27 de julio de 2013

EL AMOR ROMÁNTICO COMO UTOPÍA EMOCIONAL DE LA POSMODERNIDAD.

El amor en la posmodernidad es una utopía colectiva que se expresa en y sobre los cuerpos y los sentimientos de las personas, y que, lejos de ser un instrumento de liberación colectiva, sirve como anestesiante social.
El amor hoy es un producto cultural de consumo que calma la sed de emociones y entretiene a las audiencias. Alrededor del amor ha surgido toda una industria y un estilo de vida que fomenta lo que H.D. Lawrence llamó “egoísmo a dúo”, una forma de relación basada en la dependencia, la búsqueda de seguridad, necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo…
Este enclaustramiento de parejas propicia el conformismo, el viraje ideológico a posiciones más conservadoras, la despolitización y el vaciamiento del espacio social, con notables consecuencias para las democracias occidentales y para la vida de las personas. Las redes de cooperación y ayuda entre los grupos se han debilitado o han desaparecido como consecuencia del individualismo y ha aumentado el número de hogares monoparentales. La gente dispone de poco tiempo de ocio para crear redes sociales en la calle, y el anonimato es el modus vivendi de la ciudad: un caldo de cultivo, pues, ideal para las uniones de dos en dos (a ser posible monogámicas y heterosexuales).
De este modo, nos atrevemos a afirmar que los modelos de relación erótica y amorosa de la cultura de masas están basadas en la ideología del “sálvese quién pueda”. Mucha gente se queja de que los amores posmodernos son superficiales, rápidos e intensos, como la vida en las grandes urbes. Es cada vez más común el enamoramiento fugaz, y pareciera que las personas, más que lograr la fusión, lo que hacen es “chocar” entre sí.
Creo, coincidiendo con Erich Fromm, que a pesar de que el anhelo de enamorarse es muy común, en realidad el amor es un fenómeno relativamente poco frecuente en nuestras sociedades actuales: “La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad actual”. Y lo es porque el amor requiere grandes dosis de apertura de uno mismo, de entrega, generosidad, sinceridad, comunicación, honestidad, capacidad de altruismo, que chocan con la realidad de las relaciones entre los hombres y las mujeres posmodernas.
Por eso creo que el amor, más que una realidad, es una utopía emocional de un mundo hambriento de emociones fuertes e intensas. En la posmodernidad existe un deseo de permanecer entretenido continuamente; probablemente la vida tediosa y mecanizada exacerba estas necesidades evasivas y escapistas. Esta utopía emocional individualizada surge además en lo que Lasch denomina la era del narcisismo; en ella las relaciones se basan en el egoísmo y el egocentrismo del individuo.
Las relaciones superficiales que establecen a menudo las personas se basan en una idealización del otro que luego se diluye como un espejismo. En realidad, las personas a menudo no aman a la otra persona por como es, en toda su complejidad, con sus defectos y virtudes, sino más bien por cómo querría que fuese. El amor es así un fenómeno de idealización de la otra persona que conlleva una frustración; cuanto mayores son las expectativas, más grande es el desencanto.
El amor romántico se adapta al individualismo porque no incluye a terceros, ni a grupos, se contempla siempre en uniones de dos personas que se bastan y se sobran para hacerse felices el uno al otro. Esto es bueno para que la democracia y el capitalismo se perpetúen, porque de algún modo se evitan movimientos sociales amorosos de carácter masivo que podrían desestabilizar el statu quo. Por esto en los medios de comunicación de masas, en la publicidad, en la ficción y en la información nunca se habla de un “nosotros” colectivo, sino de un “tú y yo para siempre”. El amor se canaliza hacia la individualidad porque, como bien sabe el poder, es una fuerza energética muy poderosa. Jesús y Gandhi expandieron la idea del amor como modo de relacionarse con la naturaleza, con las personas y las cosas, y tuvieron que sufrir las consecuencias de la represión que el poder ejerció sobre ellos.
El amor constituye una realidad utópica porque choca con la realidad del día a día, normalmente monótona y rutinaria para la mayor parte de la Humanidad. Las industrias culturales actuales ofrecen una cantidad inmensa de realidades paralelas en forma de narraciones a un público hambriento de emociones que demanda intensidad, sueños, distracción y entretenimiento. Las idealizaciones amorosas, en forma de novela, obra de teatro, soap opera, reality show, concurso, canciones, etc. son un modo de evasión y una vía para trascender la realidad porque se sitúa como por encima de ella, o más bien porque actúa de trasfondo, distorsionando, enriqueciendo, transformando la realidad cotidiana.
Necesitamos enamorarnos del mismo modo que necesitamos rezar, leer, bailar, navegar, ver una película o jugar durante horas: porque necesitamos trascender nuestro “aquí y ahora”, y este proceso en ocasiones es adictivo. Fusionar nuestra realidad con la realidad de otra persona es un proceso fascinante o, en términos narrativos, maravilloso, porque se unen dos biografías que hasta entonces habían vivido separadas, y se desea que esa unión sitúe a los enamorados en una realidad idealizada, situada más allá de la realidad propiamente dicha, y alejada de la contingencia. Por eso el amor es para los enamorados como una isla o una burbuja, un refugio o un lugar exótico, una droga, una fiesta, una película o un paraíso: siempre se narran las historias amorosas como situadas en lugares excepcionales, en contextos especiales, como suspendidas en el espacio y el tiempo. El amor en este sentido se vive como algo extraordinario, un suceso excepcional que cambia mágicamente la relación de las personas con su entorno y consigo mismas.
