Nunca he pertenecido a nadie, nunca he disfrutado de lo
más profundo de otra persona, nunca me he sentido «una» con otra persona. ¿Por
qué he sido tan solitaria toda mi vida?
LA VIDA ES UN MISTERIO, PERO TÚ LA PUEDES REDUCIR A UN PROBLEMA. Una vez que
conviertes el misterio en un problema tendrás dificultades, porque ya no tiene
solución. El misterio sigue siendo un misterio, no tiene solución; es
irresoluble, por eso se llama misterio. La vida no es un problema. Éste es uno de los principales errores que seguimos
cometiendo: en cuanto podemos, planteamos un interrogante. Pero si planteas un
interrogante a un misterio, te pasarás toda tu vida buscando la respuesta y no
la encontrarás, y eso, naturalmente, produce una gran frustración.
Lo que yo veo en la persona que me ha hecho esta pregunta es que ella ha nacido
meditadora. En vez de convertirlo en un problema, ¡disfrútalo! No pertenecer
supone una de las grandes experiencias de la vida. Ser alguien completamente
ajeno, no encontrar tu sitio en ninguna parte, es una maravillosa experiencia
de trascendencia.
Un turista norteamericano fue a visitar a un maestro sufí. Durante muchos años
había oído hablar de él; se había enamorado de sus palabras, de su mensaje.
Finalmente decidió ir a verlo. Cuando entró en su habitación se quedó
sorprendido; ¡la habitación estaba completamente vacía! El maestro estaba
sentado; ¡no había ningún mueble! El norteamericano no podía concebir un lugar
para vivir sin ningún mueble. Enseguida le preguntó:
Entonces el anciano sufí se rió y le respondió:
—Y ¿dónde están los tuyos?
El norteamericano contestó:
—Pero yo soy un turista. ¡No puedo cargar con mi mobiliario! Entonces el
anciano le dijo:
—Lo mismo me ocurre a mí. Soy un turista que se encuentra de paso sólo por unos
días, después me marcharé, al igual que tú te marcharás. Este mundo no es más que una peregrinación; muy importante, sin duda, pero no
es un lugar al que debamos pertenecer, no es un lugar del cual debamos formar
parte. Sé cómo el loto.
Ésta es una de las desgracias que le ha ocurrido a la mente humana: convertimos
todo en un problema. Esto que te ocurre se debería convertir en algo que
te proporcionara una gran alegría. No te autodenomines «solitaria». Estás
utilizando un término equivocado, porque la misma palabra implica una especie
de condena. Estás sola y la palabra «sola» conlleva una gran belleza. Tampoco
estás aislada. Estar aislada implica que necesitas a los demás; estar sola
significa que estás enormemente enraizada en ti misma, centrada en ti misma. Te
bastas a ti misma.Todavía no has aceptado este don de la existencia, por lo que estás sufriendo
innecesariamente. Esto es lo que yo veo; hay millones de personas que no hacen
más que sufrir innecesariamente.
Míralo desde otra perspectiva. No te estoy dando una respuesta; yo
nunca doy respuestas. Solamente te hago que veas desde otras perspectivas,
desde nuevos ángulos. Piensa en ti misma como alguien que ha nacido como
meditadora, capaz de estar sola, lo suficientemente fuerte para estar sola, tan
centrada y tan arraigada que no necesita en absoluto a los demás. Por supuesto,
uno se puede relacionar con los demás, pero no se convierte en una relación.
Relacionarse es algo muy bueno. Dos personas que están solas se pueden
relacionar; dos personas que están las dos solas no pueden establecer una
relación.
La relación es la necesidad de aquellos que no pueden estar solos. Dos personas
aisladas se relacionan. Dos personas que están solas se relacionan, se
comunican, conversan pero siguen estando solas. Su soledad permanece
incontaminada; su soledad permanece virgen, pura. Son como cumbres, las cumbres
del Himalaya; se alzan en lo alto del cielo, por encima de las nubes. Aunque
las cumbres nunca se encuentren, existe una especie de comunión entre ellas a
través del viento, a través de la lluvia, a través de los ríos, a través del
sol y a través de las estrellas. Sí, existe una comunión; hay un gran diálogo.
