.
Que tú o yo, sin tener un centavo,
podemos adquirir lo mejor de este mundo.
Que el mirar de unos ojos o el guisante en su vaina
confunden el saber que los tiempos alcanzan.
Que el objeto más frágil puede servir de eje a todo el universo.
Y digo a la humanidad: No te inquietes por Dios,
porque yo que todo lo interrogo, no dirijo mis preguntas a Dios.
Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no lo comprendo.
"¿Por qué he de desear ver a Dios mejor de lo que ahora lo veo?
Veo a Dios en cada hora del día, y cada minuto que contiene esa hora.
En los rostros de hombres y mujeres, en mi rostro que refleja el espejo, veo a Dios. Encuentro cartas de Dios por las calles y todas ellas firmadas con su nombre, y las dejo en su sitio, porque sé que donde vaya
llegarán otras cartas con igual prontitud.

Walt Whitman

LA ALEGRÍA DE SER.

En el estado de conciencia normal, es decir, no iluminado, el poder y el infinito potencial creativo que residen en el ahora quedan totalmente oscurecidos por el tiempo psicológico. Tu vida pierde la cualidad vibrante, la frescura, la maravilla. Las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo se expresan en acciones absolutamente repetitivas; son un guion mental que te da una especie de identidad, pero distorsiona o encubre la realidad del ahora. A continuación la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de un presente insatisfactorio.
Para notar si te has dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple. Basta con preguntarse: ¿Hay alegría, fluidez y ligereza en lo que estoy haciendo? Si no es así, el tiempo encubre el momento presente, y percibimos erróneamente la vida como una carga o como un esfuerzo.
Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo. El "cómo" siempre es más importante que el "qué". Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Concede toda tu atención a lo que el momento te presente. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello.
En cuanto honras el momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y suavidad. Si tus actos surgen de la conciencia del momento presente, cualquier cosa que hagas, hasta la acción más simple, quedará impregnada de calidad, cuidado y Amor.
Por tanto, no te preocupes por el fruto de tus acciones: mantente atento a la acción misma. El fruto ya vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy poderosa. En el Bhagavad Gita, Una las enseñanzas espirituales más antiguas y hermosas que se conocen, el desapego del fruto de la acción recibe el nombre de karma yoga. Se describe como la senda de la "acción consagrada".
Cuando cesa el esfuerzo compulsivo por alejarse del ahora, la alegría de Ser fluye en todo lo que haces. En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización; no buscas en él la salvación. Por lo tanto, no te apegas a los resultados. Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has encontrado la vida subyacente en tu situación de vida.
En ausencia del tiempo psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal. Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total ahora.
―En ese estado de totalidad, ¿aún seríamos capaces de conseguir objetivos externos? ¿Tendríamos deseos de conseguirlos?
Por supuesto, pero ya no tendrías expectativas ilusorias de que algo o alguien del futuro va a salvarte o hacerte feliz. En lo relativo a tu situación de vida, puede que te queden cosas por conseguir o adquirir; son parte del mundo de la forma, del mundo de la ganancia y de la pérdida. Sin embargo, a un nivel más profundo, ya estás completo y, cuando tomas conciencia de ello, todo lo que haces queda envuelto en una energía alegre y juguetona. Estando liberado del tiempo psicológico, ya no persigues tus objetivos con sombría determinación, impulsado por el miedo, la ira, el descontento o la necesidad de convertirte en alguien. Tampoco te paraliza el miedo al fracaso, que para el ego implica una pérdida de identidad. Cuando tu sentido de identidad se deriva del Ser, cuando te liberas del "devenir" como necesidad psicológica, ni tu felicidad ni tu sentido de identidad dependen de los resultados, y por tanto estás libre del miedo. No buscas la permanencia donde no puedes hallarla: en el mundo de la forma, de la ganancia y de la pérdida, del nacimiento y de la muerte. No pides que las situaciones, condiciones, lugares o personas te hagan feliz y después sufres si no responden a tus expectativas. Respetas y honras todas las cosas, pero ninguna importa demasiado. Las formas nacen y mueren, pero tú eres consciente de lo eterno que está detrás de las formas. Sabes que "nada real puede ser amenazado".
Cuando éste es tu estado de Ser, ¿cómo puedes fracasar? Ya has triunfado.

Eckhart Tolle

17 de marzo de 2015

LA VIDA ME EXCLUYE.