Sin embargo, este choque entre el amor ideal y la realidad pura se vive, a menudo, como una tragedia. Las expectativas y la idealización de una persona o del sentimiento amoroso son fuente de un sufrimiento excepcional para el ser humano, porque la realidad frente a la mitificación genera frustración y dolor. Y, como admite Freud (1970), “jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor”.
Quizás la característica más importante de esta utopía emocional reside en que atenúa la angustia existencial, porque en la posmodernidad la libertad da miedo, el sentido se ha derrumbado, las verdades se fragmentan, y todo se relativiza. Mientras decaen los grandes sistemas religiosos y los bloques ideológicos como el anarquismo y el comunismo, el amor, en cambio, se ha erigido en una solución total al problema de la existencia, el vacío y la falta de sentido.
Otro rasgo del amor romántico en la actualidad es que en él confluyen las dos grandes contradicciones de los urbanitas posmodernos: queremos ser libres y autónomos, pero precisamos del cariño, el afecto y la ayuda de los demás. El ser humano necesita relacionarse sexual y afectivamente con sus semejantes, pero también anhela la libertad, así que la contradicción es continua, y responde a lo que he denominado la insatisfacción permanente, un estado de inconformismo continuo por el que no valoramos lo que tenemos, y deseamos siempre lo que no tenemos, de manera que nunca estamos satisfechos. A los seres humanos nos cuesta hacernos a la idea de que no se puede tener todo a la vez, pero lo queremos todo y ya: seguridad y emoción, estabilidad y drama, euforia y rutina.
La insatisfacción permanente es un proceso que nos hace vivir la vida en el futuro, y no nos permite disfrutar del presente; en él se aúna esa contradicción entre idealización y desencanto que se da en el amor posmoderno, porque la nota común es desear a la amada o el amado inaccesible, y no poder corresponder a los que nos aman. La clave está en el deseo, que muere con su realización y se mantiene vivo con la imposibilidad.
Si la primera contradicción amorosa posmoderna reside fundamentalmente en el deseo de libertad y de exclusividad, la segunda reside en la ansiada igualdad entre mujeres y hombres. Por un lado, la revolución feminista de los 70 logró importantes avances en el ámbito político, económico y social; por otro, podemos afirmar que el patriarcado aún goza de buena salud en su dimensión simbólica y emocional.
En algunos países las leyes han logrado llevar las reivindicaciones de los feminismos a la realidad social, pese a que la crisis económica nos aleja aún más de la paridad y la igualdad de mujeres y hombres en el seno de las democracias occidentales. Además de esta ansiada igualdad legal, política y económica, tenemos que empezar a trabajar también el mundo de las emociones y los sentimientos. El patriarcado se arraiga aún con fuerza en nuestra cultura, porque los cuentos que nos cuentan son los de siempre, con ligeras variaciones. Las representaciones simbólicas siguen impregnadas de estereotipos que no liberan a las personas, sino que las constriñen; los modelos que nos ofrecen siguen siendo desiguales, diferentes y complementarios, y nos seguimos tragando el mito de la media naranja y el de la eternidad del amor romántico, que se ha convertido en una utopía emocional colectiva impregnada de mitos patriarcales.
Algunos de ellos siguen presentes en nuestras estructuras emocionales, configuran nuestras metas y anhelos, seguimos idealizando y decepcionándonos, y mientras los relatos siguen reproduciendo el mito de la princesa en su castillo (la mujer buena, la madre, la santa,) y el mito del príncipe azul (valiente a la vez que romántico, poderoso a la par que tierno). Muchos hombres han sufrido por no poder amar a mujeres poderosas; sencillamente porque no encajan en el mito de la princesa sumisa y porque esto conlleva un miedo profundo a ser traicionados, absorbidos, dominados o abandonados.Los mitos femeninos han sido dañinos para los hombres porque al dividir a las mujeres en dos grupos (las buenas y las malas), perpetúan la deigualdad y el miedo que los hombres sienten hacia las mujeres. Este miedo aumenta su necesidad de dominarlas; el imaginario colectivo está repleto de mujeres pecadoras y desobedientes (Eva, Lilith, Pandora), mujeres poderosas y temibles (Carmen, Salomé, Lulú), perversas o demoníacas (las harpías, las amazonas, las gorgonas, las parcas, las moiras).
Paralelamente, multitud de mujeres han besado sapos con la esperanza de hallar al hombre perfecto: sano, joven, sexualmente potente, tierno, guapo, inteligente, sensible, viril, culto, y rico en recursos de todo tipo. El príncipe azul es un mito que ha aumentado la sujeción de la mujer al varón, al poner en otra persona las manos de su destino vital. Este héroe ha distorsionado la imagen masculina, engrandeciéndola, y creando innumerables frustraciones en las mujeres. El príncipe azul, cuando aparece, conlleva otro mito pernicioso: el amor verdadero junto al hombre ideal que las haga felices.
Pese a estos sueños de armonía y felicidad eterna, las luchas de poder entre hombres y mujeres siguen siendo el principal escollo a la hora de relacionarse libre e igualitariamente en nuestras sociedades posmodernas; por ello es necesario  seguir luchando por la igualdad, derribar estereotipos, destrozar los modelos tradicionales, subvertir los roles, inventarnos otros cuentos y aprender a querernos más allá de las etiquetas.

