28 de abril de 2013

CARTA DE SIMONE DE BEAUVOIR A JEAN PAUL SARTRE.


Querido pequeño ser:
Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir. Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: "¿De qué se ríe?". Y le contesté: "Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo". Y replicó: "Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía". Remoloneamos aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba. Le he tomado mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata. Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo.

Te beso tiernamente,

Tu Castor.


19 de abril de 2013

RENDICIÓN AGRESIVA


Normalmente pensamos en la rendición en una manera. Por ejemplo: No sé cuántos de nosotros hemos visto la película “La vida de Pi” (Life of Pi) pero en ella, el personaje principal se encuentra en el medio del océano sin comida, sin agua y sin un lugar al cuál dirigirse. Al final, en su desesperación, llama al Creador y le dice: “¡Está bien! ¡Me entrego a ti! ¡Me rindo!”.

Éste es un tipo de rendición, pero no es a la que me refiero. Existe otra forma de rendirse, la rendición agresiva, la cual ocurre cuando puedo decirme a mí mismo: “estoy preparado y dispuesto a hacer lo que sea necesario en mi trabajo espiritual para aprender cómo llegar a la elevación espiritual, para aplicar las herramientas y para no caer de nuevo en mis viejos hábitos de ser una víctima y decir que las cosas ‘ocurren y ya’”. Porque la verdad es que las cosas no “ocurren y ya”. No existe tal cosa como una coincidencia. El tipo de rendición del cual estoy hablando es tener certeza en que si colocamos los puntos en todas nuestras íes y estamos en un viaje espiritual realizando el trabajo, y repentinamente la vida nos arroja una “bola curva”, necesitamos entender que donde estamos es donde necesitamos estar en este momento en el tiempo, ya sea debido a algo que hicimos cuando éramos más jóvenes o en una vida pasada, o porque está situación específica nos ayudará a volvernos mejores de lo que somos. 
Esta no es la rendición que viene de un punto de fracaso, aunque esa es la rendición que la mayoría de las personas realiza. Después de todo ¿Cuándo se acercan más las personas al Creador? Usualmente es cuando pierden algo, cuando algo les ocurre o cuando algo que no entienden sucede en sus vidas.

El Doctor Larry Dossey, un médico con el que quizás estés familiarizado, es uno de los principales expertos del mundo en la investigación de las oraciones. Ha escrito muchos libros haciendo referencia a varios estudios de las oraciones y la ciencia conductual en los últimos 15 años. El estudio sobre el cual escuché recientemente consistió en observar a un grupo de personas que se reunían en un hospital para orar por la salud de pacientes enfermos en ese hospital. En este estudio, los investigadores encontraron evidencia científica de que las personas que recibieron oración se sanaron más rápido que aquellas por las cuales no se oró. 
Los investigadores dijeron: “Está bien, entendemos el concepto. Las oraciones funcionan. Veamos si funciona si tenemos personas orando por pacientes distantes, sin nada más que la concentración y una fotografía de la persona por la cual oran”. Adivina qué hallaron. ¡Funcionó! Casi el mismo resultado se obtuvo ya sea que la persona que oraba estuviese presente o lejos del paciente por el cual oraban. Así que la distancia no importó. 

Luego, el grupo de investigadores se preguntó qué pasaría si en lugar de orar por sanación, cada uno de los participantes oraba a su manera por “lo que deseara Dios que ocurriera”. Siguieron la línea de investigación e increíblemente encontraron que los pacientes se sanaban incluso más rápido. 

La rendición agresiva significa tener certeza a pesar de la oscuridad. Es la certeza de saber que incluso cuando vemos o experimentamos la dificultad, como una enfermedad, la bancarrota, amargura en las relaciones familiares o cualquier problema, podemos tener la energía y la perseverancia de decir: “Acepto y rindo mi ser a un poder más elevado que me sacará de esto a algo mejor”. Incluso si no conocemos todas las razones de la situación, nos rendimos con certeza.

Karen Berg

14 de abril de 2013

UN MEDIO DE CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO.