La verdad es que no somos los hacedores de la vida. La vida hace lo que hace, y solo después llega el pensamiento y se atribuye la autoría de cosas que nunca hizo. El pensamiento dice: "¡Yo he hecho eso! ¡Yo he hecho que ocurra! ¡Tengo la vida bajo control!", y nos lo creemos hasta el día que morimos.

Así que decimos: "Veo un árbol", y esa afirmación nos obliga a preguntarnos: ¿quién es el que ve el árbol? ¿Hay dos cosas: la vida y yo, el árbol y la entidad que lo ve? ¿O acaso existe la sola realidad homogénea indivisible, inefable, unificada que es la vida misma, una realidad que no puedo de ninguna manera separar de mí? Cuando regreso a la experiencia presente, lo único que encuentro es un ver sin esfuerzo que está sucediendo ahora mismo, sin ninguna división entre el que ve y todo aquello que está viendo. La vida no tiene fronteras. Ver no tiene dentro y fuera. Hay simplemente ver, simplemente formas, colores y texturas que aparecen en la vasta percepción consciente que soy. Sencillamente, no puedo encontrar la línea divisoria entre lo que soy y todo lo que aparece. No puedo encontrar el lugar donde yo termino y la vida empieza. Tal vez la línea no existe ni nunca haya existido.
Es más tarde cuando el pensamiento dice: "Yo. Yo veo. Yo veo... un árbol". Ahora parece que haya dos cosas: el árbol y yo. Ahora me siento separado del árbol de un modo inexplicable; parece que estuviera, no se sabe cómo, fuera de mí. A cierto nivel, ahora me siento limitado y echo de menos el hogar; me siento separado del árbol y añoro la unión. Me siento separado del cielo, me siento separado de mi cuerpo, de ti, y añoro la unión. Pero antes del pensamiento, antes del sueño de dentro y fuera, ¿existe realmente algo que nos separe? ¿Acaso lo único que existe no es intimidad? ¿Hay necesidad de "re-unión" cuando ya hay unión?Antes del pensamiento, ¿quién está separado de la vida? ¿Quién está incompleto? ¿Quién añora la unión?

Jesús dijo una vez: "Tienes que perder la vida para salvarla". Siempre me había desconcertado esta frase ―parece la paradoja suprema―, hasta que me di cuenta de que quizá se refería a la intimidad total entre lo que soy, en esencia, y la vida en sí. Así son las cosas, en el lugar donde sería de esperar que encontrara una entidad llamada "yo", lo único que de verdad encuentro es esta asombrosa danza de olas, y nada que me separe de ellas. En la ausencia del yo, encuentro la presencia del mundo. El mundo y yo estamos enamorados ―en el verdadero sentido de la palabra "Amor"―. Pierdo la identificación con "mi vida" y descubro mi inseparabilidad de la vida en sí. Descubro que no soy una consciencia, un alma o un espíritu desencarnados separados de la vida, flotando sobre, más allá o detrás de la vida, o que hayan existido antes o existan después de la vida. Soy la vida.
La experiencia presente está tan llena de visiones, sonidos, olores y sensaciones que no queda sitio para un yo separado. ¡La vida me excluye!
Nisargadatta Maharaj pronunció estas bellas palabras: "La sabiduría dice que no soy nada. El amor dice que lo soy todo. Entre ambos fluye mi vida". Como vasto océano de Ser, no eres nada en particular. No eres un yo ni un tú. Lo que eres es el inmenso espacio abierto en el que todo sucede, y reconocer esto da claridad y sabiduría. Pero la claridad y la sabiduría no están completas sin su reflejo: el Amor. Y el amor nace de reconocer que, como espacio abierto, como océano, lo que eres acepta incondicional y profundamente todas las olas que aparecen..., todas las visiones, sonidos, olores y sensaciones que están apareciendo ahora. Todo es inseparable de la nada que eres. En tus ojos, todo es Amado. El reconocimiento de la sabiduría está verdaderamente incompleto sin el reconocimiento del Amor.

Jeff Foster


7 de marzo de 2015

ME RESERVO EL DERECHO DE ABRAZAR A MIS DEMONIOS.

“El amor conlleva sufrimiento porque lo puedes perder, pero negarse al amor para evitar el sufrimiento no lo soluciona, ya que se sufre por no tenerlo. Entonces, si la felicidad es el amor, y el amor es sufrimiento, entonces, digo, la felicidad es también sufrimiento.”
Sonia, en Amor y Muerte, de Woody Allen.