Coral Herrera Gómez

Fuente: entretantomagazine.com


25 de julio de 2013

¿QUIÉN ERES TÚ?

La pregunta más importante que puedes hacerte en la vida es, ¿Quién soy yo? A menos que esta pregunta haya sido verdaderamente respondida, no sólo de forma convencional, seguirás teniendo hambre de saber. No importa cómo te hayan definido los demás, bien intencionados o no, y no importa cómo te hayas definido a ti mismo, ninguna definición puede traer una certidumbre duradera.
No es difícil ver que este pensamiento inicial, "Yo soy alguien", conduce a todo tipo de estrategias: ser un mejor alguien, un alguien más protegido, un alguien con más placer, más comodidad y más logros. Pero cuando se cuestiona este mismo pensamiento básico, la mente encuentra a un yo que supone que está separado de lo que ha estado buscando. Esto se llama auto-indagación.
La pregunta más básica: ¿Quién soy yo? es la que más se pasa por alto. Pasamos nuestros días diciéndonos a nosotros mismos o a los demás que somos alguien importante, alguien sin importancia, alguien grande, alguien pequeño, alguien joven o alguien viejo, pero en realidad nunca cuestionamos esta suposición más básica. Si dices que eres bueno o malo, ignorante o ilustrado, estos son todos sólo conceptos en la mente.
Cuando la pregunta: ¿Quién? es seguida, de forma inocente y pura, todo el camino de vuelta a su fuente, hay una enorme realización asombrosa: ¡no hay ninguna entidad en absoluto! Sólo hay el indefinible e infinito reconocimiento de ti mismo como inseparable de todo lo demás.
Tú eres libre. Tú eres todo. Tú eres sin fin. No hay un final ni límite para ti. Cualquier idea sobre ti aparece en ti y desaparecerá de nuevo en ti. Tú eres conciencia, y la conciencia es consciencia.
Deja de nuevo tu consciencia en el espacio donde no hay una historia, donde no hay pensamiento. Si surge un pensamiento, observa como pasa. No es bueno ni malo. Es sólo un pensamiento, que no tiene nada que ver con la verdad esencial de quién eres.
El mundo no es como piensas que es. Tú no eres quien crees que eres. Yo no soy quien crees que soy. Tus pensamientos sobre el mundo, tú mismo, o yo se basan en percepciones. Ya se trate de percepciones internas o externas, son limitadas.
Reconoce eso, y escucha la invitación a la verdad de ti mismo, que no puede ser percibida o imaginada, y sin embargo, lo impregna todo.
Cuando se detiene toda actividad mental en torno a quién crees que eres, se produce una grieta en la autoridad de la percepción, en la estructura de la mente. Te invito a entrar por esa grieta. Pasa a través de esa abertura. Cuando lo hagas, la mente ya no está llena de su última auto-definición. En ese momento, sólo hay silencio. Y en ese silencio, es posible reconocer la realización absoluta: la verdad de quién eres.
La verdad de quién eres no se puede pensar, porque es la fuente de todos los pensamientos. La verdad de quién eres no puede ser nombrada o definida. Palabras como alma, luz, Dios, verdad, ser, consciencia, inteligencia universal, o divinidad, aunque sean capaces de evocar la dicha de la verdad, son muy insuficientes como una descripción de la inmensidad de lo que realmente eres.
La verdad de ti mismo no es ajena a ti. En realidad, está tan cercana que no puedes creer que seas tú. En cambio, has aceptado el condicionamiento de los padres, culturas y religiones como la realidad de ti mismo en lugar de lo que siempre ha estado contigo – más cercano que los latidos de tu corazón, más cercano que cualquier pensamiento, más cercano que cualquier experiencia.
La verdad de quién eres es intocada por ningún concepto de quién eres, ya sea ignorante o ilustrado, sin valor o grandioso. La verdad de quién eres es libre de todo eso. Tú ya eres libre, y todo lo que bloquea tu realización de esa libertad es tu apego a alguna idea de quién eres. Este pensamiento no te impide ser la verdad de quién eres. Tú ya eres eso. Te separa de la realización de quién eres. Te invito a que dejes que tu atención se sumerja dentro de lo que siempre ha estado aquí, esperando abiertamente por su propia auto-realización.
¿Quién eres en realidad? ¿Eres alguna imagen que aparece en tu mente? ¿Eres alguna sensación que aparece en tu cuerpo? ¿Eres alguna emoción que pasa por tu mente y cuerpo? ¿Eres algo que otra persona ha dicho que eres, o eres la rebelión en contra de algo que otra persona ha dicho que eres? Estas son algunas de las muchas posibilidades de identificación errónea.
Nuestra identificación errónea más fuerte, tal vez incluso más que la identificación con el cuerpo, es la identificación con el pensamiento. Se nos ha enseñado a creer "Pienso, luego existo (soy)", en lugar de la verdad, que es: "Yo soy, luego pienso". Damos al pensamiento la autoridad para definir lo que somos. Si yo creo que tú estás separado de mí, basándome en sensaciones o percepciones físicas, ese pensamiento tiene la autoridad como árbitro de la realidad.
En nuestras mentes, los pensamientos toman el lugar de Dios, y también toman el lugar del diablo. Una guerra se está librando entre los buenos pensamientos y los malos pensamientos. Surge el deseo de acumular más pensamientos buenos para que puedan derrotar a los pensamientos malos, y así las fuerzas de la luz puedan derrotar a las fuerzas de la oscuridad. Estás condicionado a creer que si los pensamientos buenos ganan, tu ser superior gana, y estarás en paz.
Es cierto que la experiencia de la vida es mucho mejor cuando tu corriente mental tiene abundancia de pensamientos buenos. Es igualmente cierto que la contaminación de la mente con pensamientos negativos o malos da como resultado una mente y cuerpo envenenados. Sin embargo, lo que se pasa por alto es que, en el fondo, está siempre la conciencia pacífica, inmóvil. Lo que se pasa por alto es que lo que realmente eres ya está en paz. Ganar y perder no tienen nada que ver con la verdad de quién eres.
El equilibrio y el re-equilibrio y la re-forma y el re-inventar de lo que tú llamas "yo" es sólo un pensamiento, con otro pensamiento procesado por encima de ese, y luego otro pensamiento. Los pensamientos de quién eres vienen de dos facultades de la mente: el poder de recordar el pasado y el poder de proyectar hacia el futuro. Los pensamientos del pasado y del futuro crean el pensamiento actual de quién eres.
A medida que surjan pensamientos, tienes una opción. Tu mente puede seguir los pensamientos o quedarse quieta, dejando que surjan sin tocarlos. Mi invitación es parar: no construir pensamiento sobre pensamiento, no fantasear o reproducir acontecimientos antiguos. La opción es que la mente esté quieta, y en esa opción está la posibilidad de reconocer lo que siempre está quieto, ya sea que haya pensamientos o no. En el momento de reconocer lo que no puede ser pensado es el momento de reconocer quién eres. Es un momento de rendición de la mente al silencio. El único obstáculo para realizar la verdad de quién eres es pensar en quién eres. Realmente es así de simple.
El enorme sufrimiento de la identificación personal se centra en lo que ni siquiera existe. La historia de quién eres en realidad no existe. La identificación personal comienza con un pensamiento, un pensamiento que va acumulando poder, ya que se acepta y practica todos los días. Luego se junta con otros pensamientos para apoyarlo, para aumentarlo, y para tratar de perfeccionarlo. El pensamiento de quién eres es imaginado y fabricado a partir de una cadena de pensamientos, un personaje generado por la mente. Cuando el pensamiento de quién eres es examinado completamente, se descubre que no es nada.
La identificación personal tiene que ver con un "yo" — un cuerpo, un ego que quiere conseguir algo. Tal vez el cuerpo quiere más comida, más vivienda, o más prendas de vestir. Tal vez el ego quiere más poder, más estatus, más reconocimiento, más iluminación. Cualquiera puede mirar en su vida y ver cómo esto conduce a más, si hay desequilibrio, puede impedir que se reconozca la verdadera alegría y la satisfacción de simplemente existir. Incluso sin tener nunca nada más, si este momento es plenamente satisfactorio, en este momento hay más que suficiente de la felicidad de ser. Pero, mientras haya un apego a la historia de un individuo que necesita ser más y tener más, la absoluta realización que siempre está presente como la verdad de nuestro ser se pasará por alto.
En el pasado, era muy raro cuando alguien se adelantaba a hablar de lo que es eterno, de lo que no se puede perder, de lo que ya es la verdad de lo que somos. Y, en general, los que han hablado de esto han sido mal interpretados. La forma en que la mayoría de las personas los escucharon se basaba en la esperanza: "Si consigo lo que este gran ser está diciendo, entonces tendré lo que este gran ser tiene, y nunca me podrá ser quitado". Después, toda la energía se dirigía al intento de conseguir algo o de encontrar algo mejor. Te invito a no hacer nada. Te invito simplemente a investigar directamente dentro de ti mismo para ver lo que ya es inmortal, lo que ya está aquí presente, lo que ya es la verdad de quién eres.

Gangaji

Fuente: Gangaji.org


17 de julio de 2013

LA SOLEDAD.

