Esgrimiendo
la frase “yo tengo la razón”: Los matrimonios se separan, los
amigos se pierden, los padres y los hijos se alejan, los pueblos van a la guerra,
las discusiones se agrían y se extienden, los diálogos se destruyen,
los hombres se matan.
Pero
¿quién tiene la razón?
La razón es una virtud que
la posee quien cree no tenerla. Porque si cree lo contrario, ya no la tiene. Porque
nadie tiene toda la razón. Todos tienen algo de la razón (con tal que se hable
medianamente razonablemente).
En las discusiones nadie
tiene toda la razón en exclusividad. Porque nadie conoce la verdad completa
bajo todos los aspectos, de todas las cosas. O mejor de ninguna cosa. Sólo
Uno, el que conoce todo y es La Verdad tiene Toda la Razón. Y justamente el que tiene toda la razón nos permite a los demás,
tener nuestra pequeña y parcial razón. Lo importante es respetar la parte
de razón que tiene el otro. Sin reticencias. Con sinceridad. Hay que reconocer que el otro puede ver
aspectos que yo no vea. Porque las cosas y los problemas tienen diversos
ángulos y yo desde mi perspectiva no puedo ver todos esos ángulos. Nadie
tiene toda la razón. Más o menos. Pero algo.
El
que concede y comprende la razón que tiene el otro está aumentando su grado de
razón, el que se cierra en su única
razón empequeñece su razón. Se limita. Tiene menos razón. A la hora de dialogar
es necesario usar del diálogo comprensivo.
El
diálogo comprensivo es el de aquellos que tratan de comprender la posición
contraria, no desde su propia perspectiva sino desde la del contrario. Las cosas desde la perspectiva del otro, se
verán de distinta manera. Y se verá otro ángulo que no se veía. Los
fanáticos de alguna ideología determinada sólo ven una perspectiva sin querer
ver otra distinta. Cuanto más fanáticos son, más se obcecan en su propia
postura y menos quieren hablar de otro distinta... Los fanáticos se empequeñecen más cuanto mayor es su fanatismo. Más se
ciegan. Menos razón tienen. Los fanatismos pueden ser políticos,
científicos, artísticos, deportivos, filosóficos, religiosos, nacionalistas,
racistas, sociales... personales. Los fanatismos son una clase de ceguera del
espíritu. Y la única manera de crecer
como persona y vivir más intensamente es crecer en amplitud de conciencia y
comprensión del mundo.
La
gente disfruta de vivir con etiquetas,
y en muchos casos las defienden con posturas ciegamente fanáticas. Parece que el fanatismo es una de las maneras
de pregonar la inseguridad con que viven tales personas. Necesitan mantener sus posturas con
terquedad y cerrazón a las posturas de los demás porque interiormente saben la
poca consistencia que tienen sus ideas. Se convierten en pequeños o grandes ciegos.
En pequeños o grandes sin razón. Como el filósofo antiguo, sé amigo de
Catón, pero más amigo de la Verdad. La
razón de la inmensa, infinita verdad la tendrás, la irás teniendo en la medida
que reconozcas que no tienes, toda la razón.
Darío
Lostado
Fuente:
www.alegriadesertumismo.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por dejar tu comentario!