Me reservo el derecho de estar triste, de sentirme mal porque no es justo o porque algo no está bien. Me lo reservo porque lo contrario me presiona y me deprime. Esos son mis demonios y en realidad no son tan malvados. Ellos me piden que los comprenda y me dicen que lo que siento es la vida y que el mundo es el paraíso que yo quiera crear.
Tú y yo tenemos demonios.
Imagínate que hay alguien que te dice que puedes estar triste, que es normal que lo estés y que, de hecho, debes estarlo de vez en cuando. Imagina que ese alguien eres tú, aceptando tus emociones y gritándole al mundo entero que no has tenido un buen día, por la simple razón de que no todos pueden ser buenos.
El caso es que, en nuestro mundo actual, parece que tenemos la obligación de sentirnos bien y de evitar el sufrimiento. Nos lo venden como algo anormal, negativo y apartado de cualquier vida que podamos entender como plena.
De hecho, parece que sentirse mal y creerse mentalmente sano o sufrir y vivir la vida no forman buenas parejas culturales. De la misma forma, si a alguien se le ocurre decir “me siento mal pero estoy bien”, se le mira con extrañeza y tratando de discernir cuál es su peculiaridad.
Hemos caído en la trampa de exigir un exceso de optimismo a nuestras vidas. Hemos ignorado que no debemos de aprender la lección sin cuestionarla y, ahora, pagamos las consecuencias de asumir que no sufrir es un valor al alza para la cuenta de la vida y que lo correcto es mover nuestros millones para conseguir evitar las complicaciones y entonces “tener vida”.
Mis demonios y los tuyos están luchando contra el aluvión de frases positivas y carteles motivacionales que les obligan a guarecerse, a esconderse tras una pared de papel y alimentarse de represión. Lo triste y lo negativo necesita su espacio en nuestra vida porque, de otra manera, explotará y nos ahogará. Es que ya no tenemos derecho ni a fruncir el ceño cuando algo nos molesta, ya vale de ceder ante la tiranía y la dictadura del optimismo excesivo.
No quiero que me obliguen a ser feliz siempre porque mi tristeza es la única que me hace valorar a la felicidad y a la alegría y porque me dice que algo no va bien y que debo preocuparme; porque si nunca me sintiera triste no sabría valorar lo que es no estarlo. En ese sentido la alegría es más egoísta y me hace pensar que todo está bien, acortando el tiempo que tengo para reaccionar si en verdad no lo está.
Tampoco quiero ser una persona pesimista o melancólica ni quiero que me fulmines llamando depresivos a mis demonios, porque lo único que estoy haciendo es vivir aceptando que mis días tienen muchos matices, tantos como mis circunstancias.
Entonces defender a mis demonios me da dos alternativas: aceptarme o rechazarme. Si acepto que ellos existen no me harán sufrir intentando evitarlos y frustrándome porque siempre me encuentran y cada vez me abrazan con más fuerza, dejándome sin respiración. Eso sí que es malo.
Por eso prefiero seguir dándoles paso e invitándoles a esclarecer mi mente de vez en cuando, porque ellos son sinceros cuando les dejo entrar y me dicen que vale la pena luchar porque vale la pena ser feliz.
Porque el lema de “tienes que sentirte bien para poder ser feliz” no es mi lema, más bien prefiero entender que la tristeza y la alegría conviven y se necesitan la una a la otra y que es más sano “vivir pensando que me sentiré bien aunque a veces me sienta mal”. Porque según cómo responda ante lo que mis demonios me hacen pensar y apreciar depende que yo me limite o me abra a lo natural de la vida.
Porque ante el supermercado de razonamientos y recetas para casi todo, mis demonios me gritan hasta que consiguen que me duela el alma pensando que yo nunca conseguiré la plenitud porque no sé vivir el momento o no tengo ganas de sonreír desde que me levanto hasta que me acuesto.
Solo es por eso por lo que me reservo el derecho de usar mi tristeza cuando me plazca, porque mis demonios se niegan a caer en la trampa que les hace engordar, porque mis demonios me quieren y no buscan hacerme daño, solo abrazarme de vez en cuando sin que yo oponga resistencia para recordarme que estoy viva.

