21 de diciembre de 2013
13 de diciembre de 2013
NUEVO LENGUAJE DEL ESPÍRITU.
Medicina energética e
intuición, cuando hablo de la intuición suelo decepcionar a algunas personas,
porque estoy firmemente convencida de que la visión simbólica no es un don sino
una habilidad, una habilidad que tiene su base en la propia estima. Desarrollar
esa habilidad, y un sano sentido de sí mismo, resulta más fácil cuando se
piensa con las palabras, los conceptos y los principios de la medicina
energética. Así pues, mientras lee este capítulo piense que aprender a utilizar
la intuición es aprender a interpretar el lenguaje de la energía. El campo
energético humano Todo lo que vive late de energía, y toda esa energía contiene
información. Si bien no es sorprendente que quienes practican medicinas
alternativas o complementarias acepten este concepto, lo cierto es que incluso
algunos físicos cuánticos reconocen la existencia de un campo electromagnético
generado por los procesos biológicos del cuerpo. Los científicos aceptan que el
cuerpo humano genera electricidad, porque el tejido vivo genera energía. El
cuerpo físico está rodeado por un campo energético que abarca el espacio que
ocupan los brazos extendidos y todo el largo del cuerpo. Este campo es a la vez
un centro de información y un sistema perceptivo muy sensible. Mediante este
sistema estamos en constante «comunicación» con todo lo que nos rodea, ya que
es una especie de electricidad consciente que transmite y recibe mensajes hacia
y desde los cuerpos de los demás. Estos mensajes que entran y salen del campo
energético son los que percibimos los intuitivos. Quienes practican la medicina
energética creen que el campo energético humano contiene y refleja la energía
de cada persona. Nos rodea y lleva con nosotros la energía emocional generada
por nuestras experiencias interiores y exteriores, tanto las positivas como las
negativas. Esta fuerza emocional influye en el tejido físico interno del
cuerpo. De esta manera, la biografía de una persona, es decir, las experiencias
que conforman su vida, se convierte en su biología. Entre las experiencias que
generan energía emocional en el sistema energético están las relaciones pasadas
y actuales, tanto personales como profesionales, (las experiencias y recuerdos
profundos o traumáticos, y todas las actitudes y creencias, sean de tipo
espiritual o supersticioso. Las emociones generadas por estas experiencias
quedan codificadas en el organismo y los sistemas biológicos y contribuyen a la
formación de tejido celular, el cual genera a su vez, una calidad de energía
que refleja esas emociones. Estas impresiones energéticas forman un lenguaje
energético que contiene una información literal y simbólica. Una persona
intuitiva médica puede leer dicha información. He aquí un ejemplo del tipo de
mensaje que podría comunicar el campo energético. Supongamos que una persona
tenía dificultades para aprender matemáticas en la escuela de primera
enseñanza. Normalmente, saber que doce hacen una docena no supone una carga
emocional susceptible de alterar la salud del tejido celular. Pero si el
profesor o la profesora humillaba a esa persona porque no sabía eso, entonces
la experiencia tendría una carga emocional que generaría lesión celular, sobre
todo si la persona insiste en ese recuerdo en la edad adulta, o lo utiliza a
modo de piedra de toque para determinar la forma de hacer frente a las
críticas, las figuras de autoridad, la educación o el fracaso. Un intuitivo
podría captar la imagen literal de la relación de esa persona con su profesor o
cualquier otro símbolo negativo ligado a esa experiencia. Las imágenes
positivas y la energía de las experiencias positivas también están contenidas
en el campo energético. Piense en alguna ocasión en que alguien le elogiara un
trabajo bien hecho, un acto de bondad o la ayuda que prestó a una persona.
Sentirá una energía positiva, una oleada de poder personal dentro del cuerpo.
Las experiencias positivas y negativas dejan registrado un recuerdo en el
tejido celular y en el campo energético. La neurobióloga Candace Pert ha
demostrado que los neuropéptidos, sustancias químicas activadas por las
emociones, son pensamientos convertidos en materia. Las emociones residen
físicamente en el cuerpo y se interrelacionan con las células y los tejidos. De
hecho, la doctora Pert dice que ya no puede separar la mente del cuerpo, porque
el mismo tipo de células que producen y reciben esas sustancias químicas
emocionales en el cerebro están presentes en todo el cuerpo. A veces el cuerpo reacciona
emocionalmente y fabrica sustancias químicas emocionales incluso antes de que
el cerebro haya registrado un problema. Recuerde, por ejemplo, lo rápido que
reacciona su cuerpo ante un ruido fuerte, antes de que haya tenido tiempo de
pensar. En su libro Healing and the Mina, Bill Moyers cita las palabras de la
doctora Pert: «Ciertamente hay otra forma de energía que aún no hemos
entendido. Por ejemplo, hay una forma de energía que parece abandonar el cuerpo
cuando éste muere. [...] La mente está en todas las células del cuerpo.»
«¿Quiere decir que las emociones están almacenadas en el cuerpo?», le pregunta
Moyers. «Por supuesto. ¿No se había dado cuenta? [...]. Hay muchos fenómenos que
no podemos explicar sin referirnos a la energía.»
Caroline Myss (Anatomía
del Espíritu)
4 de diciembre de 2013
¿QUÉ RITUALES O EJERCICIOS PODRÍAS OFRECERNOS PARA ABRIRNOS A NUEVOS NIVELES DE CONCIENCIA?”.
“Para llegar a uno mismo,
al Ser esencial, primero que nada debemos domar a esa ilusión tatuada en
nuestra mente por la familia, la sociedad y la cultura, que llamamos Ego.
