Interlocutor: Yo estoy lleno de deseos y quiero cumplirlos. ¿Cómo puedo lograr lo que quiero?
Maharaj: ¿Merece usted lo que desea? De un modo u otro usted tiene que traba-jar por el cumplimiento de sus deseos. Invierta energía y espere los resultados.
Interlocutor: ¿De dónde voy a sacar la energía?
Maharaj: El deseo mismo es energía.
Interlocutor: ¿Entonces por qué no se cumplen todos los deseos?
Maharaj: Quizás no fue bastante fuerte ni duradero.
Interlocutor: Sí, ese es mi problema. Quiero cosas, pero soy perezoso cuando llega el momento de la acción.
Maharaj: Cuando su deseo no es claro ni fuerte, no puede tomar forma. Además, si sus deseos son personales, para su propio disfrute, la energía que usted les da es ne-cesariamente limitada; no puede ser más que la que usted tiene.
Interlocutor: Sin embargo, a menudo personas ordinarias alcanzan lo que desean.
Maharaj: Después de desearlo muchísimo y durante mucho tiempo. Incluso entonces, sus logros son limitados.
Interlocutor: ¿Y qué hay de los deseos no egoístas?
Maharaj: Cuando usted desea el bien común, el mundo entero quiere con usted. Haga suyo propio el deseo de la humanidad y trabaje usted por él. Ahí usted no puede fra-casar.
Interlocutor: La humanidad es obra de Dios, no mía. Yo estoy interesado en mí mismo. ¿No tengo el derecho de ver mis deseos legítimos cumplidos? No harán daño a nadie. Mis deseos son legítimos. Son deseos justos, ¿por qué no se hacen realidad?
Maharaj: Los deseos son justos o injustos según las circunstancias; depende de cómo usted los considere. Es solo para el individuo para el que una distinción entre justo e injusto es válida.
Interlocutor: ¿Cuáles son las líneas directrices para tal distinción? ¿Cómo puedo yo saber cuales de mis deseos son justos y cuales son injustos?
Maharaj: En su caso los deseos que llevan al sufrimiento son injustos y los que llevan a la felicidad son justos. Pero usted no debe olvidar a los demás. Su sufrimiento y su felicidad también cuentan.
Interlocutor: Los resultados están en el futuro. ¿Cómo puedo yo saber lo que serán?
Maharaj: Use su mente. Recuerde, observe. Usted no es diferente de los demás. La mayoría de sus experiencias son válidas para usted también. Piense clara y profun-damente, penetre la estructura entera de sus deseos y sus ramificaciones. Ellos son una parte importantísima de su entramado mental y emocional y afectan poderosa-mente a sus acciones. Recuerde, usted no puede abandonar lo que no conoce. Para ir más allá de usted mismo, usted debe conocerse.
Interlocutor: ¿Qué quiere decir conocerme a mí mismo? Al conocerme a mí mismo, ¿qué es exactamente lo que llego a conocer?
Maharaj: Todo lo que usted no es.
Interlocutor: ¿Y no lo que yo soy?
Maharaj: Lo que usted es, usted ya lo es. Sabiendo lo que usted no es, usted se libra de ello y permanece en su propio estado natural. Todo ello acontece de modo ente-ramente espontáneo y sin esfuerzo.
Interlocutor: ¿Y qué descubro?
Maharaj: Usted descubre que no hay nada que descubrir. Usted es lo que usted es y eso es todo.
Interlocutor: ¿Pero finalmente qué soy yo?
Maharaj: La negación última de todo lo que usted no es.
Interlocutor: ¡Yo no comprendo!
Maharaj: Es su idea fija de que usted debe ser una cosa u otra la que le ciega a usted.
Interlocutor: ¿Cómo puedo deshacerme de esta idea?
Maharaj: Si usted confía en mí, crea cuando le digo que usted es la presenciación pu-ra que ilumina la consciencia y su contenido infinito. Dése usted cuenta de esto y viva de acuerdo con ello. Si usted no me cree, entonces vaya usted al interior, inda-gando «¿qué soy yo?», o enfoque su mente sobre «yo soy», lo cual es ser puro y sim-ple.
Interlocutor: ¿De qué depende mi fe en usted?
Maharaj: De su penetración en el corazón de otras gentes. Si usted no puede ver de-ntro de mi corazón, vea dentro del suyo propio.
Interlocutor: Yo no puedo hacer ni lo uno ni lo otro.
Maharaj: Purifíquese usted por una vida bien ordenada y útil. Observe sus pensa-mientos, sus sentimientos, sus palabras y sus acciones. Eso aclarará su visión.
Interlocutor: ¿No debo renunciar a todas las cosas primero, y vivir una vida sin hogar?
Maharaj: Usted no puede renunciar. Usted puede dejar su casa y dar un disgusto a su familia, pero los apegos están en la mente y no le dejarán a usted hasta que usted conozca su mente por dentro y por fuera. Lo primero es lo primero —conózcase a usted mismo, todo lo demás vendrá con ello.
Interlocutor: ¡Pero usted ya me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema!. ¿No es eso co-nocimiento de sí mismo?
Maharaj: ¡Por supuesto que usted es la Realidad Suprema! ¿Pero y qué? Cada grano de arena es Dios; saberlo es importante, pero eso es solo el comienzo.
Interlocutor: Bien, usted me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema. Yo le creo a usted. ¿Qué es lo siguiente que tengo que hacer?
Maharaj: Ya se lo he dicho. Descubra todo lo que usted no es. Ni el cuerpo, ni los sentimientos, ni los pensamientos, ni las ideas, ni el tiempo, ni el espacio, ni el ser ni el no ser, ni esto ni eso —nada concreto ni abstracto que usted pueda señalar es us-ted. Una mera afirmación verbal no bastará —usted puede repetir una fórmula inaca-bablemente sin ningún resultado. Usted debe observarse continuamente —particularmente su mente— momento a momento, sin omitir nada. Esta presencia-ción es esencial para la separación entre el sí mismo y el no sí mismo.
Interlocutor: La presenciación —¿no es mi naturaleza real?
Maharaj: Para presenciar, debe haber algo que presenciar. ¡Estamos todavía en la dualidad!
Interlocutor: ¿Qué hay sobre presenciar al presenciador? ¿La presenciación de la presen-ciación?
Maharaj: Juntar palabras no le llevará a usted lejos. Vaya usted adentro y descubra lo que usted no es. Nada más importa.
[Extraido del libro "Yo soy Eso" de Sri Nisargadatta Maharaj]
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