Cada final de año; inevitablemente
(como en los cumpleaños) tendemos a pensar, y sentir demasiado. Debe ser que
los finales, nos obligan a ver qué cosas hicimos bien, cuanto la pifiamos, y
que nos quedó trancado como si fuera un hueso de pollo en el medio del pecho.
El exceso de felicidad de las redes, los shopping y los Papá Noel, nos bambolea
el mundo. Nos replanteamos si somos felices, si estamos donde queremos estar, o
si una abducción extraterrestre sería el mejor plan para el 31. Por eso, hoy
nos digo esto: No importa cuánto pan dulce haya en tu mesa, si estás tomando el
mejor vino, o si pegaste uno berreta cortado con sprite. Que nadie te diga cómo
tiene que ser tu mesa, ni tu amor. Que no te presionen las publicidades, y que
si tenés ganas de quedarte solo y meditar está bien, estás haciendo lo que tenés
ganas. A la larga tanta cosa instaurada lo único que hace es que los que están
lejos, o solos sientan una presión inagotable en el pecho. Dejemos de usar
fórmulas, no vivís en el polo norte, y clavarte un lechón con 40 grados no le
hace bien a nadie. Abrazá, sí; abrazá... pero abrazá porque tenés ganas, y no
porque estás obligado con gente que ves una vez al año. Sostené el pecho a las
00:00, y alejate un toque del ruido para escucharte, pá llorar si quedó algo
trancado, no finjas sonrisas si tenés dolor guardado. No todos tienen la suerte
de tener la familia... abrí los ganchos, y fijate; que por ahí alguien puede
ser feliz si lo invitas a pasar con vos. No importa si comes 12 uvas, o si das
vuelta a la manzana con las valijas, importa que tengas fe. Al fin y al cabo la
gente que pone fe incluso en las cosas más estúpidas, la está ejercitando, así
que cerrá el culo y acompañala a tirar el balde, o a barrer la entrada. No
importa si gastaste millonadas en fuegos artificiales, si cuando se van al
cielo y vos te quedas ahí abajo, solo pensás en lo efímero de la felicidad. La
plata no compra un corazón contento, así que mejor concentrate en curarte el
alma y escucharte. Las cosas que SI valen no tienen etiqueta, ni dicen SALE. El
31 rompe moldes, crea tus propias reglas, abrazá, celebrate, amá y soltá. Así
el 2019 llega con espacio.
Soledad Voulgaris
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