Raquel Aldana

6 de marzo de 2015

RADIÓNICA COMO ARTE CURATIVO Y CIENCIA.

La Ciencia Radiónica es uno de los métodos científicos más avanzados del planeta, este método permite explorar, interactuar, diagnosticar o balancear los campos etéricos sutiles (energéticos y electromagnéticos) de diferentes cuerpos o estructuras físicas, biológicas y no biológicas, permitiendo la exploración a profundidad, en los sistemas que dan forma a la existencia material, esto, utilizando instrumentos científicos muy especializados, dichos instrumentos puede determinar las causas subyacentes de casi cualquier desbalance, alteración, o enfermedad en un sistema vivo, sea humano, animal, vegetal, y aun en la materia aparentemente inerte como serian cristales, metales, gases, líquidos, o la tierra misma.
La teoría básica y la práctica de Radiónica tiene su fundamento en que el ser humano y todas las formas de vida comparten un principio, este dicta "que todo lo que vive o habita dentro de nuestro planeta está inmerso en su campo electromagnético", y que además cada ser viviente forma su propio campo el cual lo envuelve, este campo en caso de sufrir una deformación o en caso de ser contaminado, presenta o refleja una afectación al individuo representándose como una enfermedad e incluso como una carga emotiva.
Basados en este Ley científica, es posible decir que: "Todo es energía", Tomando esto como fundamento, la ciencia Radiónica contempla que órganos, enfermedades y remedios tienen su propia frecuencia o vibración particular. Y Estos factores se pueden expresar en valores numérico-matemáticos que se conocen como "Rates" o tasas en la forma de patrones geométricos básicos. Esto proporciona los medios por los cuales el médico o especialista radiónico identifica y trata la enfermedad y esta incluso puede ser atendida a distancia.
La Radiónica como un arte curativo tuvo su origen en las investigaciones de un medico norteamericano muy distinguido el Dr. Albert Abrams. Él nació en San Francisco en 1863 y fue uno de los primeros médicos especialistas más altamente calificados en su tiempo. Graduado de la Universidad de California, escribió varios libros de texto médicos y eventualmente ganó el más alto reconocimiento y reputación a nivel mundial como el mejor Médico especialista en enfermedades del sistema nervioso. En el curso de sus investigaciones el Dr. Abrams hizo el descubrimiento más increíble y extraordinario de nuestro tiempo, y este fue el que las enfermedades se podrían medir en términos de energía.
El ideó el instrumento que utilizo y calibró con marcadores numéricos que le permitieron identificar y medir las reacciones e intensidades de cada enfermedad a la perfecta medida. De este trabajo y extraordinario descubrimiento, llamado E.R.A. (Electronics Reactions of Abrams) se estableció la reacción electrónica de Abrams, y de este nació la llamada Radionica como la conocemos hoy en día.

PRINCIPIOS DE LA RADIÓNICA.
  • Todo está en constante movimiento
  • Toda materia vibra u oscila.
  •  La oscilación de la materia produce frecuencias y resonancias moleculares.
  • Las frecuencias y resonancias de la materia emiten y reciben información de su estructura.
  • En nuestro caso son producidas por las células, tejidos y órganos.
  • Estas frecuencias emiten o reciben información con la que organizan la materia en campos energéticos diversos.
  • Las bio-frecuencias y bio-resonancias moleculares pueden ser transformadas o alteradas como lo son las radiofrecuencias, modificando la información y por lo tanto modificando los campos energéticos de los que emanan.
  •  En Radiónica se han podido obtener y descifrar como códigos numéricos (Rates) las bio-frecuencias y bio-resonancias.
  • Usando estos Rates radiónicos como filtros para aislar frecuencias específicas, las bio-energías y la bio-resonancias pueden ser medidas y analizadas.
  • Por medio de Radiónica la información de las frecuencias, bio-energías y bio- resonancias puede ser cambiada o modificada.
  •  Las frecuencias, energías y resonancias nocivas y destructivas pueden ser transformadas.
  • Las frecuencias benéficas pueden ser apoyadas y fortalecidas.
  • El propósito de Radiónica es motivar y estimular el potencial de auto-curación y regeneración natural a través de la renovación de la memoria estructural del campo bio-energético.
  • Radiónica es un método de análisis y de re-equilibrio basados sobre los principios de la bio-energética, electro-física y electrónica, apoyados en la ciencia de la Radiestesia la que indudablemente tiene como base las capacidades psíquicas y las aptitudes mentales del médico o técnico en Radiónica.