Hay un mundo de diferencia entre las creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios que surgen de la ignorancia de sí mismo y el discernimiento que surge de la facultad de la discriminación. Lo que pensamos y experimentamos que somos nosotros mismos y lo que pensamos y experimentamos que son los objetos se deriva de la ignorancia de sí mismo. El discernimiento es la discriminación que surge cuando nos damos cuenta de la verdad de quién y qué somos realmente. A la luz de esta verdad la naturaleza de los objetos se hace evidente. El discernimiento no viene de nuestras creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios. Viene de conocer claramente la diferencia entre lo que es cambiante y lo que es inmutable, entre lo que va y viene y lo que siempre está presente – eso en lo que aparecen las idas y venidas de la vida.
Debido a que el discernimiento que recomienda el Vedanta como medio de iluminación se articula con palabras, es fácil concluir que el Vedanta no es más que una disciplina intelectual y es, por tanto, inútil como medio de iluminación. Esta confusión se basa en el hecho de que el lenguaje puede expresar tanto la ignorancia de lo que somos como la verdad de lo que somos. El lenguaje se utiliza generalmente para expresar nuestra experiencia desinformada de los objetos. Pero no va a expresar la realidad de los objetos si quien utiliza las palabras no entiende la insustancialidad y transparencia de los objetos. Sin embargo, alguien que conoce la verdad puede expresar con palabras la realidad de los objetos y la naturaleza de la conciencia en la que tiene lugar la experiencia de los objetos.
Porque el lenguaje sirva principalmente a la ignorancia no es una buena razón para confundir la ignorancia con el lenguaje y descartar a ambos. La verdad puede tomar la forma de las palabras. Es cierto que lo que normalmente pensamos y decimos no son fieles a la naturaleza de nuestra experiencia, pero porque un martillo pueda usarse para matar no significa que no tenga otros usos. El pensamiento y el lenguaje no tiene por qué ser un problema en el camino hacia la iluminación a menos que nazcan de la ignorancia de la naturaleza de la realidad. El pensamiento y el lenguaje que surgen a partir del conocimiento de la realidad se convierten en un medio de iluminación.

