Muy
rara vez uso la palabra "no-dualidad" en estos días. La palabra está
tan profundamente mal comprendida, y tan a menudo mal utilizada, que parece
inútil siquiera pronunciarla. Utilizaré la palabra de vez en cuando, pero con
mucho cuidado.
Sólo
pasa un par de minutos en Facebook o en foros de internet y encontrarás mucha
gente discutiendo sobre si hay o no hay un yo, sobre qué maestro no-dual es el más
claro, y cuan libres de historias personales están ellos o sus maestros ― lo
cual todo es profundo y fascinantemente irónico, por supuesto. Como siempre he
dicho: "¡Eso es sólo una historia!" Es la historia más
grande de todas, y la mejor manera de invalidar por completo la experiencia de
otra persona, validando mientras tanto tú propia historia. La ironía se
profundiza...
El
descubrimiento de la ausencia de un yo separado puede ser una visión impactante
que a menudo cambia nuestra vida dejándonos sin apoyos donde agarrarnos. Pero
muchos ahora están tomando esta visión momentánea como si fuera el destino, el
objetivo, en lugar de un nuevo comienzo. Muchos están tomando el "no hay
un yo" como una especie de verdad final, o como un acontecimiento, estado
o experiencia final, en lugar de una visión temporal que necesita ser integrada
con su reflexión. Sin el equilibrio, la no-dualidad sólo es una cierta
comprensión conceptual que realmente no trae reposo al cansado buscador.
Simplemente se convierte en una carga más que llevar para el buscador. Se
convierte en un nuevo dogma. Y provoca un nuevo conflicto, tanto internamente
como entre unos y otros. Hay tantas personas ―tanto maestros como estudiantes―
que creen haber terminado, conseguido, completado, despertar totalmente y
librarse del yo. Y a menudo, celebrando esta conclusión mental, se convierten
en misioneros de una verdad no-dual, entrando en guerra con cualquiera que no
vea las cosas de la misma manera, ya sea en Facebook, o en público, o detrás de
la escena donde nadie está escuchando y la imagen del pacífico maestro no
necesita ser mantenida. Oh, si tan sólo pudiéramos ver cómo se comportan los
"despiertos" detrás de la escena, podría romper muchas de nuestras
ilusiones espirituales.
Sí,
la no-dualidad entra tan fácilmente en guerra contra la dualidad: "¡Estás
atrapado en tu individualidad! ¡Eso es sólo un cuento! ¡Eso es tan
dualista!" Tan profundamente irónico, una vez más. Hablo por experiencia.
Yo mismo he estado ahí. Pasé mucho tiempo atrapado en ese lugar nihilista donde
nada importa, donde no hay mundo y no hay relación y todo está desconectado. He
escrito sobre este "Advaita Trampa" ampliamente. En ese momento,
pensaba que era la libertad. Ahora me doy cuenta que no es más que otra identificación.
Era algo totalmente carente de amor y compasión. Al final, no fue la
no-dualidad lo que me salvó y terminó con la búsqueda. Fue el descubrimiento de
este amor más allá de la forma, más allá de las palabras. Hace unos seis años
más o menos, cuando empecé a escribir y hablar en público, mi lenguaje era
mucho más "no-dual", en un sentido. Hablaba acerca de la ausencia del
yo, de cómo la vida no tenía centro, y que la elección no era más que una
ilusión. En realidad no estaba hablando desde conclusiones mentales, sino desde
un nuevo ver en tiempo real, vivo, momento a momento. Era un lenguaje poético
para una experiencia (¡o no experiencia!) No tenía palabras para describirlo.
Mis
palabras no estaban destinadas a ser tomadas como un dogma, como la verdad, ya que
siempre me esmeraba mucho en explicarlas. Simplemente estaba compartiendo mi
propia experiencia, sin tratar de convertir a los demás. No me veía a mí mismo
como un maestro, sino como un ser humano, que tal vez veía las cosas de una
manera fresca y quería compartir esa frescura. Nunca quise que la gente creyera
ciegamente lo que decía, o tomara mis palabras como una nueva religión. Yo
quería que vieran por sí mismos, que descubrieran lo que había descubierto, eso
es todo.
No
me identificaba mucho como un "maestro". Era más como un músico,
cantando mi canción para los demás que se sentían atraídos por ella. Otros me
llamaban "maestro no-dual", pero realmente no tenía ni idea de lo que
eso significaba. Yo mismo nunca había tenido un "maestro" formal y
por lo tanto no era parte de mi condicionamiento.
