La mejor universidad de la
vida es la cotidianidad; el día a día es el mayor maestro que existe. No
necesitas el título de ingeniero, filósofo, médico ni abogado para ser mejor;
no necesitas ser nada de ello. Basta que reacciones ante el suceso que está
aconteciendo en este instante en que te encuentras presencial; tan sólo eso. Es
necesario impedir que la mente, que el prana, que el cuerpo y los sentidos
reaccionen ante algo que no existe. Sin embargo, en el género humano la
reacción suele ser infortunadamente al revés, es decir, se vive en el pasado. Siempre
estás reaccionando ante lo que no existe; debido a esa manera errónea de
reacción, enfermas el cuerpo, agotándolo con tensión psicológica
y energética que no existen más que en la imaginaria mente del
perceptor. Nos inmoviliza el temor, la timidez de hacer algo. No hemos
realizado la acción y ya nos inmoviliza. Nuestro sistema mental, nuestro
sistema dialéctico es una actividad que reacciona ante acontecimientos que no
son parte del presente. De ahí entonces que a la mente le es fácil siempre
asociarse, comparar, representar una realidad que no es la que está
aconteciendo. Y metidos allí, en un mundo inexistente, y sumergidos en ese caos
de informaciones, creyendo que conocemos cosas por el hecho de que podemos
asociarlas, asumimos que ese tipo de conocimiento, ese tipo de comprensión es
la válida. Y ese es el esfuerzo erróneo que hacemos para poder subsistir.
Sesha
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