Nunca he pertenecido a nadie, nunca he disfrutado de lo más profundo de otra persona, nunca me he sentido «una» con otra persona. ¿Por qué he sido tan solitaria toda mi vida?

LA VIDA ES UN MISTERIO, PERO TÚ LA PUEDES REDUCIR A UN PROBLEMA. Una vez que conviertes el misterio en un problema tendrás dificultades, porque ya no tiene solución. El misterio sigue siendo un misterio, no tiene solución; es irresoluble, por eso se llama misterio. La vida no es un problema. Éste es uno de los principales errores que seguimos cometiendo: en cuanto podemos, planteamos un interrogante. Pero si planteas un interrogante a un misterio, te pasarás toda tu vida buscando la respuesta y no la encontrarás, y eso, naturalmente, produce una gran frustración.
Lo que yo veo en la persona que me ha hecho esta pregunta es que ella ha nacido meditadora. En vez de convertirlo en un problema, ¡disfrútalo! No pertenecer supone una de las grandes experiencias de la vida. Ser alguien completamente ajeno, no encontrar tu sitio en ninguna parte, es una maravillosa experiencia de trascendencia.

Un turista norteamericano fue a visitar a un maestro sufí. Durante muchos años había oído hablar de él; se había enamorado de sus palabras, de su mensaje. Finalmente decidió ir a verlo. Cuando entró en su habitación se quedó sorprendido; ¡la habitación estaba completamente vacía! El maestro estaba sentado; ¡no había ningún mueble! El norteamericano no podía concebir un lugar para vivir sin ningún mueble. Enseguida le preguntó:

—Maestro ¿dónde están sus muebles?

Entonces el anciano sufí se rió y le respondió:
—Y ¿dónde están los tuyos?
El norteamericano contestó:
—Pero yo soy un turista. ¡No puedo cargar con mi mobiliario! Entonces el anciano le dijo:
—Lo mismo me ocurre a mí. Soy un turista que se encuentra de paso sólo por unos días, después me marcharé, al igual que tú te marcharás. Este mundo no es más que una peregrinación; muy importante, sin duda, pero no es un lugar al que debamos pertenecer, no es un lugar del cual debamos formar parte. Sé cómo el loto.

Ésta es una de las desgracias que le ha ocurrido a la mente humana: convertimos todo en un problema. Esto que te ocurre se debería convertir en algo que te proporcionara una gran alegría. No te autodenomines «solitaria». Estás utilizando un término equivocado, porque la misma palabra implica una especie de condena. Estás sola y la palabra «sola» conlleva una gran belleza. Tampoco estás aislada. Estar aislada implica que necesitas a los demás; estar sola significa que estás enormemente enraizada en ti misma, centrada en ti misma. Te bastas a ti misma.Todavía no has aceptado este don de la existencia, por lo que estás sufriendo innecesariamente. Esto es lo que yo veo; hay millones de personas que no hacen más que sufrir innecesariamente.

Míralo desde otra perspectiva. No te estoy dando una respuesta; yo nunca doy respuestas. Solamente te hago que veas desde otras perspectivas, desde nuevos ángulos. Piensa en ti misma como alguien que ha nacido como meditadora, capaz de estar sola, lo suficientemente fuerte para estar sola, tan centrada y tan arraigada que no necesita en absoluto a los demás. Por supuesto, uno se puede relacionar con los demás, pero no se convierte en una relación. Relacionarse es algo muy bueno. Dos personas que están solas se pueden relacionar; dos personas que están las dos solas no pueden establecer una relación.
La relación es la necesidad de aquellos que no pueden estar solos. Dos personas aisladas se relacionan. Dos personas que están solas se relacionan, se comunican, conversan pero siguen estando solas. Su soledad permanece incontaminada; su soledad permanece virgen, pura. Son como cumbres, las cumbres del Himalaya; se alzan en lo alto del cielo, por encima de las nubes. Aunque las cumbres nunca se encuentren, existe una especie de comunión entre ellas a través del viento, a través de la lluvia, a través de los ríos, a través del sol y a través de las estrellas. Sí, existe una comunión; hay un gran diálogo. Se susurran la una a la otra; sin embargo, su soledad sigue siendo absoluta; nunca se comprometen.
Sé cómo una alta cumbre en el cielo. ¿Por qué anhelar pertenecer a alguien? ¡TÚ no eres una cosa! ¡Son las cosas las que pertenecen!

Tú has dicho antes: «Nunca he pertenecido a nadie, nunca he disfrutado de lo más profundo de otra persona». ¡Ni falta que te hace! Profundizar en este mundo significa perderse. La persona mundana es la que profundiza; un buda está destinado a ser siempre un extraño. Todos los budas son extraños. Aunque estén en medio de la multitud, están solos. Aunque estén en medio del bullicio, no están allí. Aunque se relacionen, siguen estando separados. Hay una especie de distancia sutil que siempre está ahí. Esa distancia supone libertad, esa distancia supone alegría absoluta, esa distancia supone tu propio espacio. ¿Te autodenominas solitaria? Debes estar comparándote con otras personas: «Mantienen tantas relaciones, tienen tantas aventuras amorosas: se pertenecen el uno al otro, han profundizado; yo soy una solitaria. ¿Por qué?». Te estás angustiando innecesariamente.

Mi enfoque es el siguiente: todo aquello que te ha dado la existencia debe ser una necesidad sutil de tu alma, de lo contrario, no te lo habría dado.
Piensa más en la soledad. Celebra la soledad, celebra tu espacio puro y, en tu corazón, surgirá una hermosa canción. Esta será una canción de conciencia, será una canción de meditación. Será la canción de un pájaro solitario que canta en la lejanía; no canta a nadie en particular, canta únicamente porque su corazón está lleno y quiere cantar, al igual que la nube está llena y quiere llover, al igual que la flor está llena, abre sus pétalos y esparce su fragancia... , sin ninguna dirección. Permite que tu soledad se convierta en una danza.

Me siento muy feliz por ti. Si dejas de crearte problemas... No me parece que sean auténticos problemas. ¡El único problema es que la gente no hace más que inventarse problemas! Los problemas nunca se resuelven; se disuelven: te estoy dando una perspectiva, un enfoque. ¡Disuelve tu problema! Acéptalo como un don de Dios, con enorme gratitud, y disfrútalo. Entonces te quedarás sorprendida: ¡qué don tan precioso, y todavía no has empezado a apreciarlo! ¡Qué don tan precioso yace en el fondo de tu corazón, inapreciado!
¡Danza tu soledad, canta tu soledad, vive tu soledad!
No te estoy diciendo que no ames: de hecho, sólo es capaz de amar la persona que es capaz de estar sola. Las personas aisladas no pueden amar. Necesitan tantas cosas que son dependientes; ¿cómo van a amar? Las personas aisladas no pueden amar; pueden explotar. Las personas aisladas fingen amar; en lo más profundo quieren conseguir amor. No lo pueden ofrecer; no tienen nada que ofrecer. Sólo aquella persona que sabe cómo estar sola y feliz está tan llena de amor que puede compartirlo. Lo puede compartir con personas desconocidas.

