Normalmente pensamos en la rendición en una manera. Por
ejemplo: No sé cuántos de nosotros hemos visto la película “La vida de Pi” (Life
of Pi) pero en ella, el personaje principal se encuentra en el medio del océano
sin comida, sin agua y sin un lugar al cuál dirigirse. Al final, en su
desesperación, llama al Creador y le dice: “¡Está bien! ¡Me entrego a ti! ¡Me
rindo!”.
Éste es un tipo de rendición, pero no es a la que me refiero. Existe otra forma
de rendirse, la rendición agresiva, la cual ocurre cuando puedo decirme a mí
mismo: “estoy preparado y dispuesto a hacer lo que sea necesario en mi trabajo
espiritual para aprender cómo llegar a la elevación espiritual, para aplicar
las herramientas y para no caer de nuevo en mis viejos hábitos de ser una
víctima y decir que las cosas ‘ocurren y ya’”. Porque la verdad es que las cosas no “ocurren y ya”. No existe tal cosa como
una coincidencia. El tipo de rendición del cual estoy hablando es tener certeza
en que si colocamos los puntos en todas nuestras íes y estamos en un viaje
espiritual realizando el trabajo, y repentinamente la vida nos arroja una “bola
curva”, necesitamos entender que donde estamos es donde necesitamos estar en
este momento en el tiempo, ya sea debido a algo que hicimos cuando éramos más
jóvenes o en una vida pasada, o porque está situación específica nos ayudará a
volvernos mejores de lo que somos.
Esta no es la rendición que viene de un punto de fracaso, aunque esa es la
rendición que la mayoría de las personas realiza. Después de todo ¿Cuándo se
acercan más las personas al Creador? Usualmente es cuando pierden algo, cuando
algo les ocurre o cuando algo que no entienden sucede en sus vidas.
El Doctor Larry Dossey, un médico con el que quizás estés familiarizado, es uno
de los principales expertos del mundo en la investigación de las oraciones. Ha
escrito muchos libros haciendo referencia a varios estudios de las oraciones y
la ciencia conductual en los últimos 15 años. El estudio sobre el cual escuché
recientemente consistió en observar a un grupo de personas que se reunían en un
hospital para orar por la salud de pacientes enfermos en ese hospital. En este
estudio, los investigadores encontraron evidencia científica de que las
personas que recibieron oración se sanaron más rápido que aquellas por las
cuales no se oró.
Los investigadores dijeron: “Está bien, entendemos el concepto. Las oraciones
funcionan. Veamos si funciona si tenemos personas orando por pacientes
distantes, sin nada más que la concentración y una fotografía de la persona por
la cual oran”. Adivina qué hallaron. ¡Funcionó! Casi el mismo resultado se
obtuvo ya sea que la persona que oraba estuviese presente o lejos del paciente
por el cual oraban. Así que la distancia no importó.
Luego, el grupo de investigadores se preguntó qué pasaría si en lugar de orar
por sanación, cada uno de los participantes oraba a su manera por “lo que
deseara Dios que ocurriera”. Siguieron la línea de investigación e
increíblemente encontraron que los pacientes se sanaban incluso más rápido.
La rendición agresiva significa tener certeza a pesar de la oscuridad. Es la
certeza de saber que incluso cuando vemos o experimentamos la dificultad, como
una enfermedad, la bancarrota, amargura en las relaciones familiares o
cualquier problema, podemos tener la energía y la perseverancia de decir:
“Acepto y rindo mi ser a un poder más elevado que me sacará de esto a algo
mejor”. Incluso si no conocemos todas las razones de la situación, nos rendimos
con certeza.
Karen Berg
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