Nosotros
estamos en plena era de la competencia intensa, concurrencia, presión, búsqueda
frenética de resultados…Ciertamente tu te preguntas: ¿para qué sirve todo esto?.
Cuando
miro a las personas procurando desesperadamente el éxito, abandonando su felicidad
pienso: “ese juego no va a dar resultados. El final de esa película va a ser ruin…Éxito
sin felicidad es el comienzo de la desgracia humana”.
Necesitamos
ser competentes y competitivos, pero principalmente debemos intentar ser
felices pues el mayor éxito es SER FELIZ!
La
felicidad no es algo que vamos a encontrar en bienes materiales. El único lugar
para encontrarlo es en el fondo del corazón. Mucha gente lucha tanto para tener
una casa en la playa y cuando eso ocurre no la aprovecha. Cuántas personas se
sacrifican para ir a Europa, pero pasan todo el día dentro del hotel.
Cuando
yo era un recién graduado, tuve la oportunidad de trabajar en un hospital de
pacientes terminales. Después de algún tiempo, el médico ya sabe cuando llega
el momento de que el paciente pase “al otro lado”.
Como
siempre sentí amor por los seres humanos, buscaba una forma de estar junto a
las personas en sus últimos momentos de vida. Acompañé a muchas de ellas en
estos momentos angustiantes y la gran mayoría veía a la muerte con mucha
frustración y arrepentimiento, debido a la manera como vivieron y condujeron
sus vidas. Algunos decían: “Doctor, siempre me sacrifiqué, y ahora que iba a
comenzar a vivir, estoy muriendo. Eso no es justo…por favor no me deje morir.
Mucha
gente piensa que la muerte es inevitablemente frustrante y desesperante, pero
esto no es verdad. Cuando la persona vive plenamente en determinado momento
ella quiere conocer la próxima estación…así como una criatura que tuvo infancia
plena quiere avanzar para la adolescencia.
La
muerte en verdad, es más un viaje. Pero a la mayoría de las personas muere absolutamente
frustrada por no haber aprovechado la vida, y se arrepiente por no haber
aprovechado bien el gran regalo que es la vida. Jamás vi a alguien arrepentido
por no haber masacrado a alguien.
Todos
se arrepentían por no haber amado más, por no haber gozado la vida. Se
arrepentía por no haber hecho amigos, por no haber curtido sus hijos, no haber
vivido un gran amor, no haber ido tras sus sueños. Y en ese momento, las
personas percibían que las cosas más importantes de la vida son las más
simples.
La
felicidad es hecha de cosas simples como amigos, hijos, familia y compañerismo.
Y lo más importante: EL MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ ES AHORA.
Siendo
así, no esperes la promoción o la jubilación para comenzar a ser feliz. Sé
feliz todos los días, aunque sea un poco pero todos los días. Al final la
sensación de ser feliz es el mejor combustible para que sintamos que vivir vale
la pena. Y cómo vale!
Si
tu trabajo es tu fuente de angustias, para y reflexiona en los siguientes
puntos: ¿Será que estoy en el lugar correcto?, ¿Será que estoy en el empleo que
corresponde a mi talento?, ¿Será que quiero pasar mi vida entera haciendo
esto?. Si no estás feliz, cambia de profesión, de empleo, o aprende más para
conseguir un mejor lugar.
A
pesar de los problemas que siempre van a aparecer, el trabajo precisa ser un
camino para la felicidad y para la realización, nunca un sacrificio.
No
hagas algo apenas por obligación, procura tener siempre mucho placer en lo que
haces. Vive siempre con mucha pasión. Cuando haces lo que te gusta, los otros
no percibirán si estás trabajando o divirtiéndote.
Éxito
cuando los niños sonríen para ti, y los perros mueven la cola cuando tu llegas.
Victoria es cuando tus hijos tienen orgullo de ti. Éxito es cuando te
despiertas en la mañana y el día no pesa en tus hombros. Cuando consigues dejar
el mundo un poco mejor cada día. Éxito de verdad, es cuando colocas la cabeza
en la almohada para dormir y el gran Creador mira hacia ti con dulzura infinita y te dice: “GRACIAS HIJO POR
CONTINUAR MI OBRA”.
Roberto
Shinyashiki
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