Y recuerda que todos somos unos desconocidos. Tu marido, tu mujer, tus hijos; todos somos unos desconocidos. ¡No olvides nunca esto! No conoces a tu marido, no conoces a tu mujer: ni siquiera conoces a tu hijo; el hijo que has llevado en tu vientre durante nueve meses es un desconocido.
Toda esta vida es una tierra extraña; venimos de algún origen desconocido. De repente nos encontramos aquí, y un día, de repente, te vas, de vuelta al origen. Este viaje dura unos cuantos días; haz que sea lo más agradable posible. Sin embargo, hacemos todo lo contrario, lo hacemos lo más desgraciado posible. Ponemos todas nuestras energías en hacerlo cada vez más desgraciado.

Osho.

14 de julio de 2013

Sabías que... la sed de hacer constantemente y el afán de realizar algo para que trascienda en la humanidad es la neurosis obsesiva de un ego que sabe que va a morir y desea eternizarse a través de sus actos. 
"LO QUE ES, ES". ESTRENO 18 DE JULIO. 7 PM. CINEMATECA DISTRITAL DE BOGOTÁ. ENTRADA LIBRE

¿Y QUÉ HAY DEL AMOR?

Esto es Ello. Esto es Suficiente. Esto es Lo Que Es (y no es otra cosa).
Ver la no-dualidad significa ver que nuestro supuesto más básico de nuestra vida —que estamos separados— es sólo una apariencia. Parece que somos el sujeto de nuestra vida, moviéndonos a través de un mundo de objetos, incluidos esos objetos conocidos como "otras personas". Pero en realidad no hay separación, no hay sujeto ni objeto, sólo hay unidad sin fisuras. A este reconocimiento a veces se le llama "liberación", y aunque no hay reglas, ver la liberación tiene una tendencia a re-configurar nuestra psique. La liberación puede verse de repente o puede verse gradualmente y, como dijo Nisargadatta, "El rápido no es mejor que el lento". Sin embargo, si la liberación se produce rápidamente, los cambios en la psique tienden a ser más evidentes, precisamente porque son repentinos. No hay ninguna ventaja en esto, sólo que los hace más fáciles de describir.
Esta nueva configuración de la psique tiende a provocar un cambio de visión de la realidad. En este punto voy a desechar la palabra "tiende", porque es tedioso tanto para mí como para ti seguir usándola. Pero, por supuesto, a pesar de todo lo que se escriba aquí cualquier posibilidad puede suceder en la liberación. Si no pudiera, no sería liberación, sería cautiverio.
Podemos resumir este cambio de visión de la realidad en tres frases. En primer lugar, se ve que Esto es Ello. Se reconoce que esto, lo que está surgiendo, es la totalidad. Esto es el cosmos. Esto es el universo. Esto es la nada siendo todo. El tiempo y el espacio, el pasado y el futuro, aquí y allí son comprendidos. Los pensamientos y sentimientos neuróticos sobre el pasado y el futuro, como la culpa, el arrepentimiento, la nostalgia y la ansiedad, disminuyen o desaparecen.
Cuando se reduce o desaparece la energía neurótica apegada a la persona separada, también se observa que Esto Es Suficiente. La personalidad neurótica ve esto como No Suficiente, porque cuando se ve a través del velo de la separación hay muy poco compromiso con lo que realmente está sucediendo. En la separación, nuestra atención se centra tanto en el pasado, en el futuro, en nuestras preocupaciones y en nuestras propias proyecciones, que, por supuesto, todo lo que está realmente surgiendo parece ser demasiado tenue e insustancial para ser satisfactorio. La mayoría de las veces no estamos comprometidos con la vida, sino con nuestras propias imaginaciones espectrales. El resultado es a menudo el aburrimiento o la depresión, y una búsqueda constante de que suceda algo más emocionante. Pero cuando la separación desaparece, se ve la completa vitalidad de cada momento, y por lo tanto esto se vuelve suficiente. El deseo de que ocurra algo más emocionante disminuye o se desvanece y en la sencillez de lo que es hay dicha —el aroma del café, el sonido del viento en los árboles, la textura de la piel de un gato. Puesto que ya no tenemos la necesidad de emociones y dramas para evitar el aburrimiento, a menudo se vive una vida más simple y tranquila.
El tercer cambio en la forma en que la psique ve la realidad en la liberación se puede resumir en las palabras "Se ve que Esto Es Lo-Que-Es (Y No Es Otra Cosa)". En la separación, la psique a menudo añade significado y propósito a lo-que-es, precisamente porque lo-que-es en su simplicidad no se experimenta como suficientemente satisfactorio. Queremos Lo-Que-Es con una cereza encima. Así que inventamos historias interminables sobre Lo Que Va Esto. Por ejemplo, una caída en la calle puede convertirse en un castigo de Dios. Ganar en la lotería puede convertirse en los frutos del buen Karma, o la gracia del Gurú. Vivimos como la estrella de nuestra propia película, en una historia que avanza significativamente hacia algún tipo de resolución determinada. El significado y el propósito se ven como una justificación de nuestra existencia.
Pero al igual que una flor no necesita ningún significado para ser una flor perfecta y un gato no necesita ningún significado para ser un gato perfecto, nosotros no necesitamos ningún significado para ser un perfecto Jim o Mary o Bill o Annie. Ya somos la unidad expresándose como lo que somos. ¿Cómo podría eso posiblemente ser mejorado? Cuando esto se ve, todo es simplemente lo que es, y no es otra cosa.
En la liberación, los dramas del significado y el propósito de los que se nutre la mente separada desaparecen, o al menos se les ve como lo que realmente son – historias como las que podríamos contar para entretener a un niño aburrido en una tarde lluviosa. Nuestra necesidad de salvar el planeta, o Agradar a Dios, o realizar Seva (servicio) para nuestro gurú para limpiar nuestro Karma desaparece. Lo mismo ocurre con nuestra fascinación con la purificación de los chakras, equilibrar nuestra aura y realizar terapia para nuestras vidas pasadas (y tal vez las futuras). Y también se ve que si alguna de estas historias continúa, eso también está bien, eso es también la "Liberación haciendo lo suyo".
¿Y qué hay del amor? Ahora llegamos al misterio más profundo. Lo que más radicalmente re-configura la psique en la liberación es el reconocimiento de que Todo Es Amor Incondicional. Hay un darse cuenta de que el amor incondicional no puede ser comprendido por la mente personal y es, como todo lo demás que tiene que ver con la liberación, impersonal. En otras palabras, el amor incondicional no tiene nada que ver conmigo ni contigo. El amor incondicional simplemente es. No excluye nada. Si lo hiciera, no sería incondicional. La mente se queda desconcertada con esto. La mente sólo puede vivir en la condicionalidad, divide la experiencia en lo que le gusta y lo que le disgusta. Pero no hay necesidad de que la mente se torture con su inevitable fracaso de amar incondicionalmente, porque en la liberación se ve que el amor incondicional es simplemente el caso, independientemente de lo que tú y yo podríamos estar pensando y sintiendo. Siempre incondicionalmente hay amor. Cuando esto se ve, hasta el momento más ordinario se convierte en intensamente vivo.