Ilusión con la que nos identificamos y que nos retiene en una especie de cárcel
mental. Se logra esto, observando objetivamente hasta donde nos es posible, la
cotidiana conducta de ese personaje que nos posee. He aquí una lista, no
exhaustiva, de los defectos de carácter que debemos vencer para llegar a actuar
como un ser de un alto nivel de conciencia. Quien añade conciencia, añade
felicidad a su vida.
El Ego se alaba sin cesar. El Ego se maltrata, pero en el fondo quiere que le digan que sus defectos no
son tan graves o que lo admiren por su franqueza y “humildad”.El Ego habla sin
entender lo que está diciendo porque, en verdad, no puede conocer nada pues
gira alrededor de sí mismo, el Ego proyecta su imagen en todo el mundo. Si
tiene miedo, el mundo es feo. Si está eufórico, el mundo es bello. Si tiene
deseos perversos, ve pervertidos en todas partes. El Ego cree que él es lo que
piensa, siente, hace. Si critican algo de él, se ofende. El Ego no ve
diferencia entre lo que tiene y lo que es él. Los objetos son su continuación.
Es capaz de matar si le dañan, por ejemplo, su automóvil. El Ego goza de su
propia violencia, como también goza de su insatisfacción e incultura. Como el
tiempo es su enemigo porque lo acerca a la muerte, el Ego se preocupa de la
edad, es decir, de sus cambios físicos. Cambios que oculta con tatuajes,
piercings, adornos. El Ego siempre enjuicia a los demás poniéndose él como
medida: son mejores, peores o iguales a él. El Ego tiene buenas razones para
justificar sus errores: son culpa de las circunstancias o de los otros. El Ego
discute para demostrarse a sí mismo que es más inteligente que los otros. Su
táctica es decir “¡No!”. El Ego es codicioso: no ama sino que desea poseer. El
Ego dice que le suceden cosas “extraordinarias”: ha visto un platillo volador,
ha tenido una visión, conoce a un personaje famoso, etc. Lo que le “sucede” lo
cuenta para ponerse en valor y sentirse superior a los que lo escuchan. Cuando
alguien muere, el Ego se alegra porque no es él quien expiró. El Ego oculta un
mordisco detrás de cada alabanza que concede. Al Ego le gusta agradar y se coloca
máscaras de diferentes personalidades para caer bien. Se hace el honesto o el
fuerte o el delicado o el niño, según con quien está. El Ego se preocupa por
dejar sus huellas en algún lado: firma paredes, pone sus fotografías en marcos,
funda escuelas, lucha por obtener medallas y premios, etc… Al Ego le gusta
mandar a otros y goza apoderándose de voluntades ajenas. Sufre cuando otro lo
manda. Detesta a cualquier clase de maestro. Al Ego le gusta vivir junto a los
que tienen poder o fama y es servil con ellos por envidia. El Ego no sabe
escuchar: supone lo que le van a decir y reacciona según sus suposiciones sin
dejar hablar al otro. El Ego es un vampiro de energía: cuando visita a alguien
es capaz de hablarle de sí mismo durante horas sin preguntarle ni siquiera si
está bien de salud.
La auto-observación de
nuestro Ego debe ser constante: es la básica y esencial primera lucha para
acceder a planos de conciencia más elevados.
¿POR QUÉ EL EGO TEME
CAMBIAR?
Para responder a esta
pregunta debo contar una pequeña historia:
“Un cazador, que buscaba la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto huellas del felino. Este le respondió: “Conozco el sitio donde se cobija. ¡Voy a mostrarte al león mismo!” El cazador se puso blanco y, entre castañeteos de dientes, confesó: “Sólo busco la pista y no al león”.
“Un cazador, que buscaba la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto huellas del felino. Este le respondió: “Conozco el sitio donde se cobija. ¡Voy a mostrarte al león mismo!” El cazador se puso blanco y, entre castañeteos de dientes, confesó: “Sólo busco la pista y no al león”.
Esta historia puede ser
aplicada a aquellos que buscan el Conocimiento. Para aprender se necesita,
primero, saber que se puede aprender; segundo, ser maestro de sí mismo para
poder aprender; y tercero, estar dispuesto a aceptar el cambio que provocará el
Conocimiento. Gran parte de la falta de aprendizaje es la creencia de que no se
tienen capacidades para aprender. Luego, la pereza de creer que todo se
recibirá de un Maestro. Y por fin, el miedo al cambio que hace que el discípulo
luche contra aquello mismo que quiere aprender.
¿Por qué el cambio
aterroriza? Nuestro Ser esencial es ilimitado y participa de la eternidad
universal. Nuestro limitado Ego, con angustia quiere perdurar, quedándose
dentro de sus límites para siempre, igual a sí mismo. Mas, para ser inmortal,
tiene que conocer y eso lo llena de terror, pues si le dice a su Esencia:
“Tengo miedo de morir, ¿qué debo hacer para impedirlo?” Ella le contestará: “Si
quieres alcanzar la eternidad, debes primero morir. Sólo cambiando
radicalmente, eliminando tus amarras al pasado, abandonando los intereses que
te atan a lo que posees, perdiendo tu “personalidad”, tu nombre, tu rostro, tus
ideas, muriendo en vida para otra vez nacer, es decir mutando, podrás salvarte.
Así como el cazador sigue
las huellas pero rehúye enfrentarse al león, el Ego teme enfrentarse al
Conocimiento. Para perdurar, debe dejar de ser tal cual es. Para cazar al león
debe dejar que este se lo coma. El Ego debe disolverse en el Ser esencial. La
bestia duerme en su caverna. Él tiene que entrar en la oscuridad y despertarla. "Cuando el león se despierta, el cazador se esfuma.”
Alejandro Jodorowsky
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