10 de febrero de 2015

MUNDO FÍSICO.

El mundo físico es diáfano. Es como música. Cuando se toca música simplemente desaparece, no queda nada, y por esa razón es una de las artes más elevadas y espirituales. También es la más fugaz. Se puede decir que la fugacidad es un distintivo de la espiritualidad. Mucha gente piensa lo contrario: que lo espiritual es imperecedero. Cuando más tiende una cosa a ser permanente, más tiende a carecer de vida. Nada es tan permanente como un diamante, y esta metáfora, la idea del más mineral de los objetos como el más permanente, se asocia con ser el más espiritual. Jesucristo es llamado la "Roca de las Eras". Incluso los budistas han utilizado el diamante como una imagen de la realidad fundamental del universo, pero la razón de su uso no ha sido la dureza, sino porque es completamente transparente. Por lo tanto sirve como símbolo del vacío, el vacío que todo es. Vacío no significa que no haya nada, sino que no puede alcanzarse idea alguna que pueda definir suficientemente la realidad física. Toda idea será equivocada, y en ese sentido será vacío.
Así pues, al examinar el mundo físico nos resulta imposible encontrar ninguna materia de la que esté hecho. Sólo podemos reconocernos unos a otros y decir: "Bueno me doy cuenta de que ya te he encontrado antes y ahora te veo otra vez", pero lo que realmente reconocemos no es sino una forma consistente. Supongamos que tengo una soga que en principio es de manila, después de algodón, más tarde de nilón y luego de seda. Entonces, si hago un nudo en la soga y lo muevo a lo largo de su extensión, ¡sigue siendo el mismo nudo u otro diferente?. Diríamos que es el mismo porque reconoceríamos la forma del nudo, aunque fuese cambiando hasta llegar a ser seda. Lo mismo ocurre con nosotros. Somos reconocidos por el hecho de que nuestro rostro parece el mismo de un día a otro, y la gente reconoce eso. Se suele decir: "Ese es John Doe, o Mary Smith", pero en realidad, el contenido del rostro, el agua, los carbonos, los elementos químicos y lo que sea están en continuo cambio. Somos como un remolino en una corriente. La corriente forma el remolino y por ello reconocemos el remolino, pero el agua siempre está en movimiento. Nosotros somos exactamente eso y todo lo demás también. No hay nada en el mundo físico que podamos llamar "substancial". Es una forma; y por eso es tan espiritual. Ser no espiritual es no verlo. Dicho de otra manera, es imponer la idea de "cosaidad" o substancialidad, sobre el mundo físico.
Los hindúes utilizan esta idea para describir a alguien que se implica con el concepto de materia, que se identifica con el cuerpo, creyendo que es algo constante, algo tangible. Sin embargo, el cuerpo es en realidad muy intangible. No podemos concretarlo, decae, y todos envejecemos. Si nos aferramos al cuerpo nos frustraremos. Lo importante es que el mundo material, el mundo de la naturaleza, es maravilloso mientras no tratemos de apoyarnos en él; mientras no nos aferremos a él. Si no lo hacemos podemos llegar a pasarlo muy bien.
Alan Watts (Extracto del libro "La vida como juego").


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