Se susurran la una a la otra; sin embargo, su soledad sigue siendo absoluta;
nunca se comprometen.
Sé cómo una alta cumbre en el cielo. ¿Por qué anhelar pertenecer a alguien? ¡TÚ
no eres una cosa! ¡Son las cosas las que pertenecen!
Tú has dicho antes: «Nunca he pertenecido a nadie, nunca he disfrutado de lo
más profundo de otra persona». ¡Ni falta que te hace! Profundizar en este mundo
significa perderse. La persona mundana es la que profundiza; un buda está
destinado a ser siempre un extraño. Todos los budas son extraños. Aunque estén
en medio de la multitud, están solos. Aunque estén en medio del bullicio, no están
allí. Aunque se relacionen, siguen estando separados. Hay una especie de
distancia sutil que siempre está ahí. Esa distancia supone libertad, esa distancia supone alegría absoluta, esa
distancia supone tu propio espacio. ¿Te autodenominas solitaria? Debes estar
comparándote con otras personas: «Mantienen tantas relaciones, tienen tantas
aventuras amorosas: se pertenecen el uno al otro, han profundizado; yo soy una
solitaria. ¿Por qué?». Te estás angustiando innecesariamente.
Mi enfoque es el siguiente: todo aquello que te ha dado la existencia debe ser
una necesidad sutil de tu alma, de lo contrario, no te lo habría dado.
Piensa más en la soledad. Celebra la soledad, celebra tu espacio puro y, en tu
corazón, surgirá una hermosa canción. Esta será una canción de conciencia, será
una canción de meditación. Será la canción de un pájaro solitario que canta en
la lejanía; no canta a nadie en particular, canta únicamente porque su corazón
está lleno y quiere cantar, al igual que la nube está llena y quiere llover, al
igual que la flor está llena, abre sus pétalos y esparce su fragancia... , sin
ninguna dirección. Permite que tu soledad se convierta en una danza.
Me siento muy feliz por ti. Si dejas de crearte problemas... No me parece que
sean auténticos problemas. ¡El único problema es que la gente no hace más
que inventarse problemas! Los problemas nunca se resuelven; se disuelven: te
estoy dando una perspectiva, un enfoque. ¡Disuelve tu problema! Acéptalo como
un don de Dios, con enorme gratitud, y disfrútalo. Entonces te quedarás
sorprendida: ¡qué don tan precioso, y todavía no has empezado a apreciarlo!
¡Qué don tan precioso yace en el fondo de tu corazón, inapreciado!
¡Danza tu soledad, canta tu soledad, vive tu soledad!
No te estoy diciendo que no ames: de hecho, sólo es capaz de amar la persona
que es capaz de estar sola. Las personas aisladas no pueden amar. Necesitan
tantas cosas que son dependientes; ¿cómo van a amar? Las personas aisladas no
pueden amar; pueden explotar. Las personas aisladas fingen amar; en lo más
profundo quieren conseguir amor. No lo pueden ofrecer; no tienen nada que
ofrecer. Sólo aquella persona que sabe cómo estar sola y feliz está tan llena
de amor que puede compartirlo. Lo puede compartir con personas desconocidas.
Y recuerda que todos somos unos desconocidos. Tu marido, tu mujer, tus hijos;
todos somos unos desconocidos. ¡No olvides nunca esto! No conoces a tu marido,
no conoces a tu mujer: ni siquiera conoces a tu hijo; el hijo que has llevado
en tu vientre durante nueve meses es un desconocido.
Toda esta vida es una tierra extraña; venimos de algún origen desconocido. De
repente nos encontramos aquí, y un día, de repente, te vas, de vuelta al
origen. Este viaje dura unos cuantos días; haz que sea lo más agradable posible.
Sin embargo, hacemos todo lo contrario, lo hacemos lo más desgraciado posible.
Ponemos todas nuestras energías en hacerlo cada vez más desgraciado.
Osho.