Me
llevó mucho tiempo darme cuenta de que había toda una comunidad
"no-dual" por ahí, un club no-dual, por así decirlo, con un cierto
lenguaje, con reglas sobre lo que era no-dual y lo que no era, lo que era verdad
y real y lo que no era, con líderes y seguidores, ¡e incluso con su propia
fuerza de policía! No me había dado cuenta de que la no-dualidad se estaba
convirtiendo silenciosamente en una nueva religión y en un punto final para la
gente. No me había dado cuenta de que mis palabras eran escuchadas a través de
una lente no-dual. No me había dado cuenta cuánto había sido juzgado. Había
conocido realmente tanta gente en los últimos años para quienes la no-dualidad
se ha convertido en una nueva religión. Ellos creen que no tienen un yo, que no
hay elección y que todo es sólo una historia, y repiten estas frases
memorizadas interminablemente. ¡Incluso luchan con otras personas que no ven
las cosas de la misma manera! No pueden ver que están atrapados en un nuevo
dogma, que no es la liberación de su sufrimiento, sino que simplemente lo
justifican e incluso lo alimentan. "Estoy sufriendo, pero no hay nadie
aquí sufriendo, y no hay nada que pueda hacer de todas formas, y no hay
elección de todos modos. ¡Y todo el resto de ustedes son dualistas! Y si usted
piensa que estoy enojado, eso es sólo su proyección. Aquí no hay nadie que se
enoje". Una receta para la devastación, y la ceguera profunda de la
verdad. Y un conflicto interminable.
De lo que en realidad
estamos hablando aquí ―y lo que siempre he venido señalando― es del verdadero
fin del sufrimiento y el conflicto, no como una posición de duración
determinada, sino como una valiente y radical apertura a la vida.
No como un refugio (como mi amigo Scott Kiloby dice) en un nuevo punto de
reposo mental "no-dual", sino un nuevo descubrimiento del misterio.
Esto tiene que ver con descubrir nuestra total inseparabilidad de la vida,
conocernos a nosotros mismos como la inmensidad en la que cada pensamiento, sensación,
sentimiento y sonido es un bienvenido amigo. No estamos hablando acerca de la
creencia de que no hay yo ni elección, no estamos hablando de las nuevas
conclusiones, sino de llegar a reconocer esta libertad y reposo a cada momento,
sin importar lo que está sucediendo en nuestras vidas.
Esto
no es una religión, sino un reconocimiento en tiempo real. Un nuevo y curioso
mirar a nuestra experiencia, sin conclusiones, sin historia, sin memoria,
incluso la memoria de la no-dualidad.
Con
los años, empecé a cambiar mi forma de comunicarme. Si en los primeros días,
hacía hincapié en el océano en mis charlas y escritos, empecé a hacer hincapié
cada vez más en las olas que surgen en ese océano, y en acoger sin miedo esas
olas, y no rechazarlas. Es este acogimiento, este abrazo, este SÍ a la
vida, lo que de verdad nos libera y proporciona un profundo descanso interior.
Sí, el descubrimiento de la ausencia del yo separado ―el océano ilimitado― es
una visión profunda. Algunos incluso lo llaman un "evento" o una
"visión final". Pero el despertar no se detiene ahí. No puede. La
vida no es de duración determinada. De hecho, el descubrimiento del "no
yo" es sólo el comienzo. Como siempre he estado diciendo, la ausencia de
"yo" no es realmente una ausencia en absoluto. Es una extraordinaria ausencia, llena de vida. ¡Es un océano
salvaje, lleno de olas! La ausencia de un yo separado es el abrazo total
de la experiencia presente. El vacío es forma. El vacío es desbordante. Es
abundante en el momento.
Hablo
en estos días no acerca de la no-dualidad (aunque mi enseñanza está todavía
basada en esa profunda verdad no-dual ), sino de la invitación de la
vida. Es un movimiento que se aleja de los dogmas, y va hacia lo que está
realmente vivo.
La vida es una invitación
constante a reconocerse como el vasto océano de consciencia en el que cada ola
individual ―cada pensamiento, sensación, sentimiento, sonido― es profundamente
bienvenida, acogida. Lo que eres puede ser un océano de
conciencia no-dual, pero como tal océano, acoges ―de antemano― cada ola sin
condiciones. Este no es un logro, sino tu propia naturaleza, la forma como
estás realmente construido. Despertar no es un logro; es un recuerdo en
tiempo real de cómo estás "construido".