El Vedanta es único en que la verdad vive en las palabras como comprensión activa del maestro. Su revelación puede discernirse por cualquier persona que escuche con una mente abierta, una mente desprovista de creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios. Cuando la exposición de la verdad ocurre, la comprensión en el maestro se vuelve al mismo tiempo activa en el estudiante. Cuando esto ocurre, el estudiante descubre que él mismo o ella misma es la verdad. El estudiante no hace otra cosa que exponer su mente a la comprensión viva del maestro. Si el maestro está transfiriendo información, repitiendo la doctrina o exhortando al buscador a que se dedique a la práctica espiritual no tendrá lugar ninguna transformación.
La exposición a la verdad de lo que ya es nos hace libres, no el maestro, la enseñanza o el estudiante; estos son simplemente los medios. Cuando la verdad se hace evidente, al mismo tiempo se vuelve activa en nuestra vida diaria como una forma de pensar, sentir y actuar. Se manifiesta como una forma de ser que no es del mundo, sino muy del interior.
No es que tengamos la vida diaria por un lado y la verdad por el otro. Las nociones de una libertad espiritual separada de la vida diaria son ilusorias y se basan en el auto-engaño. Nuestra vida cotidiana revela claramente si estamos viviendo desde la ignorancia o si estamos viviendo desde el Sí mismo. Vivir desde el Sí mismo es cualitativamente diferente de vivir desde la ignorancia. En primer lugar, no está determinado por el miedo, el odio y el deseo. En un examen honesto de nuestra vida cotidiana, se encontrará que estos tres factores normalmente nos motivan. No son unos motivadores adecuados porque son causados por la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza. Son la fuerza dinámica de la que surge la vida humana cotidiana con toda su estupidez, violencia y espejismos de bondad.
Nuestra mente personal, que consiste en todas nuestras creencias, suposiciones, conclusiones, evaluaciones y juicios, nunca puede convertirse en un medio de conocimiento de la verdad de lo que realmente somos. Este tipo de pensamiento se basa en la interpretación inadecuada de las experiencias generadas por ignorancia del Sí mismo. Lo mismo vale para los sentidos. Los sentidos sólo nos informan de la aparición de las cosas. Al igual que la mente son medios inadecuados de conocimiento de Sí mismo.
Los sentimientos o emociones pueden ser útiles para informarnos de cómo se sienten los demás y nos empujan a hacer lo que sea necesario para enfrentarnos a situaciones existenciales desagradables. Pero cuando están basados en la ignorancia y lo personal y no están relacionados con hechos objetivos, nos impulsan a actuar de manera destructiva y destruyen la claridad mental que necesitamos para vivir felizmente. No dejan lugar al desapasionamiento, un medio necesario para la indagación de Sí mismo. Pero ya sean útiles o inútiles, nunca pueden ser un medio adecuado de conocimiento de Sí mismo. La creencia de "si no puedo sentirlo, no es verdad" no es cierta porque la conciencia, el Sí mismo, nunca es un objeto de sensación.
Nuestra estructura psicológica puede subsistir sin hacer referencia al conocimiento de Sí mismo. Las acciones procedentes de nuestros pensamientos, sentimientos o sentidos no nos van a llevar al conocimiento de Sí mismo. Todos estos esfuerzos son inútiles. Por lo tanto tenemos que exponernos a un medio de conocimiento que trascienda nuestra psicología y sin embargo nos lleve a la comprensión de nuestra identidad como conciencia.
¿Qué conciencia? La conciencia ordinaria que está justo aquí, justo donde estamos. La conciencia simple que registra todas las actividades aparentes sensoriales, emocionales y mentales. El Vedanta como medio de conocimiento de Sí mismo no nos lleva a un distante conocimiento místico, sino que nos lleva a la comprensión de la realidad de lo que realmente somos. Es peculiar en que lo que realmente somos no es un objeto dentro de la conciencia, sino que somos eso en que todos los objetos aparecen y desaparecen.
Este conocimiento no es el conocimiento de las palabras. Es la comprensión de la transformación que se obtiene en la mente después de escuchar, reflexionar y contemplar los significados que provienen de las palabras de las Escrituras. Estos significados, que vienen vivos y activos a través del maestro y la enseñanza, son los medios para revelar quiénes y qué somos en realidad. El Vedanta no aprueba una comprensión que no transforme nuestra vida cotidiana hasta el punto de alinearse con la verdad. No vamos a convertirnos en un hacedor personal viviendo una vida virtuosa, como resultado de nuestro conocimiento de lo que somos, aunque pueda parecerlo. Es más simple que eso: no podemos dejar de expresar lo que somos. Si estoy enojado, tengo una vida enojada. No tengo que esforzarme para vivir de esta manera; sino que se vive por sí mismo. Del mismo modo, cuando estoy siendo yo mismo en el más amplio sentido de la palabra, no puedo dejar de vivirlo. Ningún esfuerzo está implicado.
En la práctica, esto significa que si estoy confundido, hostil, triste o preocupado y actúo de manera destructiva hacia mí o hacia otros, soy ignorante de que yo soy el Sí mismo. Pero todas estas expresiones desagradables de mi ignorancia son útiles si me motivan a indagar en mi naturaleza mientras surgen. Así que no trato de mejorarme o de cambiarme a mi mismo porque esos esfuerzos se basan en la suposición de que soy la persona que experimento ser y no en quien yo soy. Más bien, hago una pausa y empiezo a reflexionar sobre un significado que proviene de la escritura que es relevante para mi sufrimiento presente. ¡Qué extraordinario que mientras la verdad de ese significado se evidencia y activa en mí, me encuentro elevado más allá del sufrimiento presente! Mi situación externa puede seguir siendo la misma, pero el sufrimiento que engendra se disuelve y me pongo a pensar, sentir y hacer las cosas de una forma no personal, desapasionada. Todos mis pensamientos, sentimientos y acciones se convierten en una función de la comprensión que me abraza. Es extraordinariamente ordinario.
Si este cambio existencial no se produce, recuerda una idea que ha sido dilucidada por la enseñanza. Medita sobre ella en silencio. No es tu tarea entenderla, es tu tarea exponer tu mente a ella y dejar que haga su trabajo. La idea "yo soy la conciencia" es el significado más fundamental de las Escrituras. Si no expones tu mente a ella, reflexionando sobre ella y contemplando la realidad de ella tal como existe en tu vida, ningún cambio existencial sucederá. Cuando examinas su significado con todo el corazón, la realidad a la que apunta se hará tan clara como el cambio existencial que provoca.
Sin el uso del lenguaje estos significados transformadores no estarían disponibles para nosotros. No tendríamos una manera de exponer nuestras mentes a la verdad de lo que realmente somos. Nos quedaríamos con las mentes llenas de la basura acumulada de cultura espiritual.
Cuando nos enfrentamos a problemas existenciales, la tendencia a ser anti-intelectuales y "espirituales" a menudo nos hace creer que podemos simplemente sentir nuestro camino a la realidad. Pero esto es como tratar de ver con nuestros oídos. Si no tenemos ningún medio de conocimiento para llegar a la verdad ya existente que nos hace libres, vivimos en un desierto espiritual. Sirviendo a la ignorancia de uno mismo, el intelecto nunca puede conocer el Sí mismo, pero se convierte en sabio cuando sirve a las enseñanzas de un medio válido de conocimiento de Sí mismo como el Vedanta. Una herramienta usada para un propósito equivocado no es una herramienta defectuosa. Demuestra su verdadero valor cuando se utiliza como estaba previsto ser utilizada. El intelecto está diseñado para la indagación de Sí mismo, no para hacer el trabajo de la ignorancia.