Richard Sylvester


11 de julio de 2013

¿QUÉ ES ORGONITE?

El Orgonite, también conocido como generador de orgón o transmutador de energía es una estructura compacta y sólida elaborada con materiales que atrae, acumula, ordena y potencia la energía presente en la atmósfera de nuestro Planeta, transformando las ondas electromagnéticas negativas y caóticas en energía vital, armonizada y en perfecta sintonía con la Naturaleza, proporcionando así efectos biológicos reparadores sobre todos los organismos vivos, por lo que también es utilizado por científicos y terapeutas debido a sus beneficios en un amplio rango de aplicaciones alternativas.

MATERIALES BÁSICOS Y PROPIEDADES DEL ORGONITE.El METAL, por su capacidad conductora, actúa como antena receptora, captando las ondas y señales electromagnéticas que nos rodean. Éstas, son acumuladas por la RESINA mediante sus propiedades semi-conductoras. Con esta compresión "metal-resina" se logra que la energía sea estática lo que proporciona el tiempo necesario al CUARZO para que éste, gracias a su carácter piezo-eléctrico natural, al impregnarse de los electrones resultantes pueda generar todavía más electrones y transformar electromagnetismo desordenado en ondas ordenadas, vitales y positivas.

ALGUNOS DE LOS PRINCIPALES BENEFICIOS DEL ORGONITE.
-Transforma la energía negativa del ambiente en energía saludable.
-Beneficia a las plantas mejorando su germinación y desarrollo.
-Favorece la regeneración celular la capacidad inmunológica.
-Incrementa los niveles de vitalidad general y optimismo.
La mayoría de las personas que los utilizan tienen algunos en sus casas para suministrar una limpieza constante a su espacio vital. También pueden ser usados como herramienta de apoyo en meditación, sujetándolo entre las manos o estando en su proximidad mientras se medita. Pueden ser llevados sobre la persona para permitirse una acción de limpiado constante de los campos de energía personales, y proveer protección a la agresión, se entiende desde el ataque psíquico a la contaminación de varias formas de energía. (Contaminación electromagnética producida por dispositivos móviles, pantallas de PC y TV, antenas móviles, torres de alta tensión, microondas, etc.). Muchos de nosotros tomamos a diario un baño con excesiva contaminación energética y la mayoría de las veces de forma inconsciente. (Un monitor de TV o de ordenador proyectan un campo electromagnético de hasta 3 metros, a partir de la pantalla, que afecta el equilibrio energético expuesto a su entorno).
Es recomendable no mover del sitio donde se decida colocarlos demasiado a menudo, ya que requiere un tiempo en re-organizarse la energía.

Nota: 
Las personas interesadas en adquirirlos en Cali-Colombia pueden comunicarse con la Señora Stella Guerrero Londoño a stelin003@hotmail.com o por su perfil de Facebook.






10 de julio de 2013

LO QUE ES, ES. Trailer


Estreno de "LO QUE ES, ES". Cinemateca Distrital de Bogotá. 
Jueves 18 de Julio de 2013, 7 PM. Entrada Libre


Insatisfacción, desasosiego, rabia… algo extraño pasa en el interior de Cristian y él intenta distraerlo buscando afanosamente una mujer para tener sexo. 
Una historia que viaja a lo largo del tiempo del personaje y se centra constantemente en su insistencia por transmitir un mensaje que él mismo no entiende, un mensaje con el que espera hallar tranquilidad y un mensaje que subordina a la misma historia, porque cuando no sabes nada de “yo” lo único que queda es escapar de “mi”.

Ficha Técnica:Título: Lo que es, es.
Duración: 27 minutos
Director y guionista: Jair Bernal García
Director de Fotografía: Javier Pinzón/Julián Bernal
Director de Arte: Tatiana Salavarrieta/Helena Salguero
Producción Ejecutiva: Marcela Rivera/Felipe Bogotá/Andrés Bernal/Jair Bernal García/Luisa Castañeda.
Actores: Juan Carlos Torres/Linda Baldrich/Andrés Toro/Juan Miguel Marín/Catalina Galindo/Paula Vejarano/Pamela Díaz/Ángela Pastrana/Rocío Mora y la actuación especial de Marcelo Dos Santos
Producción General: Samadhi Pictures/Made in Brahman. 
Con el apoyo de Hangar Films y Fundación Arte & Friends 


7 de julio de 2013

LAS HOJAS NO SE CAEN, SE SUELTAN…

Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja.
Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse. Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento. Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación. La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.
La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros. Cada hoja al aire me está susurrando al oído del alma ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía!.
Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente a la brisa de su propia entrega y libertad. Con este gesto la hoja realiza su más impresionante movimiento de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera. Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas. 
Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote. Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido…
Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer”. Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación. Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia conciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso. Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.

Texto original de José María Toro, extraído del libro "La Sabiduría de Vivir"

16 de junio de 2013

CONSCIENCIA: CHARLAS SOBRE ESO QUE NUNCA CAMBIA.

Si algo te supone un problema, entonces eso significa simplemente que no quieres aceptar lo que es.
Hace unos días alguien me decía: "Yo quiero cambiar todo. Ahora, ¿qué debo hacer para llevarlo a cabo?" Yo le dije: "He estado escuchando ese mantra los últimos dos años y se ha convertido en un mantra para ti: Yo quiero hacer esto, quiero hacer lo otro. Mientras tanto nada ocurre en absoluto". Todos estos deseos de cambiar no conducen a nada. Puedo aceptar que esta es tu forma de actuar, pero yo no voy a apoyarla. Hay un océano de diferencia entre la forma en que vives y todas las ideas que tienes. Tanto el desear como el no-desear son meras ideas. La realización es actualización.

