De
modo natural los organismos vivos producen cargas eléctricas, la alteración del
equilibrio entre cargas positivas y negativas dan lugar a todo tipos de trastornos
y enfermedades. Las patologías se manifiestan en el organismo cuando no es
posible equilibrar o eliminar las cargas eléctricas positivas que provienen del
exterior. La conservación de la electronegatividad de las células vivas es la
que permite mantener el bienestar y no producir un mal funcionamiento
biológico. El insomnio, el stress, así como toda una serie de trastornos
físicos y psicosomáticos se deben a la sobrecarga eléctrica positiva que deben
ser neutralizadas con aportaciones negativas. El principio de la negatividad
eléctrica es el restablecer las cargas eléctricas negativas que por diversos
motivos externos el organismo ha perdido.
Para
explicar el efecto del desequilibrio iónico en los organismos vivos se recurre
a los llamados “radicales libres”. En la naturaleza de modo usual las cargas
negativas de los electrones que giran en torno al núcleo están equilibradas con
la carga positiva del núcleo, por lo que el estado del mismo es neutro; debido
a contaminaciones externas son desprovistos del átomo electrones, por lo que
posee más carga positiva, pasando a ser un “ion positivo”. Si ocurre al revés,
es decir que un átomo neutro adquiere un electrón, este se carga negativamente
y se le denomina “ion negativo”. Al ion positivo se le denomina “radical
libre”, poseyendo efectos nefastos sobre la salud cuando este proceso ocurre a
nivel celular, lo que da lugar a que intente recuperar su equilibrio de forma
agresiva. Los radicales libres son responsables de distintas degeneraciones
celulares, llegando a dañar el núcleo de las mismas, afectando al material
genético. En el envejecimiento, el parkinson, el alzheimer, la artritis
reumatoide y ciertos tipos de cáncer se sabe que tienen un gran papel los
radicales libres.
El
profesor Charles Laville a partir de 1920 realizó estudios que coinciden con
los del profesor Jean Bader en la influencia del entorno en ese equilibrio
eléctrico en el organismo y sus efectos sobre la salud. Otra serie de
investigadores de distintos países confirmaron los hallazgos de Laville, como
K. S. Cole, H. J. Curtiss, A. L. Hodgkin y F. Bohatichek. Laville llegó a sus
conclusiones siguiendo los estudios de D´Arson Val efectuados sobre el músculo
desde 1827, los de Kolliver y Muller en 1856, y los de Lippmann sobre las
corrientes eléctricas del corazón en 1873. Las primeras pruebas experimentales
se realizaron en la escuela veterinaria de Affort, posteriormente los doctores
Leprince y Chevalier, siendo el doctor J. Vanet quien recupera el tratamiento
instrumental de Leville y sobre pacientes el doctor Aubourg en el hospital de
Beaujon, verificó la efectividad de este tipo de tratamiento.
El
dolor y malestar biológico se manifiesta cuando hay una sobrecarga de energía
positiva en un mismo punto, este desequilibrio viene propiciado por la
influencia del entorno, tales como radiofrecuencias, microondas y elementos
similares que contaminan el organismo; así mismo los edificios de acero y
hormigón actúan como un aislante del flujo de energía natural, al modo de
jaulas de “Faraday”. La contaminación eléctrica del aire, los espacios cerrados
donde no hay ventilación, donde hay mucha electricidad estática, hacen que se
produzcan efectos patógenos de la aero-ionización positiva. A partir de
diversas investigaciones se desarrollaron diversos instrumentos que inducen
cargas negativas en el organismo restableciendo el equilibrio eléctrico
celular.
Los
organismos biológicos funcionan como auténticas baterías y están sometidos a un
equilibrio eléctrico que puede ser alterado por múltiples factores, por lo que
un mayor número de iones positivos generan trastornos y el exceso impide
recuperar la salud. No solo el intercambio químico es fundamental en el sistema
inmunológico, sino también el intercambio eléctrico; en la oxidación de las
células la carga de iones negativos disminuye y aumentan las positivas. En el
aire libre del campo la cantidad de iones negativos es más alta que en la
ciudad o en lugares donde la contaminación electromagnética es alta a causa de
las redes eléctricas, radio, wifi las células aumentan su carga iónica
positiva, acelerando la oxidación celular y la degradación orgánica. La
negatividad eléctrica aumenta el efecto de medicamentos, por lo que hay que
tener cuidado cuando se utilizan algunos productos de tipo analgésico,
tranquilizantes o similares.
