17 de diciembre de 2014

EN CASOS DE FAMILIAS REALMENTE TÓXICAS, ¿ES ACONSEJABLE Y POSIBLE CORTAR CON TODOS ELLOS?

Alejandro Jodorowsky: Yo lo hice: me fui de Chile a los 23 años y nunca más volví a ver a mi familia. Eran seres tóxicos. Yo podría haber caído en la trampa que nos exige amar a los padres sean lo que ellos sean. El instinto gregario nos hace desear, cuando los antepasados son imperfectos, quedarnos toda la vida atados emocionalmente a ellos pidiéndoles que nos den lo que hubieran debido darnos… Cortar con el árbol genealógico es un acto heroico, que no recomiendo a las almas débiles. Gran cantidad de veces, cuando leo el Tarot, me encuentro con adultos que por no haber resuelto sus sufrimientos infantiles, siguen pegados a la ilusión de que sus padres algún día van a comprenderlos y amarlos, sin querer darse cuenta de que lo que no les dieron cuando niños, nunca se lo darán. Cortar con ellos y buscar el Amor en otras fuentes parece fácil cuando se dice, pero en la realidad, el individuo se aferra a sus raíces, como si de ellas dependiera su existencia. Encontrarse de pronto libre de todos esos lazos neuróticos nos coloca en un angustioso vacío. Es entonces cuando, con voluntad heroica, debemos construirnos una nueva vida, aérea, sin posibilidad de regreso, sin identidad egoístamente personal, sin una patria reducida a fronteras, perteneciente al planeta entero, libre del pasado, navegando hundido en el presente, obedeciendo a la mutación que intenta el futuro y creando, si es posible, una familia iluminada y libre.

Respuesta de Alejandro Jodorowsky a Plano Sin Fin (Antes Plano Creativo)

Fuente: http://planosinfin.com

15 de diciembre de 2014

AGRADECIDA CON LA VIDA.

Ya escondí un amor por miedo de perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron. Ya pasé horas frente al espejo tratando de descubrir quién soy. Ya tuve tanta certeza de mí, hasta el punto de querer desaparecer. Ya mentí y me arrepentí después. Ya dije la verdad y también me arrepentí. Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para más tarde llorar en silencio en un rincón. Ya sonreí llorando lágrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír. Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían. Ya tuve ataques de risa cuando no debía. Ya rompí platos, vasos y jarrones, de rabia. Ya extrañé mucho a alguien, pero nunca se lo dije. Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar. Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros. Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros. Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz. Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba. Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad. Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí. Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más. Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería. Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba. Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía. Ya llamé a personas cercanas de "amigos" y descubrí que no lo eran... a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí...
No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque ¡voy a seguir mi corazón! No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente! No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre!
Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las drogas más potentes, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos. Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir: "Qué más da? ¡Me encanta volar!"


Clarice Lispector

Fotografía : ©Kate Powel

5 de diciembre de 2014

¿ESTAMOS VIVAS?

A menudo mi mente supone cosas, y a menudo se equivoca. No esperaba sentirme inspirada en un entierro, y sin embargo, eso fue lo que sucedió.
Aparece el sacerdote (un hombre valiente, que me dejó alucinada, ahora verás porqué), nos mira fijamente y nos pregunta: “¿PARA QUÉ VIVIMOS?”. Y no sólo eso. Señala el ataúd y nos dice:
“Esta mujer está muerta. Y como su cuerpo ha muerto ya no puede sonreír, abrazar, coger a alguien de la mano, besar a alguien a quien quiere…porque está muerta.  Ya no puede expresar el amor. ¿Cuántos de nosotros también estamos muertos ahora mismo? Porque no estamos amando. Tenemos los mismos síntomas: no miramos a los ojos, no sonreímos, no besamos, no abrazamos…estamos muertos.”
Realmente inspirada.
Cuando la muerte se da un paseo por nuestra vida nos enseña algunas cosas. Por ejemplo que nos olvidamos cada día de que esta experiencia no es eterna, de que no tenemos todo el  tiempo del mundo, y de que nos conviene preguntarnos qué estamos haciendo con él, a qué lo dedicamos, y si de verdad lo saboreamos. A veces me parece que vivimos como si de una comida larga y deliciosa sólo saboreáramos dos sorbos de algún vino y un bocado del postre, mientras la gran mayoría de los sabores y  aromas pasan sin dejar huella en nosotras porque simplemente nuestra cabeza está en otro sitio. Y mientras estamos perdidas en “nuestras cosas” los platos van pasando…y por eso el final siempre nos parece demasiado pronto.
Supongo que no es casualidad que haya empezado justo ahora a ayudar a una clienta a afrontar su tremendo miedo a la muerte. Entre otras reflexiones le lanzaba esta frase que también me digo a mí: “Sólo quien no ha vivido tiene miedo a la muerte”. Y me acuerdo también de un amigo, José Luis Humara, al que la enfermedad y la posibilidad de la muerte le han enseñado tanto, y le han convertido en el gran poeta que posiblemente siempre fue, pero que no se había dado tiempo para ser… hasta ahora. No se había dado ese tiempo del que hablan sus poemas. Te dejo con uno de ellos, deseando que te concedas el espacio que hace falta para saborearlo. Y también con una observación que él nos hacía este verano: “He aprendido que somos muy rácanos a la hora de permitirnos DISFRUTAR” (y no se refería a gastar dinero, sino a aprovechar cada instante, a disfrutar, a celebrar la vida y cada pequeña ocasión).
¿Y TÚ? ¿CÓMO QUIERES VIVIR HOY?
Marina Fernández (http://www.elblogalternativo.com/)

II.- TIEMPO
Etérea mariposa,
recién transformada
de devoradora larva,
vuelas ahora,
sin prisa aparente,
buscando,
con tus finísimas antenas
la mejor flor
donde desenrollar
tu alargada lengua
y llegar a lo más íntimo
de aquella que adorna la rama.
Acabas de cambiar,
forma,
hábitos de comida,
preparado los mejores
y más vistosos colores,
para que tus alas
sean atractivas
a fin de perpetuarte.
Y tan sólo tienes
unas horas por delante
para llevar a cabo
¡tanta tarea!
Silenciosa y sosegada
Incluso, me parece,
pierdes tiempo
contemplándome
desde el exterior de la ventana.
¡Oh! especie humana
Sin tiempo para libar,
sorbo a sorbo la vida.
José Luis Humara
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