Espiritualidad
significa despertar. La mayoría de las personas están dormidas, pero no lo
saben. Nacen dormidas, viven dormidas, se casan dormidas, tienen hijos
dormidas, mueren dormidas sin despertarse nunca. Nunca comprenden el encanto y
la belleza de esto que llamamos la existencia humana. Todos los místicos -
católicos, cristianos, no cristianos, cualquiera que sea su teología,
independientemente de su religión - afirman una cosa unánime: todo está bien.
Aunque todo está hecho un desastre, todo está bien. Esto es sin duda, una
extraña paradoja, pero lo trágico es que la mayoría de las personas nunca
llegan a darse cuenta que todo está bien, porque están dormidas. Tienen una
pesadilla. El año pasado oí en la televisión española una historia sobre un
caballero que llama a la puerta de la alcoba de su hijo y dice: - Jaime,
¡Despierta! Jaime responde: - No quiero levantarme, papá. El padre grita:
Levántate, tienes que ir a la escuela. - No quiero ir a la escuela. - ¿Por qué
no? - Por tres motivos: el primero, porque es aburridor; el segundo, porque los
niños se burlan de mí; y el tercero, porque odio la escuela. - Bien, voy a
darte tres razones por las cuales DEBES ir a la escuela - replica el padre -:
La primera es porque es tu deber; la segunda, porque tienes cuarenta y cinco
años; y la tercera, porque eres el director. ¡Despierte usted, despierte! Ya está crecido. Está demasiado grande
para estar dormido. ¡Despierte! deje de jugar con sus juguetes. La mayoría de
las personas dicen que quieren abandonar el jardín infantil, pero no les crea.
¡No les crea! Lo único que quieren es remendar sus juguetes rotos.
"Devuélvame a mi esposa. Devuélvame mi empleo. Devuélvame mi dinero,
Devuélvame mi fama y mi éxito". Eso es lo que quieren; quieren que les
cambien sus juguetes. Eso es todo. Hasta el mejor psicólogo le dirá que la
gente realmente no quiere curarse. Lo que quiere es un alivio; una cura es
dolorosa. Despertarse es desagradable, usted lo sabe. Usted está placentera y
confortablemente acostado. Es irritante que lo despierten. Ésa es la razón por la que un sabio no intentará despertar a la gente.
Voy a ser sabio ahora y de ninguna manera intentaré despertarlo, si usted está
dormido. Realmente, no es asunto mío aunque a veces le diga: ¡Despierte! A
mí me conviene hacer lo mío, danzar mi propia danza. Si a usted le aprovecha,
¡magnífico!; si no, que ¡lástima! Como dicen los árabes: "LA NATURALEZA DE LA LLUVIA ES LA MISMA, PERO HACE QUE CREZCAN
ESPINAS EN LOS PANTANOS Y FLORES EN LOS JARDINES".
Anthony De Mello. S.J
Anthony De Mello. S.J