El anti-intelectualismo que suena tan fuerte en el mundo espiritual es comprensible porque muchos maestros espirituales están auto-engañados y pretenden que la ignorancia que comunican es realmente la verdad. Esto hace que los buscadores recurran a los sentimientos o a la intuición o a la creencia ridícula de la pérdida del ego o a la fantasía de que algún tipo de experiencia increíble les hará libres. Esta postura anti-intelectual les aprisiona dentro de los límites de sus sentidos, emociones y pensamientos y hace que no estén disponibles para la acción transformadora de un medio legítimo de conocimiento.

James Swartz

Fuente: Advaita Vision


12 de abril de 2013

UN ROMANCE SECRETO CON LA VIDA.


Lavando los platos.

Estoy en casa. Se están lavando todos los platos. Todo lo que existe en el universo es el tintineo de los platos, el resplandor de las burbujas, y el shhhhhhhhhh del agua que está saliendo del grifo. El lavado de los platos llena todo el espacio disponible.
Este plato hondo en particular está muy sucio. Está lleno de cereal seco del desayuno y llevará años dejarlo limpio.

El teléfono suena. El plato se deja, los guantes se sacan, la cocina es reemplazada por la sala de estar. El fregadero y los platos sucios de la cocina son reemplazados por el sofá, la mesita y el teléfono. "¿Hola?"
Una voz surge de la nada. "¡Hola Jeff!" Es mi amigo que me llama desde Londres. Pero el sonido de su voz surge aquí, en la habitación con el sofá y el teléfono, no "allá afuera" en el mundo. Mi amigo no está en Londres, está aquí conmigo. Él está aquí conmigo en esta intimidad siempre presente.

Me da una buena noticia – ha encontrado un nuevo empleo. Esta noticia es muy buena, en su mundo. Y debido a que en este momento su mundo es mi mundo, esta noticia también es buena para mí. Compartimos juntos nuestra buena fortuna.
Nadie aquí, nadie allá. Y aún así surge la respuesta: "¡Guau, esa es una gran noticia!" y ni siquiera parece que esté yo actuando. Realmente quise decir lo que dije, cuando lo dije. El amor no rechaza nada, el amor no prepara un acto o monta un espectáculo para agradar a los demás, el amor no tiene posturas ni pretende tampoco ganar la aprobación de otros. No, el amor baila, el amor juega, el amor abraza, por el simple placer de hacerlo, y así es como surgen las palabras: "¡Guau, es una gran noticia!"  Sé que le costó mucho trabajo conseguir ese nuevo empleo y sólo hay celebración.
Nos pusimos de acuerdo para tomar un café la próxima semana y yo garabateé los detalles en una hoja de papel.