5 de marzo de 2015

CONFÍA EN EL SER. SÉ UNO CON TU SER INTERNO.

Tan pronto como llegas al bello espacio de serenidad y vacío, simplemente mantente en silencio dentro de tu ser. Ahora es fácil reconocer quién será el primer visitante. La mente vendrá y preguntará: "¿Ahora, qué?" Esto normalmente provoca que la "persona", y su sentido de inseguridad, se active de nuevo y muchos se distraen con el "miedo a lo desconocido" y dudan ir más adentro.
Pero, ¿a quién le hace la mente tales preguntas?
Ahora la mente esta fuera de la puerta, pero no se ha ido aún. Ella está tratando de volver a entrar para reconquistar el control conectándose con tu "persona". "Así que, ¿qué vas a hacer con todo este vacío? ¿Cómo van a hacerse las cosas?", pregunta. Pero esto no te concierne ahora.  Te has movido de la persona a la presencia, un estado más alto de conciencia. Es un momento crucial en el despertar. La mente no se rendirá tan fácil. Ella tomará cualquier oportunidad de empujarte de vuelta a tu estado previo. No caigas en esto. Confía en el Ser. Sé uno con tu ser interno. No hay nada que hacer, sino mantenerte silenciosamente reconociendo el estado y la presencia de la gracia. Solo mantente en silencio. Deja ir el mando.
Suelta la "conducción de la vida". (Esta es tricky porque en ingles sirve de doble sentido… manejar la vida y la rueda de la vida… 'wheel of life' es una expresión que usualmente se refiere a 'rueda de la vida' -samsara. Por eso creo que 'conducción' de alguna forma hace referencia a las dos: dirigir y rueda (flow). Si tú, como persona, tratas de dirigir la vida, sólo harás esfuerzo y lucha. Cuando abandonas la necesidad de controlar, encontrarás que eres acariciado por un poder más profundo.  Aprecia el silencio, la quietud, la intuición y la sabiduría que está surgiendo naturalmente dentro de ti,  y que tu mente está tratando de distraerte a que reconozcas.  Estate vacío, en silencio y confiado. Es como si un agujero se hiciera en el universo de la mente y la mano de Dios te está halando hacia tu existencia divina.
Mooji


2 de marzo de 2015

UN AMOR SANO, UN AMOR CONSCIENTE ES:

ADMIRAR a tu pareja, pero no una admiración superflua o banal, es una reverencia a su alma, un agradecimiento natural por su existencia.
RESPETAR su esencia, dejar que su personalidad salga a flote, no limitar sus virtudes, hacerle sentir en confianza con cada gesto, con cada palabra, porque la mejor expresión del ser, es precisamente ser él mismo.
COMPARTIR su espacio, gustar de sus actividades sin interferir en ellas, valorar sus momentos de soledad y reconocer que en cada una de estos crece como persona.
MOTIVAR, incentivar y procurar su desarrollo, personal, espiritual y material. Saber que de la mano la cima es más fácil de alcanzar. Conocer la recompensa de una estabilidad mutua.
DAR CARIÑO, dar un abrazo cuando es necesario, jugar con sus cabellos después de hacer el amor, sonreír cada mañana, decirle la importancia de su bella existencia.
CONOCER el placer terrenal y celestial y ofrecerlo sin tabúes, sin miedos, sin límites. Disfrutar su sensualidad y sexualidad, tener la convicción de poder invitar a Dios y al Demonio a cenar en una sola noche y por el resto de sus vidas.
PLATICAR sus diferencias e incomodidades, saber que el diálogo es el mejor método para desarmar y resolver un conflicto. Así como reestructurar las promesas y reforzar las metas.
RENOVAR cada día su relación, co - crear la diversión, estar conscientes de que la monotonía y la rutina existen y no precisan encontrarla, sonreír y divertirse por todo y por nada.
SER FIELES a su corazón y a sus ideales, no prometerse amor eterno pues saben que aun en la distancia y eternidad se seguirán amando con la misma intensidad.
DECIR SIN MIEDO: "Te quiero", "Te Amo", "Te necesito" "Te extraño" “Te Deseo”... En una noche de copas, en un cielo estrellado, en la cima de la montaña, en una tarde lluviosa, en una caricia, en una palabra, en una mirada, en un beso.
Día a día el AMOR fluye, crece y se convierte en esencia, esto es amar con consciencia.
Kok-Uhga


1 de marzo de 2015

NUESTRO PILOTO AUTOMÁTICO.