Charles
Laville desarrolló un instrumento llamado “electropulsator” que introducía en
el organismo pequeñas cantidades de electricidad negativa a una frecuencia fija
por segundo; aunque el aporte de energía que emitía el aparato en los estudios
clínicos que realizaron demostró ser un potente modificador celular, siendo
efectivo en el tratamiento de dolores musculares, cicatrización de heridas y
aceleraba la regeneración celular. Un ejemplo de sus efectos fue la
experimentación con el vaciado del contenido estomacal, que si en un proceso
normal se realiza en 6 horas, con la aplicación de los pulsos eléctricos
negativos esto se producía en hora y media, y si se aplicaba en el segmento de
la séptima vertebra de la columna este proceso se realizaba en media hora.
El
Marion es un desarrollo comercial de las ideas de Laville que en los años 50
fue muy utilizado por naturópatas, acupuntores y homeópatas en Francia, con un
considerable éxito en todo tipo de tratamientos tanto de dolores y
cicatrización de heridas como en todo tipo de dolencias y mejoras de la salud.
Constaba de un electrodo que induce al organismo cargas eléctricas negativas de
bajo voltaje (5, 6, 7, 9 ó 12 voltios) y muy poca intensidad. A través de un
auricular se iba regulando la frecuencia de los pulsos, reajustándolos cada 5
minutos, pues varian las necesidades del pulso a medida que se aplica el
tratamiento. Este tipo de ajuste sonoro es similar al que hacía la doctora
Hulda C. Clark en su instrumento llamado “syncrometro”. Este ajuste requiere por
parte del terapeuta de un cierto entrenamiento, por lo que se puede utilizar un
flujo determinado por segundo de modo fijo.
Se
suelen utilizar dos tipos distintos de electrodos, uno cilíndrico para el
tratamiento en general y otro plano para tratamiento local de dolores o
heridas. El electrodo en una mano se utiliza en sesiones de 3 o 5 veces por
semana durante 15 minutos o una hora para tratamientos de enfermedades
crónicas; en edades comprendidas entre los 15 y 25 años, se aplican sesiones de
una, dos o tres veces al año para regenerar y renovar el equilibro iónico
celular. El electrodo plano se utiliza a nivel local para cicatrizar heridas,
para dolores locales y se ha constatado que aplicados en las vértebras L1 y L2
es útil para el estreñimiento crónico, en las D11 y D12 para el estreñimiento
espástico y en la C7 y D3 para extrasístoles. Siempre se ha de tener en cuenta
que el uso de este instrumento aumenta el efecto de los fármacos. El sujeto
puede estar conectado a tierra, bien a través de un cable o directamente con
los pies en contacto con el suelo, en algunas variaciones de este aparato se
tiene dos electrodos y uno de ellos conectados a la tierra de la red eléctrica;
en los modelos más modernos de los derivados de Marion y Leville no parece necesario
que se tenga conexión a tierra.
Es
indicado el tratamiento con la negatividad eléctrica para fatiga y malestar en
general, prevención de los procesos cancerosos, trastornos endocrinos,
problemas respiratorios y asma, hipertensión, circulación sanguínea, problemas
cardiacos, espasmos diversos, problemas digestivos. También se le adjudica
efectividad en dolores de cabeza, en la depresión, en la ansiedad, en la
neurastenia y en el pesimismo fruto de la ausencia de vitalidad. La negatividad
eléctrica es un modo de equilibra los valores iónicos del organismo, por lo que
facilita la regeneración celular y armoniza la propia energía interior. La
negatividad eléctrica no produce la curación por sí misma, sino que provoca que
el organismo recupere su equilibrio natural y restablezca la salud. Una
variante de la implementación de iones negativos es la llamada “iontophoresis”,
que en vez de un electrodo utiliza dos.
Fuente:
Mente, Energía y Máquinas
Puede leer este articulo y otros de su interes en http://menteenergia.blogspot.com.es/2014/04/la-negatividad-electrica.html. Gracias por reproducir nuestro articulo.
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