La conversación terminó. Colgué el teléfono y regresé a la cocina para continuar quitando el cereal endurecido. Las manos se movían, el agua corría, y la pila de platos sucios fue reemplazada por platos, salseras, cuchillos y cucharas limpias cuidadosamente colocados, brillando bajo la luz del sol que se asomaba por la ventana. Sólo había gratitud por el detergente, por los guantes y la luz del sol que iluminaba todo.
Celebración por las buenas noticias de mi amigo, gratitud por los guantes de goma, ¿cuál es la diferencia? Todo brillando, brillantes apariencias en el juego de la vida.
Ahora tengo que orinar. Más rápido que un relámpago, aparece un inodoro. Es increíble. Surge la necesidad de orinar y aparece un inodoro. Se trata de un juego perfectamente sincronizado. Las necesidades siempre son satisfechas, de una u otra manera. Contracción, expansión. Tensión, liberación. El pulso del universo, y todo es tan ordinario en su apariencia. Asombroso.

Mientras seco mis manos me doy cuenta que el baño necesita una limpieza, urgentemente. Bueno, ¡no hay tiempo como el presente! Ahora todo lo que hay es estar absorto lavando el baño. ¿Despertar espiritual? ¿Unidad? ¿Advaita? ¿No-dualidad? No, no, no. Eso no. "¡El baño necesita limpieza! ¡Esta escoria debe salir de aquí! ¡Es un asunto de vida o muerte!"

Termino con el baño, vuelvo a la cocina y me doy cuenta de que toda la vajilla ha sido lavada. ¡Qué maravillosa sorpresa! Me había olvidado de que ya se había hecho. Tomo un poco de agua y regreso a la sala de estar. Veo que hay unas notas garabateadas en un pedazo de papel con los datos de la cita con mi amigo para la próxima semana. Oh sí, ¡otra maravillosa sorpresa! La vida florece por todas partes, simplemente va estallando entre sus costuras: en la cocina, en el baño, en la sala, e incluso en algún lugar llamado "Londres". Está absolutamente por todas partes. No puede ser contenida.

¡Vaya aventura que he tenido en las últimas horas! Y todo lo que hice fue moverme entre mi cocina, mi baño y la sala. Hay tanto que ver y que hacer aquí. ¿Qué rica es esta vida. Y todavía hay más por explorar...

Para el mundo, lavar los platos y el baño no es nada. Sin embargo, cuando se ve con claridad, es todo. Cuando me pregunten "¿qué hiciste hoy?" diré "lavé los platos, limpié el baño y charlé con mi amigo de Londres", cuando en realidad lo que pasó, más allá de la historia (¡y cómo me gusta la historia!) es que los platos se lavaron solos, el baño se limpió por sí mismo y que no había nadie al teléfono desde Londres. Lo que realmente pasó fue aventura – lo que realmente pasó fue intimidad con todas las cosas. La historia nunca ocurrió – la vida fue lo que ocurrió.

La historia es sólo una pálida imitación de la celebración.
He estado teniendo un romance secreto con la vida, como puedes ver, y nadie lo sabrá jamás. He tenido relaciones íntimas con los platos, cucharas, con el detergente, con la tina de baño, con los productos de limpieza, con el sonido de la voz de mi amigo y con la luz del sol que entra por la ventana de mi cocina. He tenido relaciones íntimas con la alfombra, las paredes, con el horno, la nevera, con el inodoro y el teléfono y con la simpática araña que me encontré subiendo por el radiador. Nadie puede despojarme de esa intimidad. Nadie. Ningún poder en el mundo puede amenazarla. Es mi pequeño secreto que para nada es realmente secreto. Es la vida misma, y siempre está justo aquí.

Jeff Foster
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...