¿Cuándo vas a ese sitio sueles ir por el mismo camino sin planificarlo? ¿Alguna vez has salido de casa, has cerrado la puerta y no te acuerdas de haberlo hecho? ¿En ocasiones has ido conduciendo y has seguido adelante y te has dado cuenta de te habías pasado la salida? Pues te presento al piloto automático.
Este piloto automático consiste en realizar acciones sin que nos demos cuenta de ello. Cuando este “piloto” se activa no tenemos la atención puesta en lo que hacemos, incluso a veces ni de lo que pasa a nuestro alrededor.
¿Por qué se activa? Este “piloto automático” se activa cuando estamos tan inmersos en la rutina que simplemente parece un día más y hacemos lo de siempre. Es por ello que suele ocurrirnos en acciones automáticas como caminar, ir en coche, comer, etc. Cuerpo y mente se acostumbran a seguir el mismo camino, con las mismas sensaciones, de modo que en lugar de ser una persona emocionalmente activa y abierta a la experiencia, sin darnos cuenta nos convertimos en una persona pasiva, como una máquina que realiza los mismos gestos día tras día, que sigue un camino fijo. De modo que nos quedamos en nuestra zona de confort. ¿Qué es la zona de confort? La zona de confort es la burbuja en la que vivimos. Cada persona tiene su burbuja, en dónde se incluye la forma de vivir, la forma de experimentar, su entorno, etc. Cuando nos quedamos dentro de nuestra burbuja parece que se experimente día tras día “lo mismo”, sobre todo si la persona realiza un trabajo repetitivo, llegándose a sentir que el tiempo pasa muy deprisa e incluso llegar a desorientarse en qué día se encuentra de la semana. Es importante destacar que cada zona de confort es distinta de una persona a otra. Por ejemplo, una persona que viva en el centro de Madrid estará acostumbrada a los atascos, al tráfico, al ir y venir de la gente, etc., mientras que una persona que viva en un pueblo pequeño estará acostumbrada a envolverse de un clima tranquilo, sin apenas coches y tumultos.
¿Qué tengo que hacer para que no se active el piloto automático?
Aprende a tolerar la incertidumbre: en ocasiones nos quedamos en nuestra burbuja porque nos da miedo arriesgar, nos dan miedo los cambios, lo desconocido, la incertidumbre de no saber qué va a pasar, de modo que preferimos quedarnos en un sitio controlado, en nuestra zona de confort, donde podemos intuir qué es lo que nos va a deparar el día
Improvisa: Solo cuando pasa algo extraordinario nos traslada al presente. Un atasco, un accidente, una noticia… El llamado efecto sorpresa, por el cual nos acordamos de ese día, un momento, una frase, una lección, cuando ocurre algo fuera de lo habitual que nos sorprende. No dejes que algo externo te devuelva al presente, todo día es bueno para hacer algo extraordinario, ¿por qué no?.
Explora: Coge el ordenador, el móvil, un mapa, lo que tengas a mano para poder mirar nuevas rutas para ir al trabajo, a la escuela, a coger el tren, el bus, etc. Busca una nueva ruta por otra parte para llegar al mismo lugar. Explorando nuevas calles, nuevos ambientes, te hará volver al presente.
Siente: Una comida, una tela, un perfume, un paisaje…Todo puedes sentirlo, y puedes hacer de tu acción algo diferente. Cuando comas si no sabes que lleva intenta adivinar qué ingredientes podría contener, cuando camines, observa tu entorno, qué olores te vienen en ese momento.
Cuídate:  cuando activamos el piloto automático es que en ocasiones estamos tan cansados que nuestra atención se disminuye. Por ello es importante descansar bien y comer bien, sin comidas pesadas antes de ir a trabajar. La rutina es parte de nuestra vida, pero no por ello hay que descuidar cosas tan importantes como el sueño y la alimentación.
Brain-off: a veces desconectamos del presente a través de nuestros pensamientos. Prorrogar esos pensamientos preocupantes para otro momento, quedándose el cerebro “Off” apagado nos ayudará a centrarnos en el ahora.

Raquel Ribes
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