"No busques perlas en un cubo de agua.
Has de sumirte en el profundo océano
para encontrarlas"
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)
Las perlas habitan en los fondos del océano, como la sabiduría en los textos de los grandes maestros del camino interior. No pierdas el tiempo, pues, removiendo las aguas insalubres de esos cubos de plástico y colores artificiales que se te ofrecen en cada esquina, ya que en ellos hay menos que nada. Y no te engañes pensando que se comienza por dichos cubos de agua para saltar después al océano, porque eso es una falacia. El agua estancada de los cubos anulará tu capacidad de distinguir entre lo que es y lo que no es, entre las perlas y las baratijas. No pienses que todo vale o que todo ayuda o que todo sirve. En el camino interior, sólo aprovecha la luz. Por consiguiente, que sepas que todo aquello que no ilumine, ensombrece. Así pues, no pierdas el tiempo en naderías, ya que... ¡no tienes toda la vida por delante! No malgastes esfuerzos inútilmente y sumérgete ya, de cabeza y sin condiciones, en el océano de los grandes maestros del espíritu, pues sólo allí habitan las perlas, perlas de sabiduría. Cuando lo hagas, verás si no, te sonrojarás de los cubos de agua. ¿Acaso ilumina igual el sol que una cerilla?
Halil Bárcena
Instituto de estudios Sufies.
Querida Viviana.
ResponderEliminarPreciosa reflexión, gracias por compartir tu sabiduría.
Namasté.
Hola Vivi,
ResponderEliminarLas palabras, dan lugar a tantas interpretaciones.
¿ Por qué sumergirse en las profundidades del océano y no hacerlo en las profundidades del ser humano ?
Cuando yo le digo a un agricultor que no se preocupe de las heces, lo que me dirá, es ¡ majo! gracias por el consejo, pero tú no entiendes cómo funciona la naturaleza. Con esas heces, que parecen tan lejos de las perlas, el agricultor nos va a dar luego sus mejores tomates. Con esas heces, el agricultor va a mantener caliente a la tierra cuando esté fría. Cosa que no hace nuestro masculino diariamente con nosotros, su tierra.
La mujer, suele llegar fría a las relaciones sexuales porque no se ocupa de desarrollar un masculino dentro de ella que haga todos los días como el agricultor, que no teme bajar a lo más sórdido del ser humano para darle bueno días y ponerle un poco de paja con heces y orín encima.
Esa mente pajarera del hombre y de la mujer , se marcha todos los días a sus vuelos planetarios a buscar perlas en la luna y tiene a tres cuartes partes del mundo asoladas, hambrientas y enfermas. ¡Hay que desconfiar de los masculinos que vienen con sus perlas tan ardientes y se van tan sonrientes !
Un brindis por la mujer, aunque sea sin perlas,
Agustin.