1. No te apegues a la
perfección: mi padre me decía: “Miguel, cuando comprendas que
eres perfecto tal como eres, verás que todo es perfecto tal como es” (…)
Abandona primero cualquier idea falsa sobre la perfección. Cualquier apego a lo
que creas que significa ser perfecto. Y luego deja de juzgarte por no estar a
la altura.
Práctica:
Deja lo que estés haciendo y dedícate ahora a quererte y respetarte. Eres perfecto tal como eres, porque estás
vivo en este instante.
2. Aquieta la mente:
“En la tradición tolteca, el concepto de mitote representa las mil voces que
suenan en nuestra cabeza y acaparan nuestra atención (…). Dependiendo de la voz
a la que te apegues, percibirás el mundo según lo que te diga y lo verás todo
desde su punto de vista (…). Apaga el volumen de tus voces interiores –la voz del conocimiento-, y vive el momento presente.
Práctica:
Dedica unos momentos a aquietar la mente escuchando el silencio que reina en
los más profundo de ti. Cuando la mente
se aquieta, te ves a ti y a los demás como puro AMOR.
3. Cada vez que te oigas
decir en tu interior: “Necesito esto o necesito aquello”,
advierte que te estás apegando a esta idea. Has hecho que tu felicidad y tu
amor propio dependan de conseguir una idea.
Práctica:
cobrando conciencia de ello, recuerda hoy que no necesitas nada de fuera de ti
para sentirte lleno por dentro. Ya eres
completo y perfecto tal como eres en este instante.
4. Miedo y apego:
“Cuando ocurre un cambio el mundo que conozco puede desaparecer, obligándome a
afrontar la molesta oscuridad de lo desconocido (…) Pero los cambios son inevitables
y se dan una y otra vez a lo largo de nuestras vidas: las relaciones se acaban,
perdemos un trabajo, nos vamos de casa, o sufrimos la muerte de un ser
querido”.
Práctica:
Toma conciencia de ello, advierte hoy que cada vez que te apegas a un objeto o
a una idea, estás al fin y al cabo, defendiendo tu definición del yo. Deja de apegarte a estas cosas al recordar
que eres muchísimo más grande que cualquier objeto o idea que pueda existir.
5. Analiza tus emociones
molestas: cuando algo te produzca una emoción, es el momento
oportuno para hacerte preguntas como:
¿Por
qué me siento así?
¿Qué
acuerdo hay detrás de esta emoción?
¿Qué
apego está en peligro?
¿De
verdad creo esto?
¿Es
importante para mí?
Responde
a estar preguntas te permite analizar tus creencias y decidir cuáles siguen
siendo ciertas para ti hoy.
Práctica:
Los sentimientos de rabia, angustia o miedo suelen indicar que tus creencias ya
no coinciden con tu verdad interior. La próxima vez que te sientas estresada,
tómate un momento para hacerte las preguntas. Si tu respuesta no coincide con algo que creías, sabrás que esta
creencia ha dejado de ser cierta para ti.
Miguel
Ruiz Jr.
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