Podemos
creer que nos despertamos ayer. Podemos creer que no tenemos yo, o que somos
expertos en la consciencia, o que somos el perfecto discípulo de nuestro
maestro perfecto y todos los demás son ignorantes. Pero la vida siempre nos
está invitando a abandonar todas las conclusiones acerca de nosotros mismos y
ver de nuevo.
La
vida susurra suavemente, siempre, "¿Hasta qué profundidad podemos
encontrarnos?" Lo que me interesa en estos días no es el
"evento" o la historia del despertar, sino cómo ese reconocimiento de
lo que realmente somos se mueve en nuestras vidas. Sí, puede que no tengas un
yo, y sí, puedes reconocer que no hay otros. Pero eso son sólo palabras, en
estos momentos. Dime, ¿cómo se mueve ese
conocimiento en tus relaciones íntimas con tu pareja, tu madre, tu padre, a tus
seres queridos, tus amigos y conocidos en facebook y en el lugar de trabajo?
Cuando alguien está en desacuerdo con lo que dices, ¿te lanzas a defender una
posición conceptual, una imagen de ti mismo, o eres capaz de permanecer
radicalmente abierto, profundamente escuchando desde un lugar de
no-resistencia? ¿O te sientes herido, y te apresuras a hacer daño a alguien?
¿Te sientes atacado, y te apresuras a defenderte, olvidando que lo que eres
nunca es una imagen, y no necesita defenderse? ¿Te acuerdas de que lo que eres
es la inmensidad del océano, profundamente siempre en reposo, profundamente
siempre permitiendo que surjan pensamientos y sentimientos? ¿O caes de nuevo en
algún cliché espiritual, escupiendo palabras como "no hay ningún yo"
o "la elección es una ilusión", secretamente sufriendo e hirviendo de
dolor e ira, pero reacio a tener una nueva mirada de eso? ¿Has llegado a conclusiones,
o estás dispuesto a dejar todas las conclusiones y mirar de nuevo? ¿Estás
dispuesto a abandonar todas las historias acerca de ti mismo, incluyendo la
historia de que estás despierto, y acoger este momento como un amigo muy
querido y abrazarlo, en lugar de un enemigo que hay que rechazar?
¿Eres
capaz de atender a quienes están delante de ti, y por un momento, no tratar de
corregirlos, o sanarlos, o recitarles clichés no-duales, o tratar de ganar
alguna discusión, que acredite tu identidad? ¿Hasta qué profundidad podemos
encontrarnos?
¿Es posible que te bajes
de tu posición elevada de "yo no soy nadie ", abandones tu castillo
de "Yo soy la consciencia pura", dejes de protegerte a ti mismo con
la identidad personal de "yo no soy una persona", y redescubrir tú
profunda humanidad?
Oh,
sí, no hay duda ― esto es un llamado a la humildad total.
Y
así, mis amigos, esto es lo que yo diría. La
no-dualidad en sí misma no proporciona verdadero descanso y paz. No te
conformes con menos de lo que mereces. Sí, la no-dualidad es una hermosa
visión y filosofía, pero no una forma de vivir. Más allá de todas nuestras
nociones de no-dualidad, más allá de todas nuestras historias, esta verdadera
paz viene a través de una disposición en tiempo real de acoger radicalmente
nuestra experiencia. El conocimiento no-dual entonces no se estanca y se
convierten en dogma, sino que se mueve profunda y libremente en nuestras vidas,
extinguiendo el sufrimiento en sus múltiples formas, trayendo la luz de la
profunda aceptación a cada pequeño hueco sutil de sufrimiento. Estamos
despiertos, y seguimos despertando, sin contradicción. Ambas cosas son ciertas.
Somos a la vez el océano, y todas las innumerables olas que surgen y
se disuelven, sin contradicción. La no-dualidad no niega el asombroso juego de
la dualidad. Y esta constante acogida de la experiencia presente no es algo que
"hacemos" ― es lo que somos. Simplemente lo que hacemos es recordar quienes
somos realmente, en tiempo real, no importa lo que esté sucediendo. No
mentalmente, sino experiencialmente. Ahora. Siempre vuelvo a esta declaración
del ilustre Nisargadatta Maharaj: "La sabiduría dice yo soy nada. El amor
dice yo soy todo. Entre ambos fluye mi vida."
La
claridad no-dual sin amor no vale realmente la pena hablar más de ella.
Y
así, la certeza mental y todos esos conceptos no-duales de segunda mano se
funden en este amor y aceptación y compasión más allá de las palabras, y todo
lo que queda es una invitación, constantemente renovándose en el horno de la
intimidad...Acércate, acércate...
Jeff
Foster
©
2013 Life without a Centre