Una vez escuché una historia interesante. En Corea hay un monje Zen, que es llamado "el monje loco". Es totalmente no ortodoxo. Tan no ortodoxo es que, de hecho, es muy ortodoxo. Se podría decir que él es una paradoja andante. Él va en dirección contraria de cualquier tradición que, de nuevo, en realidad es bastante tradicional. Está acostumbrado a beber alcohol, y no sólo una pequeña copa de vino durante las comidas - No, ¡bebe en exceso y bebidas fuertes! Hace dibujos Zen, pero única y exclusivamente cuando está borracho. Sólo cuando está totalmente ebrio, hace sus "creaciones Zen". Sus cuadros se venden bien por un buen precio. Y a pesar de que no se parecen a los antiguos dibujos tradicionales, hay algo original, algo auténtico, algo refrescante en ellos. El monje loco duerme con mujeres y hombres de todas las edades, con cabras, perros y gatos, así como con pollos y ovejas. Duerme con todo lo que ha conseguido la "naturaleza de Buda". Así que es bastante coherente en su realización. Él no hace ninguna diferencia entre mujeres hermosas o feas, o entre la edad, sexo o color. No mata a los mosquitos, porque tienen la "naturaleza de Buda". No le importa si es devorado por los mosquitos o no.

Entonces, un día este "monje loco" llegó a un bello monasterio Zen particular con el fin de asegurarse un lugar para dormir. Hay que saber que, para que te permitan pasar la noche en un monasterio Zen, en primer lugar hay que llevar a cabo un cierto ritual. Hay que ganarse un lugar para dormir entrando en una corta discusión filosófica y así mostrar tu comprensión. Ahora en aquellos monasterios eso se ha convertido gradualmente en un ritual muerto y, hasta cierto punto, todo el asunto se acaba dando por sentado. Sin embargo, el monje loco es un loco original. Normalmente uno llegaría a una hora fijada y llamaría a la puerta. Entonces la puerta se abre, y una breve discusión tiene lugar. El resto se da por sentado. A continuación se te permite permanecer tres noches en uno de los hermosos monasterios zen, después de lo cual tendrás que seguir adelante tu camino.

En lugar de llegar a las seis de la tarde, como era la costumbre, el monje loco llegó a las tres y media de la mañana, que, incluso para un monje Zen, es una hora intempestiva. Así que llamó a la puerta y como no le abrían empezó a hacerlo a voz en grito: "¡Ustedes calvos imbéciles, despierten, despierten! ¡Estoy de pie en la puerta!" El monje que estaba de servicio de guardia despertó de su cómoda siesta y sacó su cabeza calva adormilada por la escotilla, preguntando: "¿Por qué gritas así? ¿No tienes un reloj? ¿Sabes qué hora es? La gente está tratando de dormir!" Pero el monje loco contestó: "estado de vigilia - estado de sueño - sueño profundo: ¿no son todos lo mismo?" iniciando así el ritual de discusión en medio de la noche. El otro monje de inmediato replicó: "¡Si son lo mismo para ti, entonces voy a volverme a dormir otra vez!" Con lo cual el monje loco contestó: "¡Y yo voy a empezar a gritar de nuevo!"

¿Ves la diferencia entre la cháchara de un libro, un ritual muerto o una formalidad y la verdadera realidad? Lo verdadero es inevitable. En este caso, el griterío era la situación real, mientras que la filosofía estaba muerta y no tenía sentido. Esa era la realidad de la situación. Y el monje loco era consciente de ello.
Por tanto, la pregunta es: ¿Vives la verdad o no? Si no vives realmente la verdad, entonces todo ese filosofar sólo es una cháchara. En ese caso, simplemente y únicamente estás desplazando aire. Y eso no es gran cosa.

(Extracto de: Consciousness: Talks About That Which Never Changes, por Alexander Smit).

Fuente: www.advaitainfo.com


¡ TODO ERA AMOR !

¡Todo era amor... amor! No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones,
de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor, incandescente —y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor-amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor.

Oliverio Girondo


10 de junio de 2013

SOBRE EROTISMO.

En la década de los 40, Anaïs Nin y Henry Miller sobrevivieron un tiempo escribiendo cuentos eróticos para un hombre que les pagaba por página. Este cliente, que se hacía llamar el coleccionista, permaneció siempre anónimo, llenando de indignada curiosidad a los dos grandes autores que prestaron su talento y su pluma para satisfacer sus caprichos. Este coleccionista de pornografía no apreciaba el estilo y en repetidas ocasiones les exigió que “se saltaran la poesía” y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le interesaba. Anaiis Nin le escribió una carta en la que describe magistralmente la esencia del erotismo:

“Querido coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo el poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. Se convierte en un fastidio. Usted nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasías, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.
No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra.
Si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sensualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo su llamita extinguirse asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama. El sexo debe mezclarse con lágrimas, risa, palabras, promesas, escenas, celos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historias, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino.
¿Sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto usted chilla. ¡Sáltense la poesía! No hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡Qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madures y la inocencia, perversión y arte…!”
Nos hemos sentado durante horas preguntándonos como es usted. Si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. Hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndolo. Sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos puede crear éxtasis.

“Sobre Erotismo” -  Isabel Allende



6 de junio de 2013

PREDESTINADOS.

Te miré y sucedió;
sucedió que volvemos a encontramos otra vez,
como en una nueva primera vez;
y sentí que sentíamos lo mismo.
Las miradas en sus extrañezas nos delatan.
Pareciera como si tu destino y el mío,
hubieran estado dormidos en algún rincón de nuestras mentes
por muchos siglos en un sueño muy profundo,
y que ahora despiertan en el alba de otra época
por la coincidencia de un mirar tan divino, como extraño.
Es como si nos hubiéramos amado inconclusamente en otros tiempos,
y que ahora, en la intercepción de nuestros caminos,
súbitas remembranzas vienen a nuestras miradas
con la aparente intención en que cerremos un ciclo.
Las miradas dentro de un halo de misticismo,
develan y hablan de nuestro destino,
al mismo tiempo que sentencian su veredicto condenatorio en amarnos aquí,
o en otro tiempo más allá de esta existencia.

Rourke Boada

2 de junio de 2013

JESÚS Y EL CAMINO.

"Nadie viene al Padre sino por Mí". Así habló Jesús. Aunque muchos escucharon, pocos entendieron, así que buscaron al Padre a través de creer en un hombre que vivió por un corto tiempo en esta tierra. Pero ningún hombre es "Yo" [Mí], porque el hombre es un objeto, mientras YO SOY siempre es el sujeto. Por tanto, traduciendo la cita anterior en el sentido de, "nadie viene al Padre sino por Jesús", cambia completamente el significado. El Padre es la Divinidad, Dios, Brahman, la Realidad Trascendente final. Ahora bien, esta Realidad es la Consciencia en la que sujeto y objeto ya no están divididos sino que juntos forman un Mar de Consciencia unido. La tendencia general de la humanidad es buscar a Dios como un objeto, es decir, Dios es adorado como un objeto que se representa como algo aparte del adorador. Lo que Jesús quería decir es que el éxito no se puede alcanzar por esta vía. Es sólo a través del "Yo" que el Padre puede ser alcanzado.

Mientras que tanto los factores subjetivos como los objetivos se mezclan en la Conciencia Absoluta, sin embargo la cualidad se realiza en el momento subjetivo. No hay más que un solo "Yo" o sujeto. Una vez más, este es la más inmediato e íntimo de todos los hechos. Por lo tanto, sólo a través del "Yo" se realiza la identidad. Abordado de cualquier otra manera, Dios es siempre algo aparte del buscador y, por lo tanto, se encuentra en la distancia. Venir al Padre es ser uno con el Padre, y esto sólo puede lograrse a través del Sujeto puro o el YO [el Ser o Sí mismo].

Con la interpretación más común de la cita anterior hay un claro enfrentamiento entre la enseñanza de Jesús y el de las otras luces espirituales más importantes del mundo. Pero con la interpretación presentada aquí se da una casi, si no total, completa reconciliación, no solo con las enseñanzas de los otros grandes fundadores de religiones, sino también con los aforismos espontáneos de casi todas las almas espiritualmente iluminadas. Se ajusta perfectamente con el "YO SOY el que SOY" del Antiguo Testamento. Es idéntico en significado a la doctrina central del budismo y el brahmanismo, donde encontramos la formulación más clara y más completa de todas. 

El "Cristo" de San Pablo es un Cristo místico y no una persona distinta. Es un nivel de Consciencia del que Jesús el Cristo era el símbolo para él. Este nivel de Consciencia es idéntico con aquel desde el que Jesús habló. Esta concordancia además se puede observar leyendo las obras de una serie de Hombres Realizados en Dios, como Jacob Boehme, Spinoza, Whitman, Hegel, Rama Tirtha y Inayat Khan. No es necesario elaborar más aquí.

Franklin Merrell Wolff

Fuente: Advaita info

26 de mayo de 2013

ACERCA DEL JUICIO Y DE JUZGAR LOS JUICIOS.

No podemos conocer la experiencia de nadie más. Nunca. Aquello que creemos o sentimos o "sabemos" que el otro está experimentando es nuestra propia suposición, nuestra propia opinión, nada más —nuestro propio sueño acerca de su sueño, un sueño dentro de otro sueño. Un sueño recurrente. Podemos ser testigos de su comportamiento, podemos ver cómo habla y actúa, podemos "leer" su lenguaje corporal, podemos escuchar sus historias, podemos sacar conclusiones inteligentes y tener reacciones viscerales; pero definitivamente debemos tener la humildad de admitir que jamás podremos saber por aquello que está pasando, lo que está sintiendo, y siempre nos terminaremos quedando sólo con nuestra propia experiencia, con nuestra propia intuición y suposición, con nuestro propio sueño acerca de su sueño, con nuestro propio criterio y juicio. No podemos conocer la experiencia de los demás. Nadie tiene autoridad sobre la experiencia de nadie, y cuando nos despertemos de este espejismo, podremos entrar en comunión con los demás tal y como están en ese momento, no como los estamos juzgando o como deseamos que estén. Se trata de "mantenerse al margen de cualquier conclusión" y descansar profundamente en la intimidad de nuestra propia experiencia.

En realidad nunca podemos juzgar a los demás, nunca podemos asegurar realmente que alguien está "iluminado" o no, o hacer el juicio de "qué tan lejos" ha llegado dentro de su propia evolución, o decir "qué tan libre está del sufrimiento", o "qué tan claramente" percibe las cosas, ya que este sería nuestro propio sueño, nuestra propia opinión, nuestros propios "asuntos" inconscientes proyectados. Qué tan rápido sacamos conclusiones acerca de los "demás", y después nos aferramos a esas conclusiones como si fueran La Verdad. A la mente le fascina comparar, juzgar "qué tan despierto" está alguien en comparación a algo llamado "yo", proclamarse iluminado y ver a los demás como menos iluminados. El juicio, o mejor dicho, tomar un juicio como un hecho, es el mecanismo de la no-aceptación, simple y llanamente. La mente es un mecanismo de comparación, y sólo porque nos percibimos a nosotros mismos como "despiertos" espiritualmente, no quiere decir que este mecanismo se haya desactivado. El mecanismo del juicio y la comparación es inmensamente creativo y siempre encontrará maneras discretas para seguir operando.  Ay de aquel que se proclame y juzgue a sí mismo como "espiritualmente completo", y libre de sufrimiento, y libre de un "yo", y después juzgue a los demás como todo lo contrario. ¡Oh, la ironía! 
Y, sin embargo, aquello que somos, observa todo esto, observa el mecanismo de comparación y juicio, pero jamás juzgándolo, esto que somos es incapaz de juzgarlo e incapaz de juzgar el juicio como "malo" (¡qué juicio!), descansando silenciosamente en el fondo, con sus pies en alto en el sofá cósmico, sonriendo en secreto mientras todo el juicio y el no-juicio humano y toda la habladuría acerca de los juicios se despliega, mientras se establecen y se disuelven todas las conclusiones, mientras juzgamos a otros como más o menos que nosotros, como superiores e inferiores, y olvidamos que sólo estamos juzgando humanamente y que no estamos recibiendo privilegios secretos por parte del universo a través de nuestras antenas del despertar. Somos humanos, demasiado humanos, independientemente de lo divinos que seamos. 

Aquello que en verdad somos siempre está en profunda paz, más allá de las conclusiones, y siempre gozando el juego de la humanidad en su propia pantalla de televisión cósmica, incluyendo todos los anuncios publicitarios. Relativamente, podríamos encontrarnos a nosotros mismos juzgando a otros, comparándonos con otros, juzgando que estamos más "despiertos" que los demás, juzgando a nuestro Dios o a nuestras Enseñanzas, o incluso a nosotros mismos, como lo Sólo y lo Único y, relativamente hablando, esto podría ser algo para tomarse en cuenta, para generarnos la curiosidad, para explorar, para hacernos conscientes de, sin importar qué tan "despiertos" creamos estar. ¿Cómo es que nos estamos separando de los "demás", aunque no haya "otros"? Sin embargo, en última instancia, aquello que somos permite todo esto, acoge todo este drama abrumador en la palma de su mano, envuelve todo en su abrazo de perdón, lo ama hasta la muerte, literalmente, así como esta maravillosa paradoja de la existencia, lo que siempre cambia y lo que nunca cambia para nada, toda esa danza del Amado. E incluso el instante cuando ese juicio se disuelve